La edición 2024 del Festival Llum BCN, celebrada del 2 al 4 de febrero, ha vuelto a tener a Yamaha como patrocinadora principal y también como gran protagonista a través de su instalación ‘Electric Routes’, una obra ideada y desarrollada por cuatro estudiantes de quinto año de Arquitectura de la Universidat Internacional de Catalunya. Situada frente al DHUB, logró atraer a un elevado número de personas.
La instalación ‘Electric Routes’ fue ideada por la española Gisela Cardona, el serbio Marko Jesic, la búlgara Nona Kadieva y el ecuatoriano Roberth Carrión, es un trabajo que juega con las diferentes del ‘Yamaha Light Meeting Point’ situado en la plaza Santiago Pey con la calle Badajoz.
La obra es un haz de luz led que da la sensación de ser la huella lumínica de una especie de látigo; que, además de simbolizar la conectividad y la movilidad de Yamaha -otorgando una sensación de libertad-, también sirvió para dirigir al público de forma casi subconsciente a la exhibición de Yamaha, que empleó la topografía de la instalación para emplazar sus productos.
Cardona, Jesic, Kadieva y Carrión fueron los ganadores del concurso de ideas celebrado a finales del año pasado, en el que hasta 73 alumnos de la escuelas universitarias de diseño acudieron a un workshop realizado por 17 escuelas de diseño de la ciudad condal, en lo que sin duda volvió a ser una firme apuesta de la marca japonesa por el joven talento creativo de la ciudad, confiando al talento de jóvenes estudiantes la opción de diseñar una estructura lumínica real, apostando por la ciudad de Barcelona y los valores que representa.
Allí, los estudiantes participantes tenían que trabajar con el scooter Neos y la bicicleta eléctrica Booster, dos de los modelos eléctricos de Yamaha; en un concurso de ideas que ganaron los alumnos de la UIC, que a cambio recibieron su primer encargo profesional: diseñar el Yamaha Light Meeting Point 2024.
Una instalación lumínica de product placement que se convirtió en una de las grandes atracciones del Festival Llum BCN, que con Maria Güell como directora artística y Juliette Bibasse como curadora internacional, convirtió durante tres días al barrio del Poblenou y a los alrededores de la plaza de las Glórias en el epicentro de la actividad cultural de la capital barcelonesa.