Este simpático taiwanés es la primera vez que pasa por nuestras manos y, lo tenemos que reconocer, nos ha dejado boquiabiertos. Además de ser una «monería», pequeñito, compacto, tremendamente manejable y con un diseño desenfadado, ha obtenido buenos resultados en varias pruebas de nuestro Master.
Como ya te puedes imaginar es un modelo eminentemente ciudadano, creado para batirse cada día entre los coches de la ciudad, los huecos más estrechos y los quiebros más pronunciados. Precisamente por ello ha sido el ganador en nuestra prueba de eslalon, tanto corto como largo, y sólo ha sido superado por el Piaggio Zip 100 al medir su radio de giro. Curiosamente donde ha obtenido resultados contradictorios ha sido en las pruebas de detención, en la frenada inexperta (sólo freno trasero) los resultados no han sido nada buenos (21,5 metros) mientras que sin embargo en la frenada convencional ha sido uno de los mejores de todo el Master, por lo que hay que alabar su disco delantero. También es de destacar la buena respuesta de su motor, muy impulsivo, y con un variador agresivo que permite unas aceleraciones perfectas para el ámbito urbano.
La mala noticia llega con su velocidad máxima, 85,8 km/h, el segundo más lento por detrás del Piaggio Zip, y es que su motor de 100 cc no da para mucho más, aunque si no necesitamos salir de la ciudad ofrece unas prestaciones más que suficientes. Además de su peculiar faro y su diseño atrevido el Mio aún esconde otra sorpresa: cada vez que damos el contacto el cuadro de instrumentos se ilumina en un color diferente.
| LO MEJOR
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-Diseño alegre y desenfadado
-Manejabilidad absoluta |
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LO PEOR
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-Protección aerodinámica
-Velocidad punta
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