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Yamaha X-Max 400

Con una imagen impactante y un comportamiento muy equilibrado, el nuevo scooter medio de Yamaha viene cargado de buenas intenciones. En ciudad, en carretera, con uno o con dos ocupantes, el X-Max 400 cumplirá sobradamente todas tus expectativas.

Óscar Pena. Fotos: Yamaha

3 minutos

Yamaha X-Max 400

La llegada de la nueva X-Max 400 supone un interesante revulsivo en el segmento de los scooter deportivos medios animados por un motor de un solo cilindro. Y es que aporta una frescura y un carácter que sinceramente se agradece. Más aún si eres ferviente seguidor de la marca de los diapasones, ya que por debajo de la todopoderosa, y cara, T-Max 500, teníamos que rebajar nuestras expectativas a la «pequeña» X-Max 250. Un scooter compacto, dinámico y potente para su cilindrada, de corte sin duda ciudadano, y considerablemente alejado de las cualidades y poderío del superventas de la marca.

Así pues, y tomando la base motriz del «turístico» Yamaha Majesty 400, que despliega otro concepto, el nuevo X-Max se sitúa en ese punto medio que los «Yamahistas» estaban deseando. Válido en ciudad, confortable en carretera, muy efectivo en conducción alegre, y con un aspecto que recuerda a los modelos más deportivos de la marca. Un acierto de scooter sin duda, que sin llegar a romper los moldes establecidos del segmento, aporta frescura y muy buenas maneras gracias a su sofisticación, alta calidad de terminación, al punto de alcanzar a los vehículos con denominación «premium», un chasis ligero y compacto, y un motor que despliega una elevada potencia y gran aceleración.

La capital de la Lombardía italiana, la cosmopolita ciudad de Milán, fue el escenario perfecto para tomar contacto con el nuevo Yamaha X-Max 400. Primero, en una amena y excitante excursión a lo largo y ancho de una ciudad semi-caótica en cuanto al tráfico, además de las numerosas calles adoquinadas que conforman su silueta. Y después, en un largo trayecto hasta el lago Como y sus alrededores, en la frontera con Suiza y lindante a los Alpes, un ambiente ideal por sus carreteras perfectas para explorar las cualidades dinámicas del scooter.

En el primero de los ambientes, el X-Max 400 se comportó de manera excepcional. Según tomas sus mandos «choca» relativamente el tacto de su motor al ralentí, al vibrar ligeramente, muy al estilo del resto de la saga X-Max, ya sea en sus versiones de 125 cc o de 250 cc. Sin embargo, no afecta en absoluto al confort, y según comienzas a rodar estas desaparecen por completo. Su salida es fulgurante, y la sensación de potencia e inmediatez de respuesta al puño del gas perfecta. Más aún, con celeridad alcanza cifras respetables de velocidad, y para él se declaran 150 km/h de velocidad máxima. Cifra quizá conservadora, teniendo en cuenta que alcanza los 170 km/h de marcador en el preciso momento que el motor empieza a cortar encendido.

Muy compacta en sus medidas absolutas, es ancha en su parte trasera, especialmente debido a su gran enorme silencioso. Algo que contrariamente a lo que puedas pensar no afecta a la hora de moverte con soltura entre el tráfico. Especialmente porque siempre está bien asistido por su motor muy progresivo a bajas y medias revoluciones.

Por su parte, el anchísimo asiento tiene sus pros y sus contras. Por un lado deja sitio para guardar dos cascos integrales en el hueco sito bajo él, ¡algo genial!; y por otro, proporciona, junto con el acertado mullido escogido para fabricarlo, un gran confort. Además el pequeño respaldo del conductor ayuda a reposar la espalda, y junto con la efectiva pantalla delantera (5 cm más alta que la del X-Max 250) y afilado y aerodinámicamente protector frontal (con inéditos deflectores de aire a la altura de las manos), le convierten en un scooter no solo aparente, sino también muy práctico. Sin duda, un escalón más allá dentro de la familia X-Max que entra en una nueva generación.

El espacio para los pies es correcto, y la ergonomía particular. El cuerpo queda realmente erguido, permitiéndote observar con facilidad lo que acontece varios vehículos por delante, y haciéndote mantener el tronco recto, para beneficio de tus lumbares. El «inconveniente» del conjunto viene dado por la anchura de su asiento, especialmente en su parte delantera. Esto obliga a dejar las piernas muy abiertas al detenerse, y si no eres alto, puedes llegar con cierta dificultad al suelo.

Más de 100.000 unidades vendidas de la familia X-Max en sus diversas cilindradas son un anticipo del éxito del futuro X-Max 400. Compacto, dinámico, de aspecto agresivo pero sin renunciar a un ápice de elegancia y confort, esta disponible en la red de concesionarios de la marca a un atractivo precio de 5.799 €. La versión equipada con ABS llegara para comienzos del verano.

Yamaha ha desarrollado una extensa gama de accesorios para el X-Max 400, que abarcan desde los que pretenden aumentar sus cualidades ruteras, a los que, por el contrario, quieren acentuar su toque sport. Para estos últimos encontramos, por ejemplo, un parabrisas corto y ahumado de corte muy deportivo, reposapiés de aluminio, escape Akrapovic, un atractivo portamatrículas o un respaldo para el pasajero de líneas atractivas y sugerentes. Para los primeros, los que buscan su lado más práctico, Yamaha ofrece un «topcase» de 50 litros, un parabrisas alto, un soporte impermeable para el «smartphone», o protecciones para las piernas, perfectas para desplazamientos más largos o para usuarios que buscan una mayor comodidad y capacidad.

Prueba del Yamaha X-Max 400 en ScooterLife.