En 2011 dejó de llegar a Europa la Suzuki DR-Z 400 por las restricciones de emisiones que vive el continente, pero se siguió vendiendo en Estados Unidos, donde continuó teniendo mucha aceptación. Y es que este modelo fue un icono de lo que debería ser una moto de campo de la época: una trail ligera o enduro grande, monocilíndrica y de potencia media, con gran recorrido de suspensiones y muy fiable.
La moda predominante actual son las grandes motos trail de en torno a 100 CV y más de 200 kg, algo que cualquiera que haya hecho algo de campo en moto se da cuenta de que no tiene demasiado sentido si quieres buscar diversión y seguridad fuera del asfalto. En 2025 parece que marcas y usuarios se están dando cuenta de esto y están surgiendo nuevos modelos más lógicos para un uso polivalente en campo, de menos peso y cilindrada, como las nuevas DR-Z4S, cuya ficha técnica tienes en este enlace y DR-Z4SM, cuya ficha técnica tienes en este enlace, que reviven el concepto de moto trail y supermotard de los años 90 y 2000, haciéndolo además con toda la tecnología actual.
Tecnología moderna
El motor monocilíndrico de 4 tiempos y 398 cc cumple ahora con la normativa Euro5+, rindiendo 38 CV a 8.000 rpm, manteniendo únicamente el diámetro de cilindro con respecto al modelo original. Cárteres nuevos, culata totalmente nueva con válvulas de titanio en la admisión y de acero huecas con sodio en el escape, nuevo diseño del pistón, doble bujía, nuevo sistema de admisión con inyección electrónica con acelerador ride by wire que permite tener modos de motor y controles de tracción, embrague asistido antirrebote… Cuando llegamos a la presentación internacional teníamos la idea de que los cambios habían sido pocos, pero nada más lejos de la realidad, porque tanto motor como chasis y suspensiones son totalmente nuevos.
En lo que a parte ciclo se refiere cuenta ahora con nuevo chasis perimetral de doble viga de acero, con el depósito de gasolina situado dentro de este, albergando 8,7 litros de capacidad. Cuenta con subchasis de aluminio atornillado, como no podía ser de otra manera en una moto de campo que se precie, y suspensiones KYB tanto en la horquilla, con 280 mm de recorrido, como en amortiguador con bieletas, con 277 mm rango de movimiento en la rueda trasera, rangos de trabajo más cercanos a una moto de enduro que a una moto trail. En el apartado de frenos monta material Nissin, con una nueva bomba de freno trasero con el depósito integrado que se percibe a simple vista como un detalle de alta calidad.
Con electrónica
El gran salto lo marca la electrónica, disponiendo ahora de 3 modos de conducción, en los que la potencia final es la misma, pero la forma de entrega cambia a lo largo del recorrido de las revoluciones, pudiendo pasar de un modo suave a un modo más racing, teniendo además un modo intermedio de potencia más lineal. Igualmente, dispone de tres niveles de control de tracción con más o menos activación, con un modo G pensado para campo y la posibilidad de desconectarlo por completo. Respecto al ABS podemos llevarlo activado, desconectar el trasero o desconectar las dos ruedas, pudiendo cambiar de uno a otro de forma rápida desde un botón situado en el panel de instrumentación LCD.
Una de las razones por las que muchos pensábamos que era la misma moto que la de los 2000 es por el diseño, que es muy fiel al original, pero, si nos fijamos, todas las líneas han sido afiladas y renovadas, algo que también nos parece un acierto, ya que visualmente es una moto de enduro moderno, pero manteniendo el carácter el modelo original. Cuenta con iluminación full LED en faro, luz trasera e intermitentes, y aunque pudiera parecer que la luz frontal es pequeña, la iluminación es muy buena con un amplio haz de luz como nos demostraron en la presentación.
Eficiencia clásica
El trabajo hecho por Suzuki nos parece muy acertado en todos los sentidos, ya que han sabido conservar el estilo original del modelo cumpliendo con toda la normativa actual, mejorando además el rendimiento en todos los aspectos. En parado nada más verla se percibe como una moto de enduro grande, siempre de enduro, no de trail, estando lejos de las voluminosas motos trail, siendo también más pequeña que sus competidoras más directas actualmente, que serían la KTM 690, HSQV 701 y GASGAS 700.
Al subirnos y comenzar a rodar, esta sensación de gran tamaño desaparece, quedando únicamente de diferencia con una moto de enduro tradicional la anchura de los aletines del radiador y de los plásticos traseros, siendo un poco más ancha, con un asiento un poco más ancho también. La altura del asiento es de 920mm, por lo que los que midáis a partir de 1,70 no deberíais tener demasiados problemas.
Suavidad
El motor nada más arrancar se percibe muy suave sin apenas vibraciones, el tacto de acelerador es de acelerador por cable, porque el motor del acelerador electrónico lo han puesto en el cuerpo de la inyección, siendo un clave de acero tradicional el que se acciona en el puño. En bajos tenemos una entrega muy suave y dosificable, continuando muy lineal a partir de este punto, con una estirada de motor también muy óptima.
Las sensaciones son de un motor muy bien concebido, teniendo únicamente como punto de mejora en el subrégimen de motor, en la que si tuviéramos 100 rpm más de uso por la parte baja, sería muy útil tener ese empuje en secciones complejas de campo. Esto también se debe al doble catalizador en el escape y a todas las restricciones que lleva para cumplir con la normativa, por lo que, cambiando el escape, estamos seguros que el rendimiento mejoraría un porcentaje muy alto en todo el rango de revoluciones solo con eso, dejando un motor apto para participar en cualquier carrera amateur de rally.
Ratonera
Los trazados que pusieron a nuestra disposición para probarla eran como una crono de enduro muy revirada, no siendo el uso para el que está pensado este modelo, pero sorprendentemente se comportó muy bien, respondiendo motor y cambio como cualquier moto de enduro por rendimiento y desarrollo, a pesar de contar con 5 marchas y no 6 como viene siendo habitual. El desarrollo de serie permite rodar cómodo en este tipo de recorridos y mantener una velocidad de 110 km/h con el motor en un régimen no forzado. Si queremos hacer pistas y caminos y recorrer más distancias con poner un diente más en el piñón de ataque nos quedaría un desarrollo ideal y no notaríamos la falta de una marcha más.
En los modos de motor, el más suave entrega la potencia inicial de forma bastante más dócil, sintiéndose más “perezosa” en la estirada, dejando un modo ideal para barro o terreno deslizante. El modo medio se percibe más lineal quitando carácter al motor, que sería el más idónea para niveles iniciales. Por nuestra parte nos gustaría que los modos se notasen un poco más entre uno y otro, haciendo más evidentes los diferentes niveles, pero nos parece muy acertada la configuración.
Diferente carácter
Respecto a los controles de tracción están bien escalonados en lo que a intrusión se refiere, siendo los dos primeros aptos solo para su uso en asfalto. El modo G funciona bien gestionando las aceleraciones dejando cierto deslizamiento, siendo muy útil para los niveles iniciales en campo, pero como siempre, en cuanto tengamos nivel en campo lo mejor será siempre llevarlo desactivado y sentir nosotros la tracción que necesitamos.
Un punto a destacar es que, tanto los modos de conducción como el control de tracción se ajusta de forma muy fácil rápida e intuitiva desde la piña izquierda, viendo claramente en el panel LCD, toda la información pudiendo pasar de uno a otro mientras circulamos.
¿Enduro GT o Trail ligero?
Siendo una moto concebida para pistas y caminos fue muy sorprendente su comportamiento en las cronos ratoneras marcadas en el antiguo centro de pruebas de Opel en Frankfurt. Tanto chasis como suspensiones mostraron un comportamiento muy equilibrado siendo capaz de entrar en roderas y realizar correcciones de forma muy ágil.
No pudimos probarla en pistas y caminos rápidos pero la sensación de estabilidad en los tramos de enlaces fue también muy buena. La posición de conducción es totalmente endurera, muy bien concebida en colocación de piernas y brazos, teniendo un asiento un poco más anchó únicamente como diferencia.
Buen equipamiento
Las suspensiones KYB son totalmente regulables en compresión, extensión y precarga, y con el tarado de serie tuvieron muy bien comportamiento en las secciones de enduro con raíces y roderas. Tanto la velocidad de trabajo como capacidad de absorción nos transmitieron total confianza en todas las secciones. Los 151 kg declarados una vez que comenzamos rodar se sienten muy cerca de una moto de enduro y lejos de una moto trail, algo que desde nuestro punto de vista es lo ideal para poder disfrutar del campo.
Los frenos Nissin, tanto en tacto y potencia, fueron también muy buenos, con un diseño de la bomba de freno trasero que nos gustó mucho. El modo de ABS que desconecta solo el trasero permite frenar muy fuerte con el delantero, notando solo su activación en secciones de baches rápidos, por lo que será una buena opción para niveles de iniciación en campo en pistas y caminos.
Conjunto equilibrado
La combinación de motor y parte ciclo dan un conjunto muy equilibrado y polivalente, siendo las únicos detalles a mejorar la capacidad de depósito algo reducida, ya que no sabemos qué autonomía tenemos con los 9 litros de combustible, un subrégimen que se podría mejorar, percibiéndose limitado por las restricciones en el motor por los catalizadores, y un asiento ligeramente ancho. Nada que no se pueda perfeccionar en la industria auxiliar personalizándola a nuestro gusto creando un conjunto muy eficiente y fiable.
Respecto a su precio, 9.699 €, si lo comparamos con los precios de las motos similares de enduro o motocross de las grandes marcas, no es un precio elevado teniendo en cuenta además los componentes que monta. Nos puede parecer elevado si lo comparamos con las nuevas marcas asiáticas más cercanas al trail que al enduro. Desde nuestro punto de vista, un precio algo menor en esta nueva era que se avecina de motos trail más ligeras, podría convertirla en una superventas en el segmento como lo fue el modelo original de los años 2000.
Supermotard
Igual que en los años 2000 cuenta también con una versión supermotard, con la única diferencia de montar llantas de 17 pulgadas, un recorrido de suspensiones reducido (260 mm en el tren delantero y 277 mm en el trasero) y un disco de freno delantero más grande (310 mm). El ABS es también desconectable, pero en esta versión solo en el freno trasero.
Siempre digo que el supermotard es un gran desconocido para la gran mayoría de los usuarios de motos, pero son las motos de asfalto más divertidas que existen. Su agilidad y capacidad de corrección en curva hacen que podamos disfrutar como niños en carreteras reviradas de montaña o en circuitos de karting, pudiendo manejarla a nuestro antojo en cualquier situación. Esto sirve para los que quieran disfrutar de conducción deportiva, pero también para los que quieran ir seguros por carretera teniendo la mayor seguridad activa posible en moto, ya que ese manejabilidad y capacidad de corrección la podemos usar para dominar el tráfico o todo lo que podamos encontrarnos de improviso en una curva.
Más dura
Esta DR-Z4SM tiene todas esas sensaciones ya que, como decíamos, el conjunto motor-parte ciclo es muy completo y equilibrado. El mayor diámetro de freno se nota ciertamente, pudiendo frenar con mucha más potencia. Las suspensiones se mostraron firmes y cómodas trabajando en conjunto con un chasis firme y manejable, además como las suspensiones son regulables podemos ajustarlas con mucho margen de actuación acorde a nuestro peso y ritmo. El motor sí que se nota algo limitado en potencia, en campo la potencia no es importante, ya que con 35 CV en una moto de enduro de 100 kg tenemos las mayores dosis de diversión del mundo del motor.
Es cierto que en asfalto en carretera abierta echamos en falta 10 o 15 caballos más para disfrutar en todo tipo de vías. Con la potencia disponible disfrutamos mucho en carreteras de montaña cerradas, pero según cambiamos a curvas más amplias a velocidades más altas notamos que con un poco más de potencia la diversión aumentaría con creces, pero también el riesgo, por lo que en el rango de potencia que tenemos podemos disfrutar de diversión en curvas cerradas y llevar velocidades mantenidas de 110k m/h con el motor desahogado.
Sensaciones
Todo aquel que le gusten las motos y se lo pueda permitir económicamente holgadamente, debería tener una supermotard en el garaje para el uso en el día a día para ir seguro y cómodos en ciudad, y para los fines de semana salir a hacer curvas o ir circuitos de karting. Esa es mi sentencia final.
Suzuki ha realizado 25 años de evolución de un solo plumazo en su DRZ 400, haciendo una renovación total sin perder la eficiencia, polivalencia y usabilidad en campo del modelo original actualizado a los nuevos tiempos incluyendo la además la nueva tecnología disponible, conservando además el estilo inconfundible y la esencia de un modelo mítico del mundo de la moto de campo.