La macro concentración invernal despierta pasiones de todo tipo: desde los incondicionales que no fallan cada enero hasta aquellos que se niegan en rotundo.
Hay incondicionales que repiten cada año y coleccionan los adhesivos, los pins, las insignias y los Buffs. Hablan maravillas de la concentración y los moteros. Hacen amigos de todas partes del mundo, se emocionan la noche de las antorchas y se sacuden el frío al calor de una hoguera y con un vaso de caldo pingüinero en la mano. También disfrutan de las aventuras e historias de los más viajeros y participan en todas las actividades y servicios que la organización ha preparado para ellos.
Sin embargo, hay otra gran parte del colectivo motorista que no ve la concentración con los mismos ojos. Muchos piensan que para ir a Pingüinos hay que estar medio loco: cruzarse media España con temporal de frío, lloviendo e incluso nevando, para acabar durmiendo en tienda de campaña y bebiendo como cosacos para pasar la tiritona en pleno invierno. Aglomeraciones, ruido, bajas temperaturas... Hay quien opina que a Pingüinos se va a sufrir y prefiere quedarse en casa.
¿Y vosotros? ¿Habéis ido alguna vez a Pingüinos? ¿Qué opinión tenéis de esta concentración?
Queremos conocer vuestra opinión en la encuesta de la semana.