Son muy pocas las concentraciones que llegan a alcanzar esa cifra, unas veces por desgaste, otras por desaparición del club organizador y otras por mala gestión. Pero el caso de “La Leyenda” es singular, porque de hecho la concentración en sí, no cumple 40 años, quienes cumplen esos años organizando reuniones invernales, son el equipo humano que forma el Moto Club La Leyenda Continúa, que ha pesar de los avatares de la vida, con escisiones, traiciones y dimisiones, han tenido el coraje y la voluntad de seguir organizando una de las más auténticas reuniones motociclistas invernales del mundo. Al fin y al cabo, un hogar no lo forman cuatro paredes, si no quienes lo habitan.
Eso sí, los que no cumplen ya los cuarenta, son la mayoría de los asistentes. Esta modalidad de motociclismo está envejeciendo peligrosamente, y no se le atisban cambios a corto plazo. Hay que pensar en fórmulas que atraigan a pilotos de nuevas generaciones, o nos veremos condenados a desaparecer por jubilación.
La acampada
El centro neurálgico de una invernal no es la carpa social, ni la zona de actividades, ni siquiera los más que concurridos bares, no. Donde reside el espíritu y el alma de esta concentración es en el pinar en el que acampan en torno a las hogueras, los miles de motoristas llegados de toda Europa, emulando a esos viejos e itinerantes circos zíngaros que recorrían los caminos del viejo continente.
Si te acercas a cualquiera de esas hogueras, nunca te faltará un trago de vino o algo de comer ofrecido por alguno de los acampados. Entre el humo de las hogueras, la bruma y el frío de la noche, siempre hay algo que brilla por encima de todo: el calor de la amistad.
No por mil veces repetido, deja de ser verdad. Es muy difícil encontrar un colectivo tan solidario entre sí, como el de los motociclistas. Ojalá nos uniéramos igual para combatir los desmanes que las administraciones cometen contra nosotros. Pero esa es una puerta que no voy a abrir hoy aquí.
Los moto clubs, peñas moteras, o simples grupos de amigos dan color a la acampada con sus banderas y pancartas, no por afán de notoriedad, sino para que los colegas puedan localizarlos fácilmente en el campamento.
La Carpa Social
Lugar de obligada visita, pues en ella se encuentra la sala de conferencias, en la que se suceden las presentaciones de libros y proyectos de prestigiosos moto-viajeros.
También es el lugar en el que se realiza la rueda de prensa al galardonado con el premio “Leyenda de Oro”, que este año ha recaído en Carmelo Ezpeleta, CEO de Dorna, la empresa que gestiona el Mundial de Motociclismo desde hace 32 años. Personaje a veces controvertido, pero innegablemente fundamental en el crecimiento y la difusión a nivel mundial de nuestro deporte. Sin Dorna, el motociclismo de competición jamás habría alcanzado las cotas de popularidad de las que goza actualmente, y en especial el español. Un merecidísimo reconocimiento a toda una vida dedicada al motociclismo.
Este año, presentaron sus proyectos Motorbeach Viajes, con Paulino Rodríguez al frente, que además de organizar el Motorbeach Festival, una de las reuniones más locas y divertidas del panorama actual, lleva ya un tiempo organizando viajes para grupos por lugares fuera de los circuitos turísticos habituales, como pueden ser Nicaragua o México.
También tuvimos la oportunidad de participar en una mesa redonda protagonizada por Mariano Parellada (presidente del Moto Club La Leyenda Continúa), Quique Arenas (director de la revista Moto Viajeros), Gema de los Reyes (Viajando con mi cámara), y moderada por Gustavo Cuervo, en la que el tema a tratar, cómo no podría ser de otro modo, fue el mototurismo.
Para no alargarnos, adjuntaremos el programa oficial en el que aparecen todos los conferenciantes y ponentes del fin de semana, con la excepción de uno al que se le debería dedicar un artículo en exclusiva, y que sin duda cualquier día de estos escribiré, y ese no es otro que don Antonio Veciana.
Este veterano caballero, realizó una de las proezas motociclistas más importantes de la historia. Nada más y nada menos que dar la vuelta al mundo en 79 días, saliendo de Albacete, a lomos de una Vespa 150 cc de nombre Dulcinea y decorada por Salvador Dalí (actualmente está en el Museo Piaggio y ostenta el récord de ser la moto más cara del mundo), junto a su prematuramente fallecido amigo, Santiago Guillén. Esta epopeya la realizaron en el año 1962. Imaginad todas las dificultades técnicas y burocráticas que debieron sortear para lograr tamaña proeza y que al final consiguieron finalizar con éxito. Esta aventura quedó plasmada en el libro “En 79 días, Vuelta al Mundo en Vespa. Operación Elcano”, libro que se ha vuelto a reeditar por cumplirse el 60 aniversario del viaje y cuyos beneficios han sido donados íntegramente por Antonio Veciana a la ONG Manos Unidas, y que os recomiendo encarecidamente que adquiráis, no solo por el valor literario y humanista del libro, sino porque contribuiréis en una acción directa de ayuda humanitaria en rincones de el mundo donde es especialmente necesaria.
En este enlace www.manosunidas.org/albacete, albacete@manosunidas.org, o al teléfono 967212315 o 628194612, donde Juana Perete, coordinadora de esta edición y encantadora señora también presente en el acto, podrá ayudaros en la adquisición del libro. Tan solo con realizar un donativo de 25€ (gastos de envío incluidos), indicando “Vuelta al mundo en Vespa” a los números de C/C que a continuación os indico, y recibiréis vuestro ejemplar en pocos días: Unicaja: ES25 2105 4000 88 3400001301. Globalcaja: ES09 3190 0090 79 0009745423.
Los agraciados con los premios “Leyenda de Honor” de este año son especialmente emotivos y merecidos en mi opinión.
José María Arenillas “Josón” del MC Pistón de Santander, en Categoría Nacional, por su incansable labor organizando concentraciones desde 1979 a nuestros días. Especialmente las dedicadas a las motocicletas clásicas.
Moto Club Madonnina dei Centauri Internacional, en la Categoría Internacional. Decanos en la organización de concentraciones de motos en Europa y siendo el moto club custodio de la patrona oficial de los motociclistas, La Madonnina dei Centauri. (Virgen de los Centauros).
Las Hoces del Río Duratón
La Leyenda es una concentración que hace partícipes no solo a Cantalejo, pueblo que la acoge, sino a los pueblos adyacentes como Turégano o Sacramenia, en los que se organizan actividades y exhibiciones. Concretamente en Turégano, la noche del viernes se realiza un homenaje a los motoristas del mundo desde su esplendido castillo, con un espectáculo de luz y sonido realmente emocionante.
En Sacramenia, nuestro querido amigo Emilio Zamora, uno de los mejores "stuntman" del mundo, realizó la primera de las dos actuaciones del día. No sé cómo puede este chico inventarse cada año acrobacias nuevas con las que sorprendernos, pero sin duda lo consigue.
En Cantalejo, la noche del sábado se realiza el tradicional homenaje a los compañeros caídos. Un desfile de motos portando antorchas encendidas recorre el pueblo, entre el respetuoso silencio de participantes y espectadores. Una serpiente de fuego que sin duda verán desde el cielo de los motociclistas, nuestros amigos ausentes, pero siempre presentes en nuestra memoria y corazones. Este año, especialmente dedicado a Tino, miembro del club La Leyenda y fallecido pocos días después de la finalización de la edición del año pasado. La mía se la dediqué a Luis Fernández “Luis el Largo”, pionero de la ruta y del motociclismo patrio.
La Fiesta
Es que no van a ser todo homenajes, charlas y cosas serias. Habrá que echarse unos bailes y unas risas con los colegas, ¿no? Pues a eso nos aplicamos las noches del viernes y el sábado, al ritmo de la música de los grupos que actuaron en esta edición. El viernes Bluedays y Básico, pero entre ambas actuaciones se realizó la también tradicional ceremonia de las campanadas que dan inicio al “Año Motero”, con Alicia Sornosa y Quique Arenas de Maestros de Ceremonia. La Noche del sábado fueron las bandas ZZ Show y Rock con Ñ, los responsables de hacernos bailar un Rock&Roll toda la noche hasta que salga el sol.
La bondad del clima, la favorable situación sanitaria y la necesidad de olvidarnos un poco de los problemas cotidianos han hecho que este año, acudieran muchos pilotos y bastantes visitantes. No sé la cifra exacta ni me interesa, había mucha gente eso sí. Pero es que, además, vale más un kilo de trufa que veinte de patatas. Mil gracias a todos miembros del Moto Club La Leyenda Continúa, por su esfuerzo, dedicación y paciencia. Pero sobre todo por su amor por el Motociclismo y la Moto.