Desde su nacimiento la 250 SXF ha vivido con la vitola de buena montura deportiva, sobre todo por las reacciones enérgicas de su propulsor. El bloque austriaco es de serie, edición tras edición, el que más caballaje rinde con sus 37/38 CV -récord de su clase, con buena diferencia frente al resto-. En las pistas donde hacen falta caballos, la KTM se desmarca de sus rivales.
En la versión 2007/2008 se acusaba cierta falta de estirada, algo que en 2009 se corrigió, reaccionando el motor más eficazmente a muchas vueltas. También en las primeras ediciones se notaba cierto desfallecimiento en la transición entre medio y alto régimen, corregido en años posteriores.
El diseño de la parte ciclo tienes sus «pros» y «contras». Su bastidor, el único de acero de las 250 punteras, resulta rígido y estable, y además, el basculante hace que la SXF sea larga entre ejes. Pero monta una dirección más «cerrada» de lo habitual, tratando de ganar agilidad en curvas y aunque lo consigue, con las japonesas hay que hacer menos esfuerzo. Además, la SXF tiene el nerviosismo del tren delantero típico de la marca, que exige adaptación. Además, la manejabilidad –gracias a un peso contenido de los 97 kg., vacía– también ha sido buen argumento de venta.
La suspensión se muestra eficaz, sobre todo la horquilla, habiendo ganado desde 2009 mayor confort, respondiendo menos seca. El PDS trasero siempre ha sido tema de controversia entre los que lo aplauden y los que lo odian, sobre todo en términos de progresividad. Tal ha sido la fuerza de la opinión popular que, aún ganando Mundiales con este sistema, desde 2011 KTM lo ha reemplazado en su gama actual por las bieletas.
La carrocería, del 2007 al 2010, con el depósito grande y algo ancho en la parte trasera, afectaba a la posición de conducción y a la comodidad del piloto. No hay que olvidar detalles como las posibilidades de reglaje que ofrece de serie la KTM, tanto en cuanto al manillar (bridas regulables) como incluso en las geometrías de la dirección (tija con «off set» variable de 18/20 mm).
Fiable
Ésta es una moto muy sólida, sin puntos críticos, aunque, a partir de cierto momento, exige buen mantenimiento. El motor 250 es fiable, debiendo, como en todas las 4T, estar atentos a las válvulas y la distribución. Usando un buen aceite -10W50 o similar-, y cambiándolo regularmente, se aumenta la fiabilidad.
Los equipos de competición sustituían el pistón cada 6 a 9 horas de uso, pero un amateur puede aguantarlo hasta las 30 horas -la biela soporta hasta 100/150 horas-. La campana de embrague se marcaba rápidamente –en mayor medida según uso y nivel de pilotaje- lo que se soluciona montando una Hinson.
El punto débil de este motor son los piñones de tercera y cuarta del primario, y de tercera en el secundario, que acusaban falta de robustez, dándose casos de rotura. En el PDS hay que engrasar las rótulas con cierta frecuencia y en la horquilla los retenes se suelen dañar con relativa facilidad, perdiendo por ello aceite hidráulico.
Aunque sus precios de venta han sido siempre más altos que los de las japonesas, cierto es que las KTM SXF vienen equipadas con los mejores componentes, incluyendo incluso elementos como los cubremanetas. Usadas tenéis 250 SXF por menos de 3.000 euros (la 2007) hasta los 4.200 de la 2010. No olvidéis las series especiales que se han vendido (Rattray, Musquin, Roczen…) mejor equipadas y algo más caras.
EVO
7.656 €
2008
Motor completo
- Posición de conducción
7.690 €
2009
Estirada del motor
- Chasis exigente
7.790 €
2010
Propulsor poderoso
- Suspensión trasera
7.936 €
2011
Manejabilidad
- Estirada pobre
MUNDIALISTA. En la prueba del modelo 2010 contamos con la ayuda de Joan Cros, entonces Campeón de España Supercross SX2. «La KTM tiene un moto muy potente arriba, dosificable y con buena tracción. El chasis trabaja bien en alta velocidad fallando algo al abordar giros muy cerrados. El sistema PDS no termino de acostumbrarme, en la salida de los saltos tendía a levantarse bastante de atrás».
FUE MI MOTO
Heriberto Cruz
Destaca por su excelente motor y la capacidad de la parte ciclo para rodar muy deprisa. La suspensión hay que endurecerla para conseguir unas reacciones más agresivas