La temporada 2018 de Chaz Davies se puede analizar con dos lupas distintas que nos darán una conclusión diametralmente opuesta. Una de ellas nos dirá que, a diferencia de las anteriores, no ha sido capaz de cuestionar el dominio de Jonathan Rea ni por un momento. Esa es la lupa de la negatividad, evidentemente.
La otra, algo más positiva, nos contará que en su peor temporada desde que comenzó a ganar carreras con la Panigale, ha vuelto a ser subcampeón del mundo de Superbike en un contexto donde hay un tipo muy superior al resto. O sea, que ha vuelto a ser el mejor del resto, que no es poco… o sí, eso ya depende.
El caso es que los duelos Rea-Davies que amenizaron las temporadas de la categoría reina de las motos de serie han brillado por su ausencia en este 2018, y para el galés ha tenido que ser un jarro de agua fría el drástico cambio que supone pasar de tratar de arrebatar el trono a los verdes a defender ante el azul de Michael van der Mark el estatus de segunda marca de Ducati.
Por eso, lo mejor que puede hacer Davies con este año es olvidarlo pronto. Aparcar en algún lugar de su memoria los años que ha pasado con la 1199 Panigale R y empezar su andadura en la V4 R como si se tratara de una hoja en blanco: tiene ante sí años de experiencia que ahora puede aplicar en un proyecto ilusionante con el que soñar con todo.
Seguramente, nadie necesitaba ese cambio más que el propio Davies. Él fue quien llevó a la última Panigale bicilíndrica a la victoria, siendo durante todos estos años la gran esperanza de la firma italiana para destronar al binomio Rea-Kawasaki. La progresión era óptima y alcanzó la velocidad necesaria, pero faltaba la regularidad que a su rival le sobra.
En este 2018, de alguna forma Davies comenzó derrotado. La versión más desdibujada del galés coincidía con la sublimación de ese piloto con el que no hace tanto peleaba y al que ahora sólo podía contemplar en la distancia. Dos pírricas victorias tras las once de 2016 y las siete de 2017 hacen que ni el tercer subcampeonato en cuatro años sea consuelo.
Son demasiados años a la sombra del rey, hasta el punto de tener perdida la batalla moral. Mientras Rea apenas falla y no se baja del podio ni con agua hirviendo, Davies ha combinado carreras memorables con actuaciones discretas y caídas fruto de la frustración o la precipitación. Y en este 2018 cada vez ha habido menos de las primeras y más de las segundas.
Otro año más en ese contexto hubiese sido, seguramente, más de lo mismo: luchar para ser el mejor del resto y esperar el milagro que hiciese fallar a Rea. Para 2019 tiene ante sí un triple reto apasionante: salir de la sombra para llevar a la victoria a la nueva V4 R, conservar el estatus de número uno frente a Álvaro Bautista y, en última instancia, destronar a Rea y lograr su segundo título mundial tras el de Supersport en 2011.