Opinión

Miguel Oliveira: La gloria como asíntota

Píldoras 2018, capítulo 12: Miguel Oliveira, subcampeón del mundo de Moto2.

Nacho González

2 minutos

Miguel Oliveira (Fotos: Gold & Goose)

Miguel Oliveira empezaba a relamerse. Se había ido de vacaciones al acecho del liderato y a la vuelta se aupaba al mismo ganando en Brno, donde resolvió un fenomenal mano a mano con Luca Marini. Era su segunda victoria del curso y se ponía con dos puntos de renta sobre su gran rival, Pecco Bagnaia, tercero en la carrera checa.

Pecco había ganado más, él había fallado menos. Habían pasado diez carreras y la igualdad era total. De haberse tratado de una partida de ajedrez, la firma de las tablas hubiese sido la única salida. Por suerte o por desgracia no era ajedrez, era motociclismo. Un deporte donde el empate no se concibe ni cuando dos pilotos cruzan la línea de meta en la misma milésima.

Tocaba, pues, ganar. El pasado de Oliveira le otorgaba un punto de favoritismo, ya que el portugués se había erigido en especialista en finales de temporada. En Moto3 ya se había despedido con tres victorias consecutivas en Australia, Malasia y Valencia; un hat-trick que repitió dos años después en Moto2, acabando de un plumazo con la tiranía Kalex y regalando a KTM sus tres primeros triunfos en la categoría.

La posibilidad de que el luso cerrase el curso con 75 puntos pendulaba sobre las cabezas de los dos. Así se explica el final de carrera en Austria, donde se midieron en un duelo increíble en el que parecía estar en juego mucho más que una victoria. No sólo lo parecía: lo que había en juego era muchísimo más que una victoria.

Miguel Oliveira: La gloria como asíntota

Ganó Bagnaia o, dicho de otra forma, perdió Oliveira. Perdió la carrera, el liderato y la batalla moral. Era el quinto triunfo del año para el italiano, que ahí inició una racha mágica con cuatro victorias y un segundo puesto en cinco carreras. Miguel se aferró como pudo a la general, pero el goteo de puntos perdidos se iba tornando en hemorragia.

Cuando llegó su tríptico Aus-Mal-Val, la desventaja ya era casi insalvable. 37 puntos con 75 en juego. Tenía que repetir la proeza de 2015 y 2017 y esperar que su rival fallase como no lo había hecho en todo el año. Bagnaia falló, pero Oliveira no cumplió su parte. Desdibujado, el undécimo puesto en Phillip Island le dejaba colgando de un hilo que sólo sostenían las frías matemáticas.

Malasia consumó su derrota, y la victoria en Valencia apenas sirvió para despedirse de la categoría en lo alto del podio, como ya hiciera en el Mundial de Moto3 y en el CEV de 125GP. En los tres casos, el triunfo parcial apenas sirvió para mitigar la amargura del subcampeonato, ya una constante en la carrera de Miguel.

Maverick Viñales por dos puntos, Danny Kent por seis y ahora Pecco Bagnaia por nueve. En total, 17 puntos que marcan la diferencia entre tener dos títulos mundiales más uno nacional y los tres subcampeonatos que adornan su palmarés. La relación de Miguel Oliveira con la gloria ha estado cerca de ser una tangente, pero al final siempre es la de una asíntota: se aproximan continuamente pero jamás llegan a tocarse.

Miguel Oliveira: La gloria como asíntota