Opinión

La polémica penalización a Cal Crutchlow y una posible solución ante futuras injusticias

La sanción al británico por moverse en la salida ha abierto el debate sobre la magnitud del castigo.

Nacho González

3 minutos

La polémica penalización a Cal Crutchlow y una posible solución ante futuras injusticias

El Mundial de MotoGP 2019 parece haberse abonado a la polémica. Cuando empezaba a disiparse la enorme sombra del pequeño deflector y todas las miradas volvían a posarse sobre el asfalto para centrarse en lo verdaderamente importante, una nueva duda surgió de la penumbra.

Un levísimo movimiento de la Honda RC213V de Cal Crutchlow fue transformado por los sensores en un 'jump start', convertido inmediatamente en un ride through que finiquitaba las aspiraciones del piloto británico, cuyo rendimiento a lo largo del fin de semana apuntaba a un podio que conoce bien, un año después de su última victoria en categoría reina, lograda allí en el río revuelto del pasado año.

Cargado de razones en vista a su ritmo tras cumplir la sanción, ni corto ni perezoso elevó a Dirección de Carrera su queja, transformada en una petición a todas luces imposible de satisfacer: quería que le reclasificaran en la segunda posición de carrera, la que a su juicio merecía.

Tan cierto es que podría haber luchado por ella como que ni Valentino Rossi ni Andrea Dovizioso le hubiesen puesto una alfombra roja. Pero él, haciendo gala de su aura de piloto/hombre de otro tiempo, había visto su honra manchada y exigía una satisfacción acorde.

Una satisfacción que no llegó, claro.

Lo que llegó fue el cierre de filas del campeonato, en formato vídeo. MotoGP hizo público el documento visual en el que se ve, a cámara lentísima, al piloto británico en parrilla con el semáforo superpuesto en el mismo código de tiempo. Ahí, y solamente ahí -parafraseando a la emblemática sección del programa 'El día después'- se aprecia 'Lo que el ojo no ve'.

Porque es cierto que se ve el levísimo movimiento de la máquina del LCR Honda. El movimiento que durante las diversas repeticiones aparecidas en televisión durante la carrera era completamente inapreciable, llegando a hacernos pensar que algo había fallado y que el movimiento ni siquiera había existido.

El movimiento existió y, por lo tanto, la sanción estaba motivada.

Cerrado el caso particular, el debate ha de trasladarse a la justicia de lo sucedido.

La pregunta es: ¿es justo que un movimiento tan inapreciable en parrilla derive en una sanción tan contundente como un ride through?

Parece evidente que la respuesta es no; que hay una flagrante desproporcionalidad entre crimen y castigo. Un ride through es una sanción realmente dura, que en el contexto de igualdad de MotoGP te arruina una carrera por completo.

Por Crutchlow ya no se puede hacer nada. Devolverle un puñado de segundos en base a algo sucedido al inicio de carrera sería desvirtuar todavía más lo sucedido en Argentina. El británico ha pagado los platos rotos y los añicos ya no se pueden reconstruir. Lo que se puede hacer es pensar en la seguridad de futuras vajillas.

En la época de la tecnología aplicada a prácticamente todo, sería conveniente buscar una fórmula que redefiniese qué es un ‘jump start’ e incluso que lo divida en tipos. Que no se penalice igual al piloto que se la juega a intuir cuándo se apagará el semáforo obteniendo una ventaja clamorosa (cabe recordar como ejemplo el clamoroso ‘jump start’ de Jorge Lorenzo en Austin 2014) al piloto que realiza un pequeño movimiento cuya ventaja es minúscula o incluso inexistente.

Eso podría dar lugar a la controversia de la arbitrariedad de la decisión, pero no sería necesario. Además que dicha arbitrariedad ya existe: recordemos que Andrea Iannone ya evitó ser sancionado en Mugello 2015, donde se movió de forma clara en la salida pero no recibió castigo al interpretarse que no había sacado ventaja. Un caso similar al de Crutchlow en Argentina pero con un desenlace diametralmente opuesto.

Para evitar dicha arbitrariedad y el agravio comparativo que conlleva, se podría recurrir a la tecnología. De la misma forma que existe un sensor que se chiva del más mínimo movimiento de la rueda delantera, podría implementarse otro sensor que informase con precisión milimétrica del momento exacto en el que la rueda trasera abandona por completo el cajetín de salida.

Con eso se tendrían dos parámetros distintos: cuándo ha empezado a moverse el piloto y cuán buena ha sido su salida (al estilo de las pruebas de velocidad en el atletismo). Y con esos dos parámetros, decidir si se ha obtenido una ventaja real y cómo castigarla.

En este caso, si el primer sensor detecta un movimiento previo al apagado del semáforo, se podrían dividir en dos las sanciones en función de lo que determine el segundo sensor:

a) Si el segundo sensor determina que el piloto que se ha movido antes de tiempo ha sido el que ha realizado la salida más rápida de todos, y que por lo tanto se ha obtenido una ventaja clara a raíz de ese movimiento: RIDE THROUGH.

b) Si el segundo sensor determina que el primer movimiento no ha tenido impacto alguno en el tiempo efectivo de salida, y por lo tanto no se ha obtenido ninguna ventaja con el precoz movimiento: LONG LAP PENALTY.

De esta forma, la obtención clara de una ventaja sí acarrearía una sanción contundente, pero no así un pequeño error sin ventaja evidente, que tendría una sanción mucho más liviana y que no hipoteca por completo la carrera del infractor.

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