Carretera

KTM RC 125. Prueba

La RC 125 es una interesante moto para aquellos que siempre han soñado con las deportivas que incorpora detalles que la convierten en una moto práctica y accesible.

Sergio Romero. Fotos: Juan Sanz

3 minutos

KTM RC 125. Prueba

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La saga RC ha sido una de las apuestas fuertes de KTM para abrirse camino en los países emergentes y para ampliar su oferta en Europa. Está formada por la RC 390, 200 y 125, y es esta última nuestra protagonista. Se trata de una deportiva para los más jóvenes y para los que tengan carné B, 21 años y tres años de experiencia. La estética la comparte con las otras RC y tiene sin duda su punto destacado en el frontal, que aloja una doble óptica en una gran apertura frontal, que se remata con una llamativa y visible tira de LED. Los retrovisores también tienen una línea afilada y unos pequeños intermitentes muy bien integrados, aunque su visión no está tan conseguida como su diseño.

Ligera

Como buena 125 es una moto muy ligera, que con el depósito lleno se queda en solo 154 kg. Pero además de su ligereza tiene una genética muy deportiva, un cóctel de lo más interesante. La mayor parte de ese carácter viene de su rígido chasis multitubular, que ha sido diseñado para motos de mayor cilindrada y potencia. Al poco de tomar contacto con la pequeña deportiva percibes esa mencionada robustez en su bastidor y también lo ágil que es y lo rápido que responde a tus demandas.

En el momento que llegas a una curva sientes como si la RC la quisiese tomar sola, ya que cuando empiezas a inclinar se cae hacia el interior de la curva y necesita una presión mínima en la dirección para terminar de hacerla. Las suspensiones, firmadas como es habitual en la marca por WP, tienen también unas dimensiones generosas y luego en la práctica mantiene siempre el conjunto funcionando perfectamente.

Ofrecen un buen equilibrio entre capacidad de amortiguación y resistencia. A la hora de parar la pequeña RC no hay problema, ya que los frenos hacen un trabajo correcto y destacan por la utilización de ABS, el primero que se utiliza en una moto de esta cilindrada. El sistema evita los bloqueos si te pasas, hay que ser brusco en seco para hacerlo, pero en mojado puedes notar sus pulsos, un poco largos. Este ABS es desconectable y una gran ayuda a la seguridad activa.

Además de su excelente faceta dinámica es una moto muy capaz en la ciudad, donde se realizará mayoritariamente su uso. El asiento está a una distancia media del suelo, pero como la suspensión trasera cede un poco al sentarse y el asiento en sí es estrecho, es fácil llegar al suelo. Su bajo peso también ayuda cuando hay que moverse entre los coches o al moverla en la acera a la hora de aparcar. El radio de giro es suficiente para zigzaguear entre los coches con rapidez y la postura es deportiva, pero sin llegar a ser radical. El asiento tiene un mullido justo, así que no destaca por amortiguar demasiado, pero en los trayectos normales de esta moto es perfecto. Además es muy curioso cómo se extiende y recubre todo el colín, de tal manera que parece monoplaza, pero tiene un fino recubrimiento para que se siente el pasajero. Éste, aunque está en elevada posición propia de una deportiva, tiene a su alcance dos huecos para agarrarse bajo el colín y gomas en los estribos.

Lista para la acción

El compacto monocilíndrico de 125 cc ha rendido algo más de 15 CV en nuestro banco, cumpliendo con la limitación que regula la cilindrada. Así que para sacar su máximo rendimiento hay que subirlo de vueltas y utilizar bastante el cambio, aunque éste funciona con suavidad y buen tacto. Esta zona buena se encuentra por encima de 6.000 rpm, si bien es desde 8.000 rpm hasta 10.500 cuando da lo mejor, antes de que aparezca la visible luz de aviso de sobrerrégimen. La instrumentación, por cierto, es muy completa y ofrece la misma información que una moto de gran cilindrada, como consumo y velocidad media, tiempo de utilización, marcha engranada y nivel de combustible.

Otro detalle muy curioso es que las piñas tienen luces en su interior, de modo que se iluminan sus mandos para identificarlos en la oscuridad. Sus prestaciones son suficientes para la vida normal y si te aplicas puedes llegar a los 130 km/h reales. También destaca por el mínimo consumo, 3,2 litros a los 100 km llevándola casi a tope, y las bajas vibraciones del motor, así que es una moto muy práctica, además de deportiva de carácter.

Conclusión

Se trata de una moto muy atractiva para los jóvenes, ya que permite el acceso a los que se acaban de sacar el carné y los que tienen el de coche y cierta experiencia, pero además tiene toda la esencia de una marca tan deportiva como KTM. La RC 125 es muy divertida, por comportamiento y por diseño, de modo que aunque la cantera ya no disponga de las excitantes motos con motores de 2T, que había en los años 90, vuelve a haber una oferta deportiva. A nivel dinámico es ágil y divertida si te animas, y muy fácil de llevar para los que se estrenan en el mundo de las dos ruedas. A esto hay que sumar su buen funcionamiento y bajo consumo, lo que la sitúa en una excelente posición como utilitaria.