Supongo que si yo fuera el mecánico y me dieran a elegir, lo tendría claro: con útiles y herramienta de calidad se trabaja como Dios manda. El resto no es otra cosa que marear la perdiz. De la misma manera, si me pusieran sobre la mesa las llaves de un scooter y de la GSR, no me lo pensaría dos veces… Por mucho que me siga pareciendo útil el primero, la segunda me motiva, digamos, un poco más. Si eres un motorista que no sólo usa la moto para moverse a diario, sino también para perderse por todo tipo de carreteras los fines de semana o una tarde cualquiera, la GSR te viene como anillo al dedo. Y por supuesto, ¡me identifico contigo!
Mi relación con esta moto viene desde el momento en el que comencé a usarla para los cursillos de conducción del Action Team. Me pareció la herramienta perfecta para trabajar como monitor tanto con grupos medios como de iniciación. Pero no ha sido hasta este instante cuando he tenido la oportunidad de disfrutarla en su ambiente natural. Bueno, ahora que lo pienso, ¿por qué un circuito no ha de serlo también?
Pero en esta ocasión se trata de usarla a diario. Lástima que no haya podido ser con la recién llegada versión equipada con ABS. Ni lo desapacible del invierno meseteño central me ha hecho pensar en otra moto que no sea la GSR. Esta Suzuki es una de las naked medias más divertidas que te puedes agenciar en un concesionario hoy en día. La postura, aunque cargas un poco el peso hacia el manillar, es cómoda sin apreturas. Algo que he podido comprobar callejeando sin problemas relevantes en mi maltrecha espalda. Tampoco las piernas quedan muy fl exionadas, lo que seguramente cambiarías por algo más de altura quemando adrenalina en cualquier puerto de montaña. Roza pronto si no te descuelgas.
Mientras tanto y hasta que no salgamos de la urbe, la GSR te hace disfrutar mientras realizas tus recados de semáforo en semáforo. Tienes potencia más que suficiente a bajo y medio régimen para circular enlazando marchas, lo que implica dos cosas: te desplazas sin estrés al ritmo del tráfico o… incluso más rápido de lo que debes, ya que sin estirar marchas cortas la velocidad a la que acabas rodando será excesiva sin casi darte cuenta. Menos mal que la protección frontal es simplemente nula y resulta relativamente fácil saber que todo pasa muy deprisa con el viento azotando el casco.
Sorprende, al menos a primera vista, comprobar cómo la marca ha preferido abaratar los componentes en detalles como las pinzas de anclaje convencional o las suspensiones con su precarga como único ajuste, pero después de unos días a sus mandos me he dado cuenta de que tampoco lo pide a gritos. Los settings de serie funcionan de una forma muy correcta, no me han resultado especialmente duros o blandos en un uso estándar; tal vez el amortiguador muestra un tacto más bien rígido, sobre todo en baches repentinos donde las reacciones son un poco bruscas.
Y si la suspensión acaba siendo más efectiva de lo que pueda parecerte, lo mismo debes aplicar a los frenos. A baja y media velocidad, que es como te mueves en ciudad, apenas encuentras problemas si las detenciones las realizas con previsión; en frenadas de emergencia puede llegar a faltar mordiente, más aún pensando en tocar la maneta sólo con el dedo índice. Una de mis costumbres; si también la has hecho tuya... dicho queda. En cambio, la comunión entre horquilla y frenos resulta adecuada en estos ambientes, un buen compromiso entre tacto, confort y rendimiento. A ello súmale un detalle importante, y es que la dirección gira mucho, por lo que resulta muy fácil maniobrar en muy poco espacio. Vital en ciudad donde trialeas constantemente. Y por si fuera poco y tras disfrutar de un motor de tacto y rendimiento exquisitos, merece una mención especial el trabajo del cambio. Cien por cien margarina. El embrague acompaña, pero sólo en parte, ya que a pesar de ser comandado por cable no ofrece mucho recorrido. Te acostumbras a poco que trialees.
Todo este equilibrio de fuerzas se mantiene en carretera abierta, donde si no fuera por la ausencia de protección acabaríamos pecando día sí, día también. Mientras no circulesmuy por encima de lo permitido, el cansancio no aparece con el transcurso de los kilómetros, en gran parte por una neutra posición a los mandos. Si he de serte sincero, prefiero la posición de la anterior GSR con motor GSX-R 600, sobre todo cuando no aprieto el ritmo viajando relajado. De hecho, he llegado a usar una bolsa sobredepósito en largos desplazamientos por carretera, eso sí, sin abusar de la doble altura para evitar tocar con el mentón del casco, y al menos consigues parar el aire que te llega al torso. Molestaría menos con la posición de la anterior GSR. En cualqueir caso, una cúpula más o menos alta solucionaría parte de los males sufridos en carretera siempre, eso sí, pensando en exprimir un motor de tres cuartos de litro y cien caballos casi clavados en nuestro banco... ¡Con lo difícil que resulta resistirse!
Pero si en ciudad te diviertes gracias a un motor poderoso y cintura de boxeador, en tramos de montaña echas en falta mayor agilidad, sobre todo en rápidos cambios de dirección donde sólo pensarlo no sirve. Por supuesto, aquí también avivas el ritmo a medida que la diversión crece por momentos, disfrutando de su extremadamente generoso motor y, de nuevo, se echa en falta protección.
Y ya puestos a ser exigentes, que pedir es gratis, no me quiero ni imaginar cómo iría una naked de este pelaje con el motor de la GSX-R 750, sin recortes. ¡Palabras mayores! Por otra parte, en ese caso habría que reforzar elementos de la parte ciclo y el precio se dispararía… Dejémoslo como está, que no es poco ni mucho menos. De hecho, como de verdad te diviertes es paseando al ritmo que te permita adelantarte a los problemas que puedan surgir. Sin necesidad de improvisar en décimas de segundo o escasos metros, el nivel de satisfacción acaba siendo muy elevado. A fin de cuentas, aquí tienes una de las miles de razones que te motivan, que me motivan, a comprar una moto tan polivalente y atractiva como esta, concebida alrededor de uno de los motores más interesantes de su segmento. ¿Cara? Yo que tú me acercaría a un concesionario, la observaría en la exposición y preguntaría condiciones. Vamos, lo que se dice «ir de compras»…