Uno puede ir conduciendo perfectamente su moto, pero eso no quiere decir que sea capaz de pilotarla. Y es que para este segundo caso se necesita algo más de pericia sobre las dos ruedas que simplemente llevarla por la carretera. Lo bueno es que esto se puede aprender gracias a los cursos de pilotaje de moto que ofrecen los verdaderos especialistas.
Una formación para la que no se requiere mucho tiempo de aprendizaje y con la que se podrá mejorar día a día. Lo mejor, además, es que este tipo de clases se pueden adaptar a todas las edades y tipos de conductores ya que no resultan del todo complicadas seguirlas para poner luego en práctica esas habilidades y capacidades aprendidas.
¿Cómo es el curso?
Lo primero que uno verá cuando empieza un curso de pilotaje es el tipo de motos sobre las que aprenderá esas nuevas técnicas. En este caso se trata de modelos pequeños, sobre todo cuando se trata de clases prácticas, tipo pit bike y con cilindradas que no superan los 160 centímetros cúbicos. Fáciles de manejar y con las que se aprenderá a pilotar una moto con total seguridad y comodidad. Estos cursos suelen estar más enfocados a pilotos que aspiren a competir, aunque sea a nivel amateur, aunque también son un buen ejercicio para los usuarios comunes.
Pero uno no puede lanzarse y subirse sobre la moto sin saber antes algunos conceptos teóricos previos que le resultarán de utilidad a la hora de practicar en el circuito cerrado donde se lleve a cabo del curso. Una teoría que sobre todo se refiere a la postura que uno debe adoptar encima de la moto para equilibrar correctamente el peso. Así, para las curvas, es importante aprender a mover el cuerpo a un lado y y a otro según marque la dirección.
Acción
Quizá esta sea la parte más esperada por todos aquellos que se presentan a un curso de pilotaje sobre dos ruedas. Pasar a la acción e ir demostrando poco a poco lo aprendido. Y para ello, siempre en circuito cerrado por cuestiones de seguridad, una de las pruebas más conocidas es la de hacer ochos alrededor de unos conos estratégicamente colocados en el suelo. Al principio puede que resulte un poco complicado, pero todo es cuestión de destreza y de ir cogiendo práctica hasta lograrlo.
Además de esta sesión en zig zag, otra de las pruebas estrella es en la que se realizan derrapes en una pista de dirt track. Eso sí, como explicarán en el curso los verdaderos profesionales, esto no se debe hacer a lo loco ya que hay que ir controlando poco a poco la derrapada para que las ruedas no se vayan por donde quieran.
¿Qué se incluye en el curso?
Con el desembolso correspondiente por el pago de esta formación se incluye el pilotaje de cada alumno (normalmente se organizan grupos por niveles y experiencia de los conductores) repartido en sesiones teóricas dentro del aula y otras más prácticas ya en la pista con el monitor o profesor. Además, con este abono se incluye, en la mayoría de los casos, un seguro obligatorio por si sucede algún percance durante las clases prácticas, así como otros extras relacionados añadidos como pueden ser el diploma correspondiente o un álbum de fotos o videos para que el usuario pueda recordar su curso de pilotaje.