A pesar de su edad, Cecil Sandford todavía se dejaba ver en determinados eventos motociclistas, aunque yo no iba en moto dada su avanzada edad, pero conservaba cierto aire de dandy, con su bastón y su sombrero de ala ancha. La última vez que se le vio por un paddock de MotoGP fue en 2019, cuando acudió a Silverstone y visitó el box del equipo Forward, y no dudó en subirse a la MV Agusta de Moto2. No fue un mero capricho: Sandford fue el piloto que dio su primer título a la mítica marca italiana.
Sandford perteneció a esa joven generación de pilotos que surgió tras la II Guerra Mundial. En el origen del Campeonato del Mundo la competición fue un punto de encuentro entre la generación perdida del motociclismo a la que el horror de la guerra interrumpió su carrera deportiva –Graham, Frith, Pagani, Muller…- y los jóvenes pilotos que no habían debutado en competición antes del conflicto. Sandford perteneció a este grupo.
Como tantos otro, Sandford empezó a correr en las populares carreras de scrambler y grasstrack británicas antes de ser seducido por el embrujo de la velocidad. AJS lo llamó a sus filas en 1950 para correr en el Junior TT, una carrera en la que no pudo terminar, y volvió a reclamarle a final de temporada para sustituir a Dickie Dale, que se había marchado a Norton, en el Ulster y Monza, con buenos resultados, 5º y 6º, respectivamente, pero no tuvo continuidad. Al año siguiente corrió con Velocette un par de carreras en 250 y 350, y sumó su primer podio (2º) en la carrera de 350 en Suiza, pero seguía sin encontrar su sitio en el Mundial.
En el invierno siguiente, Sandford recibió la llamada del conde Agusta. En el inicio del campeonato, MV Agusta había sido la gran alternativa a Mondial en 125 con Carlo Ubbiali, pero cuando este fichó en 1950 por la competencia, MV no volvió a conseguir los resultados de aquella primera campaña, y ni siquiera ofreciendo sus motos a Graham consiguió volver a destacar, porque el expiloto de la RAF no estaba acostumbrado a las pequeñas 125 y se manejaba mejor con motos potentes. Entonces, el joven Sandford, que acababa de cumplir 24 años, fue la respuesta a las súplicas del conde Agusta.
Sandford corrió en 1952 con MV Agusta en 125, y en algunas pruebas de 350 con una Velocette, sin grandes resultados, pero su campaña a lomos de la pequeña moto italiana fue épica: ganó el TT, Assen y Ulster, fue tercero en Solitude y Montjuïc, y se tuvo que retirar en Spa, convirtiéndose en campeón, y nada menos que batiendo a la todopoderosa escuadra Mondial, con Ubbiali a la cabeza. Se mantuvo en MV Agusta hasta 1954, en una etapa complicada porque las nuevas NSU se mostraron intratables con Werner Haas y Rupert Hollaus, así que Sandford cambió de aires, corriendo en las siguientes temporadas en diferentes categorías, de 125 a 350, con diferentes fabricantes, como Moto Guzzi, DKW y Mondial, con buenos resultados.
En 1957 Mondial redobló esfuerzos para plantar cara a MV Agusta y formó un potente equipo en 125 y 250 con tres pilotos: Tarquinio Provini, Cecil Sandford y Sammy Miller (sí, el Sammy Miller de la Bultaco Sherpa). Provini se hizo con el título de 125 y Sandford con el de 250, Mondial se adjudicó el título de fabricante en las dos categorías. Pero en septiembre de ese año, Mondial, junto con Gilera y Moto Guzzi, anunciaba su retirada del campeonato.
Sandford se vio sin muchas alternativas. MV Agusta acaparó el protagonismo en todas las categorías, fichando a Provini para correr en 125 y 250, mientras que en 350 y 500 mantuvo la dupla británica John Surtees-John Hartle. Quizás demasiados pilotos británicos para un fabricante italiano. Sandford no encontró opciones suficientemente competitivas para seguir en el Mundial, así que optó por retirarse de las carreras antes de cumplir los 30 años de edad. Había conseguido dos títulos mundiales, 5 victorias y 21 podios, tras disputar 51 Grandes Premios. Descanse en paz.