Un cuento chino se define como un embuste, una mentira disimulada e ingeniosa, encajada dentro de una historia fantástica o de dudosa veracidad; y hay quienes señalan su origen en las historias contenidas en los relatos de Marco Polo tras su archiconocido viaje a China, cuya veracidad siempre ha sido puesta en tela de juicio por un gran número de historiadores.
Si hace unos cuantos meses, alguien hubiera dicho que un piloto vasco de un equipo irlandés iba a ser campeón mundial de motociclismo de velocidad sobre una moto china, hubiese parecido exactamente eso: un cuento chino. Sobre todo, cuando a finales de enero Kove cambió su política y decidió abandonar la competición pese al gran 2024 que hicieron en Supersport 300.
Julio García les había dado su primer podio y su primera victoria, con Marc García pisando también el cajón varias veces. La buena pinta de la Kove 321RR animó al Team #109 a dejar atrás sus Kawasaki para poner en pista dos motos, que llevarían los también españoles Beñat Fernández y Daniel Mogeda bajo el nombre Team #109 Retro Traffic Kove.
De repente, la nada. El equipo oficial quedó desmantelado, con sus pilotos corriendo suertes muy dispares: Julio encontró acomodo en un equipo potente como el Prodina para llevar una Kawasaki, pero Marc se quedó sin plaza. Por su parte, Mogeda se fue al Italika Racing, también con Kawasaki; mientras que Beñat Fernández ya tenía una alternativa, dado que había sido seleccionado para disputar la MotoGP Rookies Cup.
Sin embargo, resulta que, cuando apareció la lista definitiva de inscritos para SSP300, Kove no había desaparecido del todo. Como si fuese la aldea gala, el #109 quedó como último reducto: habían decidido apostarlo todo por competir con una sola Kove, siendo Beñat el elegido para llevarla. El objetivo era luchar por estar cerca del podio, quizás incluso pescar una victoria.
Pero claro, la temporada arrancó en Portimao y el andoaindarra consiguió la pole y, tras ser cuarto el sábado, se llevó la victoria el domingo. La ilusión se disparó, manteniéndose muy arriba durante todo el año a base de una gran regularidad que fue trufando con unos cuantos podios (con una segunda victoria en Misano) hasta llegar a Jerez como líder.
Allí, y pese a que una maniobra polémica de otro piloto (que ‘casualmente’ resultó ser compañero de equipo de su gran rival) le arruinó la primera carrera, Beñat Fernández demostró una templanza exquisita para un chaval que todavía estaba a un mes de la mayoría de edad, haciéndose con el título de la mejor manera posible: con su tercera victoria de la temporada.
Efectivamente, la única Kove de la parrilla había sometido a todas las Kawasaki, Yamaha y KTM para llevarse el último título de una categoría que, por otra parte, casi nadie echará de menos. Una historia que suena tan fantasiosa e inverosímil como aquellas que relató Marco Polo. La diferencia es que el cuento chino de Beñat Fernández es muy real... y seguirá en Sportbike 2026.
