La percepción que dejó el final de temporada de Manu González es que perdió un título mundial de Moto2 que tenía encarrilado a mitad de temporada por sus propios errores y una sensible pérdida de prestaciones en las últimas carreras, pero seguramente eso sería un análisis demasiado superficial y simplista. Por lo general, la realidad suele ser mucho más compleja.
Que la primera mitad de temporada del madrileño fue netamente superior a la segunda es un hecho absolutamente innegable. Especialmente en las seis primeras carreras, donde fue el amo y señor de la categoría con tres victorias, un segundo puesto y un tercero, además de cinco poles y tres vueltas rápidas. Eso sí, su ventaja en la general era de apenas 16 puntos.
Una ventaja que podría haber sido casi del triple sin la mala decisión con los neumáticos en COTA -donde había sido el más rápido todo el fin de semana y acabó doblado tras poner slicks- y que se vio reducida casi a cero al irse al suelo en Silverstone en un incidente con Barry Baltus cuando remontada a marchas forzadas después de una mala salida.
Un discreto noveno puesto en Aragón terminaba por hacer desaparecer su ventaja, pero reaccionaba con su cuarta victoria de la temporada en Mugello. Ahí nadie podía imaginar que sería la última; pero lo que era totalmente impensable es que acabaría perdiendo el título y, sobre todo, ante quién. Porque, en aquel momento, Diogo Moreira iba tercero en la general a 40 puntos.
La sensación es que Manu tenía controlada la categoría, tanto por su velocidad con la Kalex como por su pasado. Y es que, si por algo se ha caracterizado en su trayectoria deportiva, es por su excelente gestión de los lideratos, ya que los dos títulos que adornan su palmarés fueron conseguidos a base de defender la ventaja adquirida al comienzo.
En 2017, conquistó la European Talent Cup sin pisar el podio en las últimas cinco carreras, donde se limitó a sumar puntos tras haber logrado una victoria y cinco podios en las seis primeras. Dos años después, se convirtió en el campeón mundial más joven de la historia al ganar Supersport 300, logrando sus tres victorias del año en las cuatro primeras carreras.
Todo indicaba que iba a suceder algo similar en este 2025, pero la lluvia de Austin y la caída de Silverstone eran solo el inicio de una sangría de puntos que se tornaría en hemorragia con dos ceros totalmente externos a él: en Austria, una piedra golpeó su radiador y le obligó a abandonar cuando, por ritmo, parecía el gran favorito para hacerse con el título.
El colmo llegó cuando, pese a que su Kalex no parecía ir tan bien como antaño, había logrado una segunda posición de oro en Indonesia... para ser descalificado por un error absurdo de su equipo, que utilizó una versión del software no homologado. Ya hacía tiempo que Manu González parecía vivir en un 'yo contra todos' que, claro, acabó perdiendo.
