Hace un año, Toprak Razgatlioglu se despidió de Yamaha, la marca con la que fue campeón mundial de Superbike en 2021 y subcampeón tanto en 2022 como en 2023, para enrolarse en las filas de BMW; que en aquel momento era la cuarta y penúltima marca de la categoría, al menos si se atiende a la clasificación de constructores del curso.
Las reacciones al respecto oscilaron entre quienes pensaban que había cometido un error garrafal que le haría tirar a la basura dos de los mejores años de su carrera deportiva; y quienes admiraban su valentía señalando que podría llegar a salir bien, hacer podios en 2024 y, en el mejor de los casos, convertirse en aspirante al título el próximo 2025.
En cualquier caso, se veía como una absoluta locura. En su cabeza, era un movimiento lógico: la Yamaha YZF-R1 había llegado a su tope y cada vez le resultaba más imposible luchar contra las Ducati Panigale V4R, que le abrasaban en recta y le obligaban a acometer demasiados riesgos para tratar de recuperarlo en las curvas con sus espectaculares frenadas.
El turco tenía claro que la M 1000 RR le podía brindar la potencia suficiente en rectas para mirar cara a cara a las motos italianas. Aun así, pensar en poder luchar por el título en su primera temporada sobre la máquina bávara se antojaba poco menos que una misión imposible. Lo que sucede es que ese tipo de misiones son las que motivan al bueno de Toprak.
Ya años antes había abandonado Kawasaki -donde estaba llamado a suceder a Jonathan Rea- para irse a Yamaha; una apuesta arriesgada que le salió de perlas. Eso sí, aunque ganó su primera carrera con la R1, tuvo que esperar al segundo año para ser campeón. Por eso, cuando subió al podio en la carrera Superpole de Phillip Island, los aplausos se fundieron con la prudencia.
La estupefacción se hizo patente cuando ganó las dos primeras carreras de Catalunya desde la pole. Toprak iba muy en serio: su candidatura era para este mismo 2024. Claro que lo que tampoco podía esperar nadie es que su victoria en la carrera final de Assen fuese seguida de cuatro tripletes para un total de 13 triunfos consecutivos, algo que no había hecho nadie.
Otro imposible que pasó de improbable a hecho y que solo se detuvo con el espeluznante accidente en Magny-Cours que le dejó fuera toda esa ronda y la siguiente. Cuando volvió su ventaja había desaparecido casi por completo y su rendimiento era una incógnita… que despejó en un abrir y cerrar de ojos con tres segundos puestos en Motorland Aragón.
Con dos victorias en Estoril cogió aire y se proclamó campeón en Jerez, dando a BMW el primer título mundial de su historia. Ahora intentará revalidarlo en 2025 y para 2026 se baraja una posible marcha a MotoGP, donde nunca ha sido campeón un piloto procedente de Superbike. Dicho de otra forma: para Toprak, sería volver a ponerse ante lo imposible.