El refranero español, fuente inagotable de conocimiento, dice que camarón que se duerme se lo lleva la corriente. Aunque el uso del verbo dormir puede evocar a la pereza, la esencia del dicho reside en cómo las personas son las que sufren las consecuencias de sus propios actos. En cómo se pueden perder oportunidades por no estar atento en el momento adecuado.
Seguramente Toprak Razgatlioglu nunca haya oído ese refrán y quizá ni tan siquiera sepa qué son los camarones, pero comenzó la temporada 2022 entre dos aguas. La del presente, donde tenía que defender el número 1 que portaba en su Yamaha YZF-R1; y la del futuro, donde no cesaban los cantos de sirena de MotoGP, avivados por el mal rendimiento de Franco Morbidelli.
El caso es que se pasó la friolera de diez carreras como acompañante de lujo en el podio, que piso en ocho ocasiones sin subir a lo más alto. Para entonces, Álvaro Bautista y Jonathan Rea se repartían las victorias a partes iguales y parecían encaminar la temporada a una segunda parte de 2019, dejando al de Yamaha en un segundo plano.
El despertar no llegó hasta la undécima: en la carrera Superpole en Misano por fin llevó el número 1 a la meta antes que nadie. Fue el aviso de lo que pasaría un mes después en la siguiente cita, en su trazado fetiche: Donington Park. Allí firmó un impresionante triplete, quitándose una pequeña espina que se le había quedado de su memorable 2021.
Ese fin de semana en el trazado británico fue la mejor forma de mandar directamente al olvido su discreto inicio de curso, sirviendo al mismo tiempo de punto de inflexión para su temporada; ya que la segunda mitad de la misma se acabaría tornando en una sucesión de vibrantes duelos entre él y Bautista, siendo Rea el que entraba en una terrible sequía de victorias.
Con el modo remontada activado, Razgatlioglu saldó las citas de Most y Magny-Cours logrando las dos victorias dominicales para intentar meter presión a un Bautista que se mostraba mucho más firme que en 2019 (apenas cometió un fallo en todo el año) y que volvió a destaparse con un gran triplete en Catalunya que alejaba al turco de revalidar el cetro mundial.
Recuperó la senda de la victoria con un doblete en Portimao y añadió otra más en la carrera Superpole de San Juan Villicum, pero para entonces ya era demasiado tarde. Tan tarde que su triplete en Mandalika quedó totalmente eclipsado por la proclamación de Bautista como campeón mundial; viéndose obligado a entregar el cetro desde lo más alto del cajón.
Los números dicen que la temporada de Razgatlioglu ha sido incluso mejor que la anterior: una victoria más (14) y los mismos podios (29) en una carrera menos (36). Sin embargo, aquellos meses de primavera en los que se dejó llevar por la corriente le impidieron luchar por su segundo título mundial. Seguro que empieza 2023 empieza muy bien despierto desde la primera carrera.