
En un lugar donde la masa arbórea ocupa la práctica totalidad de las amplias campas verdes abarrotadas de cerdos, nada malo puede surgir... Excepto la maliciosa incursión del hombre. Por fortuna, gracias a la unión de fuerzas podemos disfrutar del Ibérico en todo su esplendor. La Sierra Norte de Sevilla nos lo pone en bandeja.