Cuando alguien es un genio precoz de las carreras se le suele augurar un palmarés solo a la altura de los grandes ídolos del motociclismo. Y eso es lo que ocurrió con el estadounidense Freddie Spencer, ya que llegó al campeonato como una auténtica revolución. Entró echando la puerta abajo y demostrando un gran premio tras otro que había nacido para triunfar sobre la moto.
Y así fue hasta que logró la temporada perfecta, consiguiendo algo casi sobrehumano para cómo eran las motos en los años 80: ganar los mundiales de 250 cc y de 500 cc el mismo año, 1985.
1985, el año de Freddie
Si en 1984 un tal Freddy Krueger había sido una pesadilla para los habitantes de la popular Elm Street, en 1985 otro Freddie (aunque se escribiera de un modo diferente) fue la gran pesadilla de todos sus rivales, ya que consiguió la temporada increíble, esa con la que todos los profesionales sueñan y que le elevó al Olimpo, a pesar de que después le pasara factura y las lesiones continuas provocaran que no volviera a ganar y una prematura retirada.
Sin embargo, en 1985 Fast Freddie llegaba después de haber conseguido su primer título de 500 cc dos años antes con solo 21 años, convirtiéndose en el más joven de la historia en lograrlo. Todas las miradas estaban puestas en él ya que Honda había confiado en sus manos para afrontar los mundiales del cuarto y del medio litro.
Dominio en ambas cilindradas
Spencer tenía una tarea titánica por delante, ya que las 500 cc de la época no eran sencillas de conducir y exigían un gran esfuerzo. Si a eso se le unía el hecho de que el gran rival de la máxima categoría era el que a la postre se convertiríe en tetracampeón, Eddie Lawson y su Yamaha, el reto era cuanto menos mayúsculo.
Sin embargo, Spencer dio lo mejor de sí mismo y logró llevar la Honda a lo más alto del podio en 7 de los 12 grandes premios que se disputaron. Y aunque Lawson fue consistente y se llevó otros tres, no fue suficiente. Spencer no tuvo ni que participar en la última prueba. Ya había logrado su objetivo y era el momento de descansar.
Pero es que en 250 cc la trayectoria fue similar. el norteamericano se hizo con 7 de los primeros 9 grandes premios del año, lo que le servía prácticamente para proclamarse campeón. Y solo el empuje final de Anton Mang sirvió al alemán para acercarse en la clasificación final y quedarse a tres puntos del campeón, a quien no le hizo falta participar en las dos últimas carreras.
Un final abrupto
Cuando acabó 1985, Fast Freddie estaba en boca de todos ya que había logrado algo que nunca se había conseguido. Aquel podría ser el inicio de un reinado que durara muchas más temporadas, pero no fue así. Spencer comenzó a tener problemas físicos que le hicieron apartarse paulatinamente del pilotaje. “Creo que hubiera sido el mejor momento para dejarlo. Ya empezaba a tener problemas con mi muñeca derecha y, de la misma forma que tuve la intuición que tenía que estar con Honda, tuve también la intuición de que ese era el momento de dejarlo”, declaró años después a Motociclismo cuando le preguntamos por si esa maravillosa temporada debió ser la última.