‘Ordem e Progresso’ (Orden y Progreso) es el lema nacional de la República Federativa do Brasil; siendo uno de los poquísimos lemas de un país que incluso aparece en la bandera del mismo. Fue adoptado a finales del siglo XIX, proveniente de la popular frase del positivista francés Auguste Comte: “El amor como principio y el orden como base; el progreso como meta”.
Orden y progreso también podrían ser dos de las principales características de la carrera deportiva del joven brasileño Diogo Moreira, que en este 2025 ha conseguido en Moto2 el primer título mundial de motociclismo de velocidad en la historia de su país y que en 2026 debutará en MotoGP, devolviendo al gigante sudamericano a la categoría reina casi dos décadas después.
Diogo Moreira siempre tuvo claro el orden de sus prioridades: quería triunfar en MotoGP. Y solamente así se explica su insistencia por progresar en el motociclismo de velocidad cuando todo el mundo sabe que tiene un don innato para modalidades como el flat track o el supermotard, en cuya categoría reina (S1GP) hizo un wild card en 2022... y se llevó la victoria.
Fue el mismo año en el que debutó en el Mundial de Moto3 con un interesante octavo puesto final, terminando por delante de otros rookies como Dani Holgado o Iván Ortolá, que venían de ser campeón y subcampeón en un Mundial Junior de Moto3 en el que Moreira apenas había podido terminar undécimo, el mismo puesto que había obtenido en la temporada anterior.
Por eso, cuando en su segundo año mundialista en Moto3 repitió la octava posición de su año de debut, era goloso creer que el brasileño se había equivocado apostando por la velocidad. Sin embargo, había algo que hacía pensar que no, como su histórica victoria desde la pole en el Gran Premio de Indonesia de 2023. Y eso debieron sospechar en el Italtrans.
El equipo italiano apostó por él y le hizo saltar a Moto2, donde apenas rascó dos puntos en sus seis primeras carreras. Pero pronto llegó el chispazo con el cuarto puesto en Alemania, preludio de un final de temporada en el que enlazó cinco top 10 con dos quintos puestos y el colofón del podio en Barcelona. Acabó 13º en la general.
Su progreso era más que notable y estaba dispuesto a revertir el teórico orden de Moto2, que comenzó con un mano a mano español entre Manu González y Arón Canet que el madrileño tenía bastante dominado. O eso creía, porque Moreira -que tardó siete carreras en subir al podio- pasó de una progresión más bien aritmética a una más parecida a la geométrica.
La victoria en Assen inició una apoteósica remontada que cimentó en una gran regularidad (puntuó en las diez últimas carreras) y, sobre todo, en un arreón final entre Misano y Portimao con dos victorias, dos terceros, un cuarto y un quinto puesto para virar el orden de Moto2 y llevarse el título. En 2026 su meta será seguir progresando, ya en MotoGP.
