No han pasado tantos años desde que los numerosos éxitos del motociclismo español estaban prácticamente monopolizados por los pilotos catalanes, valencianos y baleares, más allá de algunos casos concretos que salían del resto de la geografía peninsular. Eso ya se acabó. Sobre todo, porque ese dominio ha ido bajando por el mediterráneo y expandiéndose a Murcia y, finalmente, a Andalucía.
Brno 2011 supuso el primer podio andaluz en el Mundial, de la mano del gaditano Alberto Moncayo. Ocho años tuvieron que pasar para la primera victoria andaluza, a cargo del conileño Marcos Ramírez en Catalunya 2019. Algo más de seis años después, Andalucía por fin puede decir que tiene su primer título mundial de motociclismo de velocidad, gracias a José Antonio Rueda.
“Por los pueblos y la humanidad”, se suele cantar de forma popular en lo que es una variante del himno andaluz y Rueda lo ha escenificado a la perfección, llevando la bandera verde y blanca por toda la humanidad motera habiendo salido de Los Chapatales, una pedanía de apenas 300 habitantes perteneciente al municipio de Los Palacios y Villafranca, en la provincia de Sevilla.
Dice el refrán que las cosas de palacio van despacio, y el de Los Palacios lo ha hecho suyo, madurando a su propio ritmo. Quizás sin la explosividad de otros talentos recientes como Pedro Acosta o David Alonso, el palaciego ha ido recorriendo el camino a su propia velocidad, consolidando bien cada paso que iba dando y sin precipitarse al ir saltando de categoría.
Como si fuesen las columnas de Hércules, Rueda utiliza sus dos primeras temporadas en una categoría para sentar las bases y conquistar el título a la tercera, tal y como hizo en el Mundial de JuniorGP: duodécimo en su año de rookie, ‘solo’ mejoró cuatro puestos para ser octavo en el siguiente curso y, en el tercero, campeón con gran autoridad.
Más de lo mismo sucedió en su salto al Mundial de Moto3, donde llegó también con el título de la MotoGP Rookies Cup bajo el brazo (ese conseguido en su primer y único año) y firmó una más que positiva primera temporada: noveno y con un podio. Eso sí, superado por otros dos debutantes: el ya mencionado David Alonso y su ‘viejo’ rival Collin Veijer.
Ambos dieron un espectacular salto en su segundo año, en el que Rueda apenas ganó dos plazas al terminar séptimo. Eso sí, con una victoria y cuatro podios. Pero claro, la progresión parecía lenta. No sabían que estaba poniendo las dos columnas que habrían de sostener un 2025 absolutamente apoteósico con 10 victorias y 14 podios en las 19 carreras que disputó.
En su día, Blas Infante, el padre de la patria andaluza, la definió como un león dormido, apelando a su grandeza al mismo tiempo que a la necesidad de despertar todo su potencial. En el motociclismo, es José Antonio Rueda el que ha terminado de despertar al león andaluz, y el título mundial de Moto3 es solo el primer rugido de muchos.
