“Quiero un trocito del cielo / y quiero conseguirlo hoy por si mañana me muero”, dice Faenna en su canción ‘Un trocito del cielo’, publicada cuando apenas contaba con 21 añitos. Una frase en apariencia muy sencilla que, sin embargo, sintetiza perfectamente una ambición superlativa, propia de una ganadora. Una cualidad que, sin ninguna duda, comparte la toledana María Herrera.
Desde que se convirtió en la primera y única mujer en ganar una carrera del CEV en Jerez 2013, se pasó una década haciendo historia para el motociclismo femenino a base de crearse sus propios huecos entre hombres. Y siempre, siempre, siempre, lo hizo siendo fiel a su propio instinto, superando trabas de toda índole y sorteando todo tipo de comentarios.
Así, después de ganar también una carrera del FIM CEV 2014, dio el salto al Mundial de Moto3. Pese a que no consiguió los resultados que deseaba -lastrada por no tener nunca material de primera-, también hizo historia al puntuar en ocho carreras distintas, igualando el récord histórico de la japonesa Tomoko Igata. Lamentablemente, se quedó sin sitio en los grandes premios.
Con esa puerta cerrada se puso a abrir ventanas para que corriese el aire. Y, en su caso, eso se tradujo en seguir haciendo historia allá por donde pasaba: se convirtió en la única mujer en hacer podios en el RFME CEV Superstock 600 y en el ESBK Supersport; y también en la mujer con más puntos, carreras puntuando y mejor resultado en el Mundial de Supersport.
Entre tanto, batió el récord absoluto de carreras seguidas puntuando en el Mundial de MotoE y también probó suerte en el Mundial de Supersport 300, donde no le fue mal. Sin embargo, el éxito de Ana Carrasco llegó a ensombrecer los suyos, cuando ella siempre había sentido que era más rápida que la murciana. Y, de repente, surgió el Mundial WCR.
Sorprendentemente, el nombre de María Herrera no apareció en la lista de inscritas. Toda su atención estaba en domar esa bestia llamada Ducati V21L, y seguramente no quería dividir esfuerzos tras fichar por el Klint Forward tras cuatro años en el Aspar. Hasta que, el 3 de junio de 2024, saltó la sorpresa: se había apuntado a última hora con el propio Klint.
Sin dejar de lado MotoE -donde volvería a hacer historia al firmar el mejor puesto de una piloto dentro de los grandes premios acabando cuarta en Le Mans 2025-, no podía dejar pasar la oportunidad de ser parte de la historia. Y rápidamente lo fue, al llevarse tanto la primera pole como la primera victoria en la historia del mundial femenino de velocidad.
El título se le escapó en la última carrera ante Carrasco, pero en este 2025 no ha perdonado ante Beatriz Neila para proclamarse campeona del mundo. Y así, después de pasar más de una década derribando puertas para todas las que están por venir (y que ya están viniendo), María Herrera ya tiene su propio y merecidísimo trocito de cielo en el motociclismo.
