El Mundial de MotoGP entra en estado de hibernación los meses de diciembre y enero. Pero esto no quiere decir que la rueda deje de girar este tiempo. En las fábricas se trabaja a destajo para desarrollar los prototipos que verán la luz por primera vez del 5 al 7 de febrero en el Shakedown de Sepang; y sobre todo en el primer test oficial de MotoGP del 10 al 12 de febrero en el circuito malasio.
Tampoco los pilotos están de vacaciones durante todo este periodo. Todo lo contrario, la pretemporada para todos ellos ya ha empezado a nivel físico y parte de esta preparación también se hace encima de la moto. Así hemos visto a muchos pilotos a través de sus redes sociales combinar entrenamientos de cardio y musculación con actividad en la pista, ya sea con moto de off road o en circuito de velocidad.
Es el caso de Marc Márquez, que esta semana se ha trasladado al circuito de MotorLand Aragón junto con su hermano Álex para completar un test privado sobre sendas Honda CBR600RR. La de Álex, lógicamente, con el carenado negro y sin referencias a la marca nipona, ya que desde el 1 de enero de 2023 es piloto Ducati en el Gresini Racing.
Con un sugerente “De vuelta al asfalto”, Marc Márquez estrenaba el año sobre el circuito aragonés después de poder disfrutar de un parón invernal sin sobresaltos. Y es que por primera vez en un lustro, no tendrá que guardar reposo por culpa de una lesión: en 2018 y 2019 aprovechó el parón invernal para operarse los hombros, y a partir de 2020 arrancó su trienio maldito para sanar su maltrecho húmero derecho.
Como nos contaba en su última comparecencia pública en 2022, a día de hoy mantiene revisiones periódicas en su brazo y todavía realiza tratamientos específicos de rehabilitación, pero la lesión en sí parece más que superada, y afronta la temporada 2023 con la “obligación de luchar por el Mundial”.