Italjet sigue siendo actualmente una firma de la familia Tartarini, y en sus seis décadas de vida no ha dejado de sorprender con modelos que se han salido de lo habitual, desde el Pack de principios de los 70, una minimoto plegable, mostrada de manera permanente en la colección del MOMA, hasta toda la serie de scooter Dragster dotada de un sistema de suspensión delantera alternativo propio.
Ahora, concentrados en el sector del scooter, su última realización podría ser catalogada como una locura por muchos, porque no hay más que ver el nuevo Dragster 700 Twin para tacharlo de insólito.
No es que los modelos con motores de dos cilindros lo sean, Yamaha y su TMAX son toda una institución, y aunque la mayoría acotan la potencia a las necesidades del carnet A2, tenemos modelos más potentes. Incluso en su momento Aprilia y Gilera lanzaron sus SRV 850 y GP 800 respectivamente con más de 70 CV.
Sin embargo, un modelo con la planta de este Dragster, que ni siquiera tiene una plataforma en la que apoyar los pies, y que se maneja como una moto y adolece que cualquier automatismo más allá del embrague Rekluse que combina el funcionamiento normal con el de uno centrífugo, va más allá de todo lo visto hasta ahora.
Sin igual
El motor del Dragster 700 es un bicilíndrico de casi 700 cc, como mínimo inspirado en el original de las Kawasaki de media cilindrada, y que equipan también diversos modelos de origen chino de los grupos QJMotor o CFMoto. No plantea más diferencias respecto a los originales más allá del aumento de cotas para superar los 649 cc originales, pero se mantiene un nivel de potencia similar.
Está colocado en el chasis bastante atrás, con la misma transmisión secundaria por cadena, y sujeto en un entramado tubular de acero que forma una estructura en la que se ha bajado la altura de la zona media, en la que se encuentra el depósito de combustible de plástico.
Hay muchas similitudes en su construcción con las motos convencionales, como también ocurre con la Honda Forza 750, como el basculante trasero convencional, que es de aluminio y tiene refuerzos, o el empleo de una horquilla invertida en el tren delantero, que abandona el tradicional sistema ISS con un brazo oscilante, que emplean los modelos de menor cilindrada. La suspensión trasera tiene un amortiguador que se ha desplazado al lateral izquierdo para acortar la moto.
Otro aspecto que distingue a este Dragster, y que sin duda es uno de los que marcan su identidad diferenciadora, es que abandona la habitual forma de conducción de un scooter, en el que la transmisión automática es uno de sus pilares.
Aquí el cambio se acciona manualmente con una palanca de pie, al igual que el freno trasero, dejando la maneta izquierda para el trabajo con el embrague, cuya tapa es transparente para dar un mayor toque de deportividad.
Tampoco hay una plataforma para apoyar los pies, que lo hacen sobre dos estribos, que están en una posición algo más retrasada de la habitual, pero que siguen dejando los pies por delante de las rodillas. Esta posición se conjunta con un manillar plano y ancho y un sillín corto con tope trasero como en una moto deportiva.
Si en un scooter la simplificación de su manejo es uno de sus puntos fuertes, en el Dragster lo es su asimilación a una moto convencional. En cualquier caso, una vez sobre el asiento, la sensación es parecida a la de un scooter, no tienes depósito delante de ti, está en una posición más baja, con un tapón de tipo aeronáutico como en las motos deportivas, y ves la pipa de dirección y el estrecho entramado del chasis.
Los mandos son similares a los de otras motos de origen chino, y el cuadro digital es en color, con una pantalla dinámica de inicio y varias opciones. Arrancas, embragas, metes primera, y te preparas para lo que pueda llegar.
No es tan fiero
Probar un scooter, o algo que se asemeja a él, en un circuito de las características de Imola es toda una experiencia. Se trata de una pista realmente rápida, con bastante desnivel y repleta de “variantes” para reducir la velocidad de los vehículos rápidos.
El Dragster 700 Twin anuncia una velocidad de 190 km/h, que necesitará más espacio que el que proporciona la recta cortada por una chicane muy lenta en nuestra prueba para conseguirse. Pero lo cierto es que los casi 70 CV anunciados ofrecen unas prestaciones mayores de lo que otros scooter están en condiciones de conseguir, sobre todo teniendo en cuenta que, con la transmisión manual, con un poco de habilidad puedes mantener el motor en la zona roja de manera continua.
No es un propulsor con mucho carácter y puedes llevarlo con suavidad hasta más allá de la mitad de régimen, que es cuando ofrece su mejor versión si lo que quieres es mantener una conducción deportiva. En el circuito, y especialmente en las dos largas rampas de subida, había que dejar el tacómetro tiñendo de rojo el cuadro de manera constante para lograr el mejor empuje. Cambio y embrague funcionan correctamente, y ayudan a conseguirlo.
Un apartado realmente cuidado es el de los componentes, aquí no tiene rival en su versión limitada: Brembo, Marzocchi, Öhlins, Pirelli, SC. Todo material de primera línea, con suspensiones totalmente regulables, incluso en la altura trasera en un reenvío.
La frenada es potente y tienes recorrido en la maneta para regular, en Imola, bajando, los discos ponían en aprietos el ajuste de serie de la horquilla, en los únicos momentos en que el Dragster se movía por esos rebotes, porque tanto en las curvas como en recta es totalmente estable, ayudado por los Pirelli Rosso bien pegajosos, que pueden con la potencia del motor.
Aunque la posición es diferente por la presencia de los estribos, no llega a ser la de una moto deportiva, ni mucho menos, puedes descolgarte, pero forzando algo la posición. Tienes una buena altura libre, que en el circuito se quedaba algo justa, pero que en carretera será mucho más que suficiente. De hecho, no hay que pensar en el Dragster 700 Twon como un vehículo para un circuito sino para combinar ciudad y carretera, a lo que se unen unas dotes deportivas mayores de las habituales.
Tienes un motor con grandes prestaciones, estabilidad y frenada, pero sigue siendo más un scooter que una moto deportiva. Con su estética y sus aptitudes dinámicas va a ser interesante conocer la reacción del resto en una carretera de curvas cuando lo vean.
Sobre todo, en la versión que se ha realizado con la decoración del equipo Gresini, que, por cierto, ya está agotada, a pesar de costar 1.400 € más que los 14.500 € de la estándar, y que incluye escape Akrapovic, amortiguador Öhlins, amortiguador de dirección Öhlins, pinzas Brembo y tapa de embrague mecanizada en CNC y con ventana transparente. Hay otra en negro y dorado con un precio de 14.900 €.
Conclusión
Los Italjet Dragster siempre han sido unos scooter muy especiales con su suspensión delantera ISS (Independent Steering System), pero el 700 Twin va más allá de ello y rompe moldes con su motor de motocicleta convencional, su chasis multitubular al aire y su aspecto brutal.
Lo mejor es que su aspecto es más fiero que su carácter, y comparte sus casi 70 CV, y un equipamiento de lujo, con un funcionamiento que podríamos calificar como “normal”, compaginando sus dotes deportivas con la polivalencia que se le exige a este tipo de vehículos. ¿Es una moto o un scooter? Probablemente una mezcla, tú eliges en qué proporción.