En esta estación en la que estamos, en la que hay menos posibilidad de lluvias y en la que todos deseamos escapar del abrasante calor, queremos proponeros un viaje muy especial.
No es la primera vez, ni será la última, que os hablamos de las mejores rutas para recorrer los Alpes y sus bondades para los aficionados a las motos. Obviamente, no todas las épocas son propicias para recorrerlos, dadas sus características climáticas.
En cambio, julio y agosto permiten recorrer su trayecto montañoso sin renunciar a una buena chaqueta y, al mismo tiempo, deleitarse con un paisaje sin igual. En esta ocasión, además, queremos aprovechar para recorrer el norte de Italia y el sur de Suiza, disfrutando así de un potente contraste.
Para ser exactos, la ruta se centra en la región italiana de Lombardía y el Cantón de Tesino suizo, un recorrido que nos permitirá contemplar lagos únicos, villas de ensueño, algunas ciudades imperdibles, cimas majestuosas y, por supuesto, kilómetros y kilómetros de diversión motera.
El primer paso es fijar la salida, como es lógico. Desde España, se puede viajar a través de la costa del sur de Francia, para llegar hasta Mónaco y, de allí, hasta Génova o bien adentrarse anticipadamente en los Alpes, con impresionantes pasos como el Pequeño San Bernardo. Sin embargo, este espectacular recorrido sumará mucha distancia al global y no nos permitirá disfrutar igual de nuestro objetivo (además del calor acumulado que deberemos soportar).
Por tanto, para ahorrar energías, tal vez lo recomendable sea utilizar el ferry, con el que viajaremos con nuestra moto desde Barcelona hasta Livorno. No es el escenario ideal para un motero, es cierto, ya que nos deja la sensación de estar perdiendo tiempo y asfalto; pero nos permitirá llegar frescos y aprovechar más las zonas a visitar.
Y, probablemente, la primera de ellas sea la más cercana. Si bien nuestro objetivo se centra en los Alpes, la Toscana es demasiado tentadora como para dejarla escapar. Cierto es que esta región italiana merece un viaje por sí misma; pero una pequeña escapada a Florencia se antoja inevitable. En este punto, es recomendable dejar parte de la equipación en la moto para pasear más ligeros por esta histórica urbe.
De camino hacia el norte, a menos de una hora de Florencia, encontramos otro punto de gran interés para los amantes de las dos ruedas. Nos referimos a Mugello, circuito que forma parte del campeonato de MotoGP; una de las competiciones con mayor número de seguidores patrios y que más atención atrae en las apuestas deportivas en España (con perdón del fútbol). Allí se han podido ver duelos de altura, como el de Márquez y Bagnaia el pasado junio.
Esta parada en Mugello nos orienta hacia la autopista que nos llevará hasta Milán, pasando por Bolonia y Parma. Cabe señalar que la conducción italiana tiene fama de ser agresiva; aunque algo menos en el norte que en el sur. Podemos certificar que este estereotipo no anda muy desencaminado. La pausa en Milán es opcional. Personalmente, sería recomendable rodear la metrópolis para evitar atascos y calor.
En cambio, el Lago Como (a 50 kilómetros de Milán) sí es una parada imprescindible. Un paseo de varias horas (simplemente para disfrutar de la vista, sin grandes desplazamientos) bastará para entender por qué muchos famosos lo han elegido como segunda residencia. Ideal es poder tomar un tentempié allí, aunque los precios son algo prohibitivos. Por otra parte, esta parada nos deja ya a las puertas de la frontera suiza.
Lo primero, al llegar al estado helvético, es adquirir el pase para las carreteras nacionales, también llamado “viñeta”. Un adhesivo que nos permitirá movernos con libertad por sus vías y evitará que nos multen. Podemos comprarlo en las estaciones de servicio (como las que están justo tras la frontera) y su precio está en torno a los 45 euros. Tiene una validez de 13 meses (año natural más el mes de diciembre anterior).
Una vez en marcha en Suiza, la opción más lógica es dirigirse a Lugano y Bellinzona. En este punto, ya podemos hacernos una idea bastante aproximada de cuánto disfrutaremos con el recorrido motero. Especialmente, tras dejar las vías principales, a la altura de Andermatt, para adentrarnos en las carreteras que más nos gustan: secundarias, con paso por los hermosos pueblos y los paisajes montañosos de excepción.
Elegimos una base de operaciones bien situada. En nuestro caso, optamos por hospedarnos en Sedrun. No sólo es un enclave fantástico; además, nos da un acceso cómodo a los puertos que tanto deseamos conocer. De hecho, Oberalppass está a menos de un cuarto de hora y se antoja como un primer plan perfecto, para hacer al día siguiente, después de almorzar. Tras él, se sumarán otros, como Furka Pass o Sustenpass, en días sucesivos.
Por supuesto, la ruta de cada uno la dejamos al gusto del lector. Eso sí, si se quieren añadir ciudades, recomendamos Zurich y, sobre todo, Lucerna, antes que Berna. Y, para el retorno a Italia, sugerimos variar la ruta y pasar por el Lago de Garda. De allí, pasaremos a Brescia y luego, antes de llegar a Parma, nos desviaremos hacia Livorno para un merecido descanso en el Ferry de vuelta.