Cuando hablamos de grandes campeones, generalmente se nos vienen a la mente aquellos pilotos que lograron imponer su supremacía en alguna de las disciplinas en las que participaron. Sin embargo, tendemos a olvidar a otros que fueron capaces de destacar en muchas de ellas, aunque en alguna no llegaran a probar las mieles del éxito. Este es el caso de Jean-Michel Bayle.
Y es que este francés nacido en abril de 1969 destacó tanto en motocross, como en velocidad y en resistencia, logrando adaptarse a lo que requería la competición en uno u otro momento… algo que está al alcance de muy pocos.
Trayectoria de Jean Michel Bayle
Aunque en España fue algo menos conocido, Bayle consiguió gran popularidad en su país de origen. Y no es de extrañar, ya que comenzó a ganar siendo aún muy joven. Esta es su trayectoria profesional:
- La carrera de Bayle comenzó en el motocross, donde no tardó en hacerse un hueco y un nombre. De hecho, en 1988 fue capaz de ganar el mundial de 125 cc en esta disciplina con una Honda. Y al año siguiente logró repetir su hazaña aunque en esa ocasión reinando en los 250 cc. Aquellos triunfos le llevaron a probar suerte en otras competiciones.
- Y eso fue lo que hizo sin abandonar el motocross, ya que en 1991 ganó tanto el cuarto de litro como el medio litro en la competición que la AMA estadounidense organizaba.
- Tras estos logros, el francés decidió cambiar la tierra por el asfalto, con las dificultades que eso conllevaba, es decir, se trataba de pasar de ser uno de los mejores pilotos del mundo a alguien que debía hacerse hueco. Entre 1993 y 1995 tuvo un asiento en Aprilia en los 250 cc, cilindrada en la que consiguió como mejores puestos varios quintos en algunos grandes premios.
- El siguiente paso fue correr en los 500 cc. Eso sucedió en los años 1996 y 1997, con algunas apariciones esporádicas en los años siguientes. A pesar de lograr tres pole positions en su carrera, nunca se pudo subir al podio, dejando como mejor resultado un cuarto en Ímola, uno de los circuitos que mejor le fueron en su carrera.
- Tras este paso algo infructuoso pero que le permitió correr contra los mejores del momento, cambió nuevamente de disciplina, aunque no abandonó el asfalto. Era el turno de probar con la resistencia, donde se decidió a participar en las pruebas más prestigiosas. De ese modo, en 2002 se convirtió en uno de los mejores pilotos de resistencia que había en el panorama internacional. No en vano, esa temporada se subió a lo más alto del cajón en el Bol d’Or con Sébastien Gimbert y Nicolas Dussauge, pilotando una Suzuki. A eso hay que añadir el triunfo en las 24 Horas de Le Mans con esos mismos compañeros y con la misma marca de motos.
- Asimismo, en 2003 llegó su última gran victoria, repitiendo triunfo en el Bol d’Or. Poco después se retiró por las lesiones que había acumulado, acabando de ese modo una carrera de lo más variada.