Agostini, Nieto, Rossi, Doohan… cuando un circuito se convierte en mítico influyen varios aspectos. Uno de ellos es la longevidad, es decir, que su asfalto cuente con años de “experiencia” en los que haya ocurrido de todo y en todo tipo de disciplinas deportivas relacionadas con el motor. Otro aspecto son los nombres que han conseguido ganar en su trazado, como los antes mencionados. Y un tercero es el espectáculo que han deparado las carreras en él disputadas. Pues bien, el circuito de Imola o Autodromo Enzo e Dino Ferrari reúne todas esas condiciones para ser considerado uno de los más importantes de la historia. Y aunque este trazado que se encuentra al sur de Bolonia en la región Emilia-Romaña sea más conocido por el automovilismo y las carreras de Fórmula 1 que en él se han disputado, la historia del motociclismo se ha escrito en parte en sus rectas y sus curvas, las cuales, como cabe esperar, han sido modificadas desde que se comenzara a utilizar hace décadas.
Los orígenes del circuito de Imola
Cualquier aficionado sabe que la región en la que se halla el circuito de Imola tiene una gran tradición motorista, esto es, allí se han desarrollado algunas de las marcas más famosas de automóviles y se han llevado a cabo todo tipo de carreras de motociclismo.
Así que el origen del trazado actual se encuentra precisamente en esa pasión por el motor, ya que todo surgió por el deseo de construir nuevas vías en las que se pudieran organizar carreras después de la Segunda Guerra Mundial, en plena reconstrucción de la maltrecha economía italiana.
De ese modo, en 1950 se inició la construcción y dos años más tarde Enzo Ferrari ya probaba sus nuevos bólidos en él. Así pues, no tardaría mucho en emplearse tanto para carreras de motos como de automóviles.
Ganadores en Imola
Aunque en Italia hay otros circuitos que han acaparado el protagonismo en el Campeonato del Mundo de Motociclismo, como es el caso de Monza, Mugello o Misano, en Imola también se han escrito importantes páginas. Allí ganaron Ángel Nieto y Giacomo Agostini en 1972 y ambos repetirían en 1974 y 1975 en diferentes disciplinas. Eran los últimos años de competición del gran campeón italiano, que dio paso a otros nombres gloriosos que lograron cruzar en primera posición la meta del Autodromo Enzo e Dino Ferrari.
En 1977, Barry Sheene se impuso por menos de dos segundos, en 500 cc, el mismo tiempo por el que Ricardo Tormo perdió la carrera frente a Eugenio Lazzarini. Asimismo, en 1979 Kenny Roberts demostró su superioridad sobre la Yamaha de dos tiempos, mientras que Ángel Nieto volvió a ganar en 125 cc, demostrando una vez más su grandeza. Y nueve años después el turno fue para dos tetracampeones. Eddie Lawson ganó con suficiencia con Wayne Gardner en segundo puesto, y Jorge Martínez “Aspar” hizo doble en 80 cc y 125 cc, el año en que se llevó ambos campeonatos. Antes, en 1981 y 1983, Ricardo Tormo escribió su nombre como ganador del GP de San Marino, disputado en el asfalto de Imola
En la década siguiente, entre 1996, el mundial volvió al nuevo Gran Premio de la Ciudad de Imola de Motociclismo, y en su trazado ganó una nueva generación de pilotos: Rossi, Biaggi, Capirorri, Crivillé y, sobre todo Mick Doohan con tres victorias, pusieron su granito de arena para hacer de Imola un circuito mítico.
Cabe señalar que Imola se convirtió en un escenario habitual en el Campeonato del Mundo de Superbikes.
