Como si Caterpillar se pusiera a hacer motos. Como sacada de un pack de LEGOs. Y esos son dos conceptos que sólo se pueden relacionar con diversión a espuertas. La BW650 Big Wheel de Classified Moto es una máquina ideada, diseñada y fabricada para pasártelo como nunca sobre dos ruedas.
Los que soléis darle a los pedales ya conocéis esta nueva tendencia que se adueña ahora de playas y montañas, las fat bikes. La rueda grande y ancha es pesada, sí, pero te deja hacer cosas antes impensables. La tracción sobre arena o nieve es insultante y, en barro, sorprendería al más escéptico. Lo mismo ocurre con esta BW650; utiliza unas gomas STI Black Diamond sobredimensionadas para tomar contacto con el suelo. Aunque, dice Classified Moto, que normalmente no hacen motos con una finalidad establecida, en ésta sí que hay un par de objetivos claros. Por un lado, querían un objeto cuya simple presencia hiciera rabiar a diseñadores de IKEA. Y por otro, una moto con la que dar rienda suelta a las emociones por prácticamente cualquier superficie.
Se puede decir que la moto donante es una Honda XR650L de 1996, pero con tanto injerto, identificarla es ya tarea complicada. El eje delantero pertenece a la Yamaha WR250R de 2014, acompañada por la llanta de una Honda ATC250R con los frenos de una XL600R. Como veis, tres motos distintas para montar el frontal de esta máquina.
Arena, tierra, nieve… hacer el gamberro nunca fue tan divertido.
La misma tendencia nos encontramos con el resto del conjunto. El depósito – modificado – de una Honda CM185T, el basculante de una Triumph Sprint ST del 2006, la llanta trasera de un Yamaha BW200… A todos estos repuestos de producción en serie hay que sumar, por supuesto, el toque propio de CM para fabricar el sistema de escape, asiento y el resto de los componentes de la carrocería.
Cuentan que están particularmente orgullosos de haberla podido hacer 100% compatible con la circulación por carretera. Es decir, es matriculable y está registrada para ser utilizada sin mayor problema. Pero como puedes imaginar, mucho me temo que toda esa documentación será inservible en países como el nuestro, donde reina el inmovilismo.
¿Precio? Estaríamos hablando de un mínimo que roza los 30.000 euros, y un máximo que termina allí donde se acabe nuestra imaginación.
