Antonio Maeso ahora tiene por delante un duro camino, recuperarse del accidente que sufrió en el TT de La Isla de Man, pero estamos seguros que se recuperará haciendo gala de la fuerza de voluntad y valentía que le caracteriza.
Antonio, antes de nada, ¿cómo te encuentras y cuál es la evolución de tus lesiones casi tres meses después del accidente?
«Bueno, me encuentro mejor a pesar de la gravedad de las lesiones que tuve. Fracturarse tibia, peroné y fémur es ya de por sí algo bastante grave. Llevo tres operaciones y 22 tornillos con tres placas. Lo peor es para mí el futuro que me espera ya que no sé si, a pesar de que me rehabilite y suelden los huesos, podré hacer una vida medio normal. Hay que tener en cuenta que me han extirpado la rótula y he perdido cartílago en la articulación. Ahora mismo sigo sin poder apoyar la pierna y espero que este mismo mes empiece a hacerlo si el proceso de soldado ha ido correctamente. Por otro lado, estoy trabajando en la flexión de la pierna y ahora mismo ya soy capaz de llegar a unos 40° aproximadamente, lo cual es un paso adelante teniendo en cuenta que prácticamente no era capaz de doblarla en absoluto tras la operación».
Esta era tu sexta participación en la carrera y tenías unos objetivos muy claros...
«Efectivamente, los objetivos estaban muy claros pues no tenía otra cosa en la cabeza que conseguir mi réplica de plata e inscribir mi nombre lo más cerca posible de los 10 primeros en cualquiera de las pruebas que iba disputar».
¿Cómo te planteaste conseguir tales objetivos si habías visto que en otros años te había costado muchísimo incluso simplemente llegar a competir?
«A pesar de que al principio me costó mucho adaptarme al estilo de conducción que exigen las carreras de carretera con esas curvas a ultra alta velocidad, sí que es verdad que había conseguido adaptarme y ser competitivo en este tipo de pruebas. Cuando en 2010 acabé la carrera quedándome sin gasolina a solo 500 m de la meta y tuve que finalizar con la inercia que llevaba la moto, me logré clasificar a solo un segundo de conseguir la réplica de plata. La cual hubiese conseguido si no me hubiese quedado sin gasolina en esa última curva de entrada a meta. Así que aquel día me di cuenta de que necesitaba dar el siguiente paso para lograr subir un escalón más en la maquinaria y acercarme a los 10 primeros».
«En 2012 lo intenté y puse en marcha una campaña muy grande de promoción para intentar conseguir apoyos, los cuales llegaron, pero de una manera errática y costándome un esfuerzo de tiempo muy grande que se lo quité a la preparación propia y de las motos. Solo me pude centrar en el hecho de volver de nuevo a participar después de un 2011 en blanco, y conseguir el auténtico récord de tomar parte en todas las categorías con cinco motos diferentes siendo un piloto no residente en el Reino Unido. Para 2013 estaba completamente cansado y fundido del trabajo enorme que me costó en 2012 poner en marcha el proyecto. Además ocurrió el fallecimiento de mi padre después de meses de una lucha agónica, y tras todo esto, estaba bastante tocado y desanimado para enfrentarme a una temporada nueva en competición. Pero tenía algo pendiente. Quería triunfar en la Isla de Man. Sabía que podía hacerlo. Tenía que intentarlo de nuevo. Partí de una hoja en blanco y escribí todo aquello que necesitaba para conseguir mi objetivo deportivo y en otra columna todo aquello que en 2012 me había servido para conseguirlo y todo aquello que no me había ayudado. Dejé de lado todo lo que no me ayudase directamente a conseguir el rendimiento deportivo y me quedé, básicamente, con la idea de que necesitaba una BMW para conseguir una buena moto superstock (por ser la más potente de serie y la más parecida a mi antigua R1). También debía potenciar mi moto de «lightweight» para intentar atacar esa categoría, que a priori era la más favorable por ser relativamente económica».
Y a pesar de muchas penurias, falta de apoyos y grandes patrocinadores, conseguiste esas dos monturas a un nivel más o menos decente, pero vino la gran sorpresa que nadie sabe hasta el momento y que puso en peligro tu temporada...
«Sí, en principio tenía todo preparado para asaltar esa competitividad deportiva que yo quería alcanzar, pero a un mes vista de la North West 200 tuve un pequeño golpe que luego resultó ser una fractura de costilla mientras jugaba al baloncesto. Los médicos me dijeron que no me preocupara, que podría hacer vida normal y en 30 días estaría soldada, pero eso sí, que no cogiera ningún peso ni siquiera hacer ningún esfuerzo. Lo que, obviamente, no podía cumplir y era imposible para mí pues tenía que terminar las motos y fabricar las cajas para enviarlas. Por la fractura tuve que parar la preparación física con lo que ello significa en esta prueba, ya que la gente sigue sin creerme que el TT es como hacer motocross con una moto de 200 kg a 200 km/h».
Sin embargo, llegas a la North West 200 y consigues meterte en primera línea de la segunda ola junto a Josh Brookes...
«Sí, la North West 200 fue bastante bien porque conseguí un buen tiempo en entrenamientos y hacer una carrera que me sorprendió a mí mismo, pues llegue a ir en décima posición hasta que en las dos últimas vueltas me empecé a quedar sin gasolina por haber medido mal el consumo. Ello me hizo perder 10 puestos pues tuve que hacer la última vuelta a punta de gas. Fue una lástima, pero un aviso para los demás de que este año yo estaba dando un paso adelante en el pilotaje con la BMW».
¿Cómo fue la semana de entrenos en la Isla de Man después de las buenas sensaciones en la North West 200?
«Fue una semana difícil en la cual me dediqué básicamente a recuperar sensaciones, poner la BMW a punto, e intentar sacar a flote la moto “lightweight” y la moto eléctrica que iba pilotar. Además, como el TT es una carrera de equipo, tenía que conseguir hacer que los amigos que me ayudaban en esta aventura, aprendieran lo mínimo necesario para que su participación fuera positiva. Mucho trabajo, con cambio de motor incluido en la moto de 650, pero más o menos llegué a la primera carrera con un mínimo de preparación, aunque todo cogido con hilos».
Se da la salida a la primera carrera, la de SBK, mejoras considerablemente tus tiempos, te recuperas de dos repostajes no perfectos, y te encuentras en la última vuelta rodando el 20º y a punto de conseguir el mejor resultado en superbike desde que participas en el TT cuando ocurre el desastre...
«Lo cierto es que, a pesar de todos los problemas, no estaba nada mal clasificado y mis tiempos habían mejorado mucho. Dejé detrás de mí a la Norton oficial que llevaba tres vueltas pegada a mi colín y me dedicaba a hacer la última vuelta, la sexta, a toda la velocidad que podía, pues es mi espíritu siempre acabar las carreras lo más rápido posible yendo de menos a más. Al llegar al Goosneck busqué desesperadamente quitar la pantalla “tear off” para poder ver, puesto que al pasar por la zona de Ramsey se me habían pegado muchos mosquitos y no veía mucho. No fui capaz de solucionarlo y me desconcentré un poco del cabreo. Rápidamente pensé que no valía la pena y que necesitaba volver a concentrarme de nuevo para acabar la media vuelta que me quedaba, pero al acabar el “mountain mile” y llegar a la curva “Black Hut” un poco más cerrado de lo habitual, me tiré al interior, y sin darme cuenta y sin saber con qué ni por qué, golpeé con algo en la rodilla derecha que me causó prácticamente la rotura completa de la pierna. Conseguí no estrellarme a la salida de la curva y pararme encima de la moto en la siguiente de izquierdas antes de “Verandah” hasta que el helicóptero vino a rescatarme. Fue uno de los momentos más duros de mi vida. Pocas cosas me duelen más que retirarme de algo sin acabarlo. El resto de la historia es un calvario de sufrimiento que dura todavía y que me mantiene en una silla de ruedas momentáneamente, espero».
Antonio, ¿cuál es tu nuevo futuro ahora, en dónde te veremos?
«A mí me hubiera gustado seguir mis planes de la temporada, conseguir mi réplica de plata en el TT, ir a Macao, lo cual tenía asegurado al 99 %, y aprovechar la oferta de un equipo privado para correr el UlsterGP con una BMW en agosto… pero la realidad no tiene nada que ver con eso. Me estoy preparando para cambiar de vida, lo cual es muy duro cuando llevas compitiendo desde los cuatro años, pero acepto el reto. Seguiré diseñando bancos de pruebas y me enfocaré a la docencia de diferentes materias sobre las que me he formado estos años. Quizás se me vea puntualmente en el mundo de la moto, pero mi intención es cambiar de aires para poder ser capaz de convivir con la nostalgia. He vivido un sueño mágico y despertar de él esta siendo muy duro. No puedo mencionar a todos, pero no me gustaría terminar esta entrevista sin dar mil gracias a los que de alguna manera me han apoyado en todos estos años de competición al límite. Y un saludo a todos los aficionados»