Bultaco Sherpa-T 1980 Side-Trial

La disciplina del side-trial, prácticamente desaparecida ya en España, llegó a contar con numerosos adeptos y campeonato propio durante la segunda mitad de los años setenta.

J.C Orengo

Bultaco Sherpa-T 1980 Side-Trial
Bultaco Sherpa-T 1980 Side-Trial

 

La primera referencia que tenemos de la práctica del side-trial nos llega, como no, de Gran Bretaña y ya en las primeras ediciones de los míticos Seis Días de Escocia participaron parejas con dichos artilugios junto a los inscritos individuales. Nada de extrañar, pues el sidecar fue un vehículo muy popular hasta la llegada masiva del automóvil a las clases medias - sobre la década de los sesenta - y era muy lógico que tuviera su extrapolación al deporte. Así sucedió con la velocidad, el cross y el trial. Pero de las Islas Británicas no pasó al continente hasta bastante más tarde, a principios de los setenta, coincidiendo con el enorme impulso internacional del trial causado por la irrupción en el mercado de la Bultaco Sherpa T, que acabó con el monopolio de las marcas británicas «democratizando» la disciplina al abrirla al 2T.

En 1976 se celebraba el primer Campeonato de Europa de la especialidad, ganado por la pareja Mathews-Armstrong con una OSSA MAR 250 y un año más tarde se incluyó la categoría en el Campeonato Provincial de Barcelona, que aun tratándose de un certamen local, tenía abierta la participación a equipos de toda España, pasando después a ser Campeonato de Cataluña

 

La primera carrera de side-trial en nuestro país había tenido lugar dos años antes, integrada dentro de los históricos Tres Dies dels Cingles, que incluyó esta categoría en 1975 bajo la tutela del francés Claude Coutard (padre de Charles). La participación fue en aumento, siendo todavía recordados los duelos entre Ramón Tresserras-Jaume Vilar (Bultaco) y Fidel Estrada-Pere Bou (Montesa) siendo éstos los primeros campeones y extendiendo de esta forma la rivalidad entre ambas marcas al mundo del side. La euforia por la especialidad duró hasta mediados de los ochenta, y ahora se disputa en muy pocos países, con Gran Bretaña a la cabeza de ellos. En cuanto a reglamentación, ésta era distinta a la del trial individual, controlándose los movimientos tanto del piloto como del copiloto y de la moto. La dificultad de las zonas era menor, pero no exentas de atractivo, pues los movimientos del «mono» (así es como se conocía al copiloto) y el difícil equilibrio de las tres ruedas convertían en bastante espectaculares su paso por las zonas.

Sobre la técnica, eran pocas las modificaciones a realizar en la moto para acoplar un side. Los anclajes del mismo solían estar solucionados mediante robustas bridas soldadas al chasis que permitían utilizar la moto de forma individual si era preciso. Las suspensiones se endurecían y el desarrollo final se acortaba para poder arrastrar el peso suplementario, que solía estar por debajo de los 15 kg. La mayoría de ingenios artesanales, aunque Ramón Tresserras y otros realizaron pequeñas series.