El motor de una motocicleta está sometido a temperaturas muy elevadas cuando lleva mucho tiempo en marcha. Un calor que no puede quedar en su interior, ya que provocaría numerosos e importantes problemas mecánicos. Para ello, las motos cuentan con un sistema de enfriamiento que, en cada caso, se puede llevar a cabo por medio de una modalidad o elemento distinto con una mayor o menor eficacia en ese objetivo de reducir los grados de más. Es el caso, por ejemplo, del sistema de refrigeración por aceite.
¿De qué se encarga un sistema de refrigeración para motos?
Para que una moto se ponga en funcionamiento, como no podía ser de otra manera necesita ser alimentado por medio de combustible. Así es como el motor lleva a cabo una serie de reacciones químicas con este elemento para lograr la energía mecánica que lo mueva. Sin embargo, al tratarse de un procedimiento de combustión, se generan unas temperaturas demasiado elevadas que calientan dicho motor y, de no actuar en consecuencia, puede condicionar su funcionamiento.
Son temperaturas que incluso pueden llegar a los 100ºC según el tipo de motor que tenga una moto en cuestión. Es ahí donde entra el sistema de refrigeración encargado de bajar esas temperaturas y de controlarlas para que las partes mecánicas del motor no sufran con dicho calor.
El aceite como sistema de refrigeración
Son muchas las motos que actualmente gozan de este sistema de enfriamiento gracias sobre todo a su eficacia y versatilidad. Y es que, al contrario que el mecanismo que funciona con agua, en el caso del aceite se puede emplear incluso en modelos de motocicletas de grandes cilindradas. Lo que hace este sistema para cumplir con su función refrigerante es empujar el lubricante del motor por medio de una bomba de aceite que entra en funcionamiento a través del movimiento que hace el cigüeñal. Así es como llega al radiador del aceite donde se ubican unos sensores que miden la temperatura.
Así pues, los elementos que forman parte de este sistema son la bomba de aceite, los conductos y mangueras y el radiador. El primero de ellos es el encargado de empujar el aceite del motor a todos los conductos de lubricación con la máxima de que no haya fricción entre las diferentes piezas. En el caso del segundo y tercer elemento su misión, dentro de la refrigeración del motor, es colaborar en el traslado de ese lubricante por la culata, el cilindro, el eje de levas, los balancines o los sellos de válvulas. Por último, el radiador tiene quizá la parte más protagonista ya que enfría ese aceite por medio del aire que entra del exterior a través de las aletas con que cuenta.
Con todo, pese a las bondades de esta solución, antes descritas, una de sus mayores pegas tiene que ver con su necesario mantenimiento. Y es que el dueño de una moto que tenga esta refrigeración por aceite debe estar al tanto cada cierto tiempo y no olvidarse de controlar el estado del aceite para que todo salga como se espera y no se produzcan problemas de última hora para enfriar la moto.