El piloto neozelandés Graeme Crosby forma parte de Hall of Fame de los deportistas nacidos en este país oceánico. Este reconocimiento dice mucho sobre la carrera de este deportista capaz de competir con cualquier tipo de moto.
Y es que estamos hablando de uno de esos pilotos que destacan por adaptarse a cualquier prueba, ya sea con motos de serie, con motos de competición de dos tiempos, con modelos preparados para las pruebas de resistencia… A Crosby no le importaba donde corría, pues siempre lo hacía a tope y buscando una victoria que llegó en no pocas ocasiones.
Principales hitos en la trayectoria de Graeme Crosby
Nacido el 28 de mayo de 1948, Graeme Crosby comenzó a participar en carreras en 1974 y en 1976 ya destacaba en el campeonato australiano de Superbike. A partir de ese momento, sus principales hitos fueron los siguientes:
- En 1980 consiguió el primer gran éxito de su carrera, ya que se impuso en el mundial de Fórmula TT, concretamente en la categoría de Fórmula 1. Esta competición que se desarrollaba en circuitos por carretera y urbanos (tales como el TT de la Isla de Man) vio cómo Crosby ganaba dos años consecutivos con una Suzuki.
- No cabe duda de que aquellos fueron sus dos mejores años. Y es que en el medio litro también participó en el Campeonato del Mundo de Motociclismo, montando también una Suzuki, la gran dominadora aquellos años con el permiso de la Yamaha de Kenny Roberts. Al final de una primera temporada bastante buena para un rookie, consiguió el primer podio de su carrera en esta competición. Fue en el legendario Circuito de Nurburgring.
- Y eso no fue todo, ese mismo año rizó el rizo con una excelente victoria en las Ocho Horas de Suzuka, donde contó como compañero con Wes Cooley. Así las cosas, en un mismo año se proclamó campeón de Fórmula TT, ganó en la Isla de Man, debutó en 500 cc consiguiendo un podio y triunfó en la cita de resistencia más importante de Japón.
- Por entonces Crosby ya era un piloto muy experimentado que había pasado la treintena y que estaba recogiendo los frutos de una vida dedicada a las motos. Así que aprovechó su momento y en 1981 volvió a vivir un muy buen año. Como hemos indicado, en 1981 volvió a ganar la Fórmula TT y además mejoró sus prestaciones en el Mundial de 500 cc, donde además de cuatro podios sumó tres pole positions. A todo ello hay que añadir dos victorias de renombre que demostraron una vez más su versatilidad en la moto, ya que triunfó en las 200 Millas de Daytona y en las 200 Millas de Imola. A partir de ese momento Graeme Crosby había pasado a la historia del motociclismo neozelandés, que unos años después le honraría como debía. Y es que se trata de un referente en Nueva Zelanda.