Carretera

Prueba a fondo de la Triumph Trident 660: Llegar y triunfar

Triumph se lanza a la conquista de un nuevo segmento con su renovada Trident, que manteniendo la filosofía básica de la marca se ha simplificado para luchar con modelos superventas como la Kawasaki Z650 o la Yamaha MT-07, las reinas del segmento medio.

Pepe Burgaleta Fotos: Jaime Olivares. Colabora: S. R

9 minutos

triumph trident 1

Triumph tiene un motor de talla media realmente notable, el tricilíndrico que se estrenó con la Street Triple y 675 cc fue todo un acierto, y desde su lanzamiento ha sido capaz de propulsar todo tipo de motos deportivas, e incluso de dar el salto a MotoGP para convertirse en el de la categoría Moto2, sustituyendo al venerable Honda CBR600RR de cuatro cilindros y siendo capaz de mejorar año tras año los tiempos y batir records. Su versatilidad queda patente con el hecho de que los motores más potentes llegan a los 123 CV, mientras la horquilla se cierra por debajo con esta Trident que declara 81 CV a 10.300 rpm. Con esta tarjeta de presentación, la nueva Triumph ya promete.

Sin embargo, el terreno en el que se adentra la Triumph es ya bastante maduro, los modelos con más éxito llevan años evolucionando y han logrado el balance exacto entre precio, prestaciones y nivel de equipamiento que sus clientes demandan. Para conseguir llegar y triunfar hacía falta un producto perfectamente adaptado, y la Trident realmente lo ha conseguido gracias a luchar con un arma diferente, su motor. Mientras sus principales rivales equipan motores de dos cilindros, eso sí en todo tipo de configuraciones, la Triumph ofrece uno más, con sus ventajas e inconvenientes. Está claro que no hay una uniformidad, porque nos encontramos con twins tradicionales calados a 180° como el de la Kawasaki, calados a 270° en la Yamaha, e incluso con el V a 90° de la Suzuki SV, y el tricilíndrico ahonda la brecha con su particular funcionamiento.

Triumph Trident 660: Bien apañada

Conseguir conjugar precio con presencia y acabados no es algo fácil, tienes que mantenerte siempre dentro de unos márgenes muy estrictos, y la Trident ya partía con el hándicap de un motor más caro, con más cilindros, culatas, pistones, bielas y válvulas entre otros componentes. Para no restarle un ápice de su exclusividad, en el bastidor no se ha escatimado en calidad, pero sin derrochar un euro. El chasis de aluminio de sus hermanas ha pasado a ser de acero, con una estructura simple, pero efectiva, las suspensiones han perdido la mayor parte de su regulación, los frenos son más sencillos. No obstante, se ha logrado un conjunto homogéneo y atractivo, porque su diseño es totalmente particular, un acierto de los artistas de la marca británica, y además hay elementos con los que estás en contacto constantemente que están realmente bien resueltos, como es el caso del único reloj que compone el cuadro de mandos.

Triumph Trident 660: Manos, pies y asiento están apoyados a lo largo de una longitud más corta de lo habitual, y te notas encajado.

Los 81 CV que declara Triumph, y que en el banco se han confirmado en 80 CV al embrague, los que le corresponden, dan para mucho, y son más que los de sus rivales, pero lo mejor de este tricilindrico, del que se podían haber extraído todavía más, es su forma de funcionamiento. Más cilindros equivale a pistones más pequeños y por lo tanto menos inercias en el tren alternativo, el calado a 120° obliga a contar con un eje de equilibrado, pero el resultado conjunto es un motor sin vibraciones molestas. Al reducirse la potencia, los ingenieros se han podido concentrar en lograr una curva de par bien plana, que mantiene valores cercanos al máximo durante la mayor parte de su rango de funcionamiento. En el banco a 3.500 rpm ya te encuentras en una meseta que llega hasta el punto de corte. Una peculiaridad es que hasta ese momento el rendimiento sube de manera bastante repentina, de forma que te encuentras con un motor que tiene un carácter más vivaz precisamente a regímenes muy bajos, para estabilizarse después. Este par tan plano te permite olvidarte del cambio en muchas ocasiones, bien porque dejas la moto caer de vueltas confiando en la respuesta o porque lo estiras hasta el corte sin que haya pérdida de aceleración. De hecho, la potencia máxima se obtiene prácticamente cuando el encendido va a dejar de funcionar.

Triumph Trident 660: Compacta

Otra característica de esta moto es su compacidad. Ya se ve pequeña desde fuera, pero esta impresión se confirma cuando te subes. Manos, pies y asiento están apoyados a lo largo de una longitud más corta de lo habitual, y te notas encajado. La posición es cómoda y el asiento bajo, lo que va a abrir la moto al segmento femenino, algo que se suma al buen tacto del motor y la suavidad de los mandos para que en ciudad se comporte de maravilla. La compacidad juega a su favor en este terreno y además no necesitarás ni estar pendiente del recorrido, porque hay una aplicación como opción que incluye un navegador que se muestra en el cuadro y puede dar indicaciones por el sistema de audio que lleves conectado en el casco.

La simplicidad del chasis no se traspasa al comportamiento, algo que resulta común en la categoría. Puede que no haya tanto aluminio como en las Street Triple, ni posibles ajustes hidráulicos ni pinzas monobloque similares a las de carreras, pero la Trident es estable y ágil, tiene suspensiones firmes y frena lo necesario. Las prestaciones son más que correctas, con una velocidad máxima que roza los 200 km/h y unos datos de aceleración y recuperación notables. Además, como el motor no tiene dudas desde bajo régimen, resulta realmente fácil de manejar, se entiende a la perfección enseguida ayudado por el tacto del acelerador electrónico, que es muy suave de accionamiento.

Triumph Trident 660: La Trident es divertida porque se mueve bien de lado a lado, y puedes confiar en el tren delantero

La compacidad de la Trident tiene sus ventajas en su comportamiento dinámico, pero también algunos inconvenientes, concentrados sobre todo en los recorridos por carretera, en los que el viento te azota si decides ir deprisa, y en caso de que decidas ir acompañado, porque aunque el pasajero tiene un cierto espacio, tiene poca sujeción. Tampoco hay mucho espacio para llevar equipaje, la zona trasera es corta y el depósito relativamente alto, así que hay que plantearla como una moto de corto y medio radio. En realidad la Trident, como el resto del segmento al que pertenece es una moto de uso diario con elevado componente práctico, y con la posibilidad de demostrar también su valía como deportiva sin que pretendas llegar a excesos.

Triumph Trident 660: Herencia

Tratándose de una moto que proviene al menos en parte de la serie Street Triple, está claro que no ha podido perder su carácter deportivo, como así ocurre. En primer lugar el motor te permite jugar entre curvas gracias a su curva de par, y en segundo el chasis se adapta a los cambios de carga que este tipo de conducción provoca. La horquilla no se regula, pero su tarado combina bien la comodidad con la resistencia al hundimiento en las frenadas, el ajuste está logrado, y puedes apurarla bastante apoyándote en unos frenos que son potentes y dosificables, mucho mejores de lo que esperas en un primer instante cuando ves las pinzas deslizantes. El manillar no es excesivamente ancho, y te puedes apoyar en él en todas las fases de conducción, incluso cuando te descuelgas en las curvas. La geometría es lo suficientemente rápida para que inclines con decisión, pero sin que provoque inestabilidad. Los Michelin Pilot Road 5.3 no son especialmente rápidos, pero tienen buen agarre y tacto, sobre todo en climas tan fríos como con los que nos ha tocado probar en esta ocasión. 

El tren trasero es algo más crítico, algo que suele ser habitual cuando el coste es un factor fundamental. Quizás, aunque precisamente este no es el caso, las marcas deberían colocar en sus catálogos de opciones un buen amortiguador junto a esas colas de escape, que acaban costando lo mismo. El ajuste de precarga vale para regular la altura, pero cuando la moto apoya en la salida de las curvas notas como la parte trasera acaba cediendo irremediablemente. El sistema de ayudas electrónicas empieza con el control de tracción y acaba con el ABS, sin nada entre ellos, y si aceleras con decisión comprobarás como el primero cumple su función, solo notas pequeños deslizamientos y el aviso en el cuadro de que te estás extralimitando.

Triumph Trident 660: El basculante de doble brazo está realizado en acero estampado

La Trident es divertida porque se mueve bien de lado a lado, y puedes confiar en el tren delantero y en que el motor te va a sacar de cualquier lado, incluso aunque lo dejes caer de vueltas más de lo aconsejable. Sin duda se trata del centro neurálgico de esta moto, y su gran ventaja, sobre todo si te gusta su carácter, con respecto a los de sus rivales más cercanas dotadas de bicilíndricos. No llega a tener el comportamiento de un cuatro cilindros con todo concentrado en la segunda mitad del régimen, ni la sensación de piernas largas y ritmo más lento de los de dos. A esto se suma que no hay vibraciones para que la opción sea sumamente atractiva, pero sobre todo está la distinción de la moto británica frente a las japonesas en lo que se refiere a su estilo. Triumph lo deja claro en su decoración con la Union Jack bien grande en alguna de las decoraciones como la de la moto de nuestra prueba.

Otro aspecto en el que la firma se ha esmerado es en el precio, logrando a pesar de ese cilindro de más estar en el mismo orden de magnitud que sus principales rivales. Kawasaki siempre suele ganar en este aspecto, pero en esta ocasión la Yamaha MT-07 y sus menos de 7.000 € establecen el límite inferior, La Z650 cuesta en sus dos opciones 7.399 € o 7.499 €, eso sí con el seguro incluido. La Suzuki SV650 está a medio camino, se vende por 7.158 €. Es cierto que Triumph tiene más que amortizado el desarrollo de esta planta motriz, pero lo mismo se podría decir de sus rivales, que en algunos casos parten con un mejor equipamiento. La Trident cuesta 7.999 €, algo más que sus rivales, pero no serán esos cientos de euros los que echen atrás a los que se fijen en ella. 

Triumph Trident 660: La horquilla invertida está firmada por Showa y se complementa con un par de discos delanteros con pinzas de doble pistón paralelo

 

Triumph Trident 660: Nuestras prestaciones

Hace unos años para encontrar una curva de par como la de la Trident, hacía falta un motor de gran cilindrada y si tenía pocos cilindros, aún mejor. La electrónica y el desarrollo de los motores ha logrado una eficiencia impensable hace nada, y una prueba fehaciente es esta moto. El par sube como una bala hasta las 3.500 rpm, pero desde ahí hasta el final de la curva es realmente estable. El resultado es una curva de par de ascensión constante, sin dudas, y además con una cifra de potencia superior a la de sus rivales directas. En ese sentido no es un gran logro, porque el resto de sus hermanas son aún más potentes.

Banco y prestaciones MOTOCICLISMO: Triumph Trident 660

 

Triumph Trident 660: Usuario

Estamos ante una moto realmente sencilla, que no va a requerir mucho entretenimiento. Triumph alardea que su moto tiene unos periodos de revisión más amplios que los de sus rivales, lo que reduce el coste de mantenimiento, y además no hay mucho que vayas a poder toquetear. Las suspensiones se regulan de manera muy básica, no hay mucha electrónica sobre la que trabajar y en una naked como esta hasta el espacio está aprovechado al límite. Lo que sí ha dispuesto la marca es un amplio catálogo de opciones para llevarla al terreno que más te convenga, con muchas opciones estéticas, pero también enfocadas a aumentar una capacidad de carga inexistente de serie.

El cuadro de instrumentos de la Trident es todo un ejemplo de cómo diseñar en un espacio reducido un sistema claro, conciso y con toda la información que necesitas y algo más. Dispone de dígitos fáciles de leer, multitud de información, y hasta un navegador en la parte inferior.

Triumph Trident 660: El cuadro de instrumentos es totalmente digital, pero simula perfectamente una esfera tradicional

 

Triumph Trident 660: Conclusión

Triumph ha decidido entrar en un segmento que es todo menos un nicho. Se trata de uno de los grandes trozos de pastel del mercado, y en él hay que jugar con las mismas armas que los demás. La exclusividad, el nombre y los sentimientos pueden jugar un cierto papel, pero lo realmente importante es la relación calidad precio, siempre que el segundo factor se mantenga en unos márgenes muy estrechos. La Trident parece haberlo conseguido, aunque va a tener que seguir acogiéndose en cierto grado a sus valores especiales para compensar esos cientos de euros que cuesta más que sus rivales.

Argumentos no le faltan, porque la diferencia es escasa y cuenta con más potencia que las demás, un motor de tres cilindros de funcionamiento suave, sin vibraciones y con una respuesta franca a cualquier régimen, y también con el factor estético diferencial que también es seña de identidad de la categoría. Como el resto tiene versión de 35 kW que la permite convertirse en la primera gran moto de los usuarios noveles y seguir acompañándoles por muchos años. Con el bagaje diferenciador que siempre tienen los productos de la firma británica, Triumph ha logrado un conjunto perfectamente integrado entre las naked deportivas de cilindrada media, es una moto quizás más compacta que sus rivales, pero divertida, estable, y que sobresale por su motor. Una alternativa más en el segmento y el reto de entrar en las grandes ligas para sus creadores.

Triumph Trident 660: El estilo de la Trident es diferente al del resto de la familia de tricilindricas de gama media de la firma británica.

 

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