Oscar Pena
Fotos: Kawasaki
Alsacia, región rodeada de lagos y montañas, bajo la lluvia, fue el lugar escogido por Kawasaki para congregar a la prensa especializada en la presentación dinámica de uno de los productos más esperados de la marca japonesa: la Kawasaki GTR 1400, el nuevo buque insignia de la compañía.
El incómodo aguacero no nos impidió rodar cientos de kilómetros a los mandos de esta sensacional Gran Turismo, disponible a partir del día 15 de julio a un precio 16.100 €, de la que me llevo una excelente impresión.
Radical suavizada
Evidentemente, pocas ideas te habrás hecho de la Kawasaki GTR 1400, pese a que en Motociclismo.es te hemos bombardeado con noticias y análisis sobre esta motocicleta. Antes de empezar a hablar de mi experiencia, te anticiparé, que no es una hi sport como la Kawasaki ZZR 1400, disfrazada de moto turística. La Kawasaki GTR 1400es suave, con un tacto que es, probablemente, el más agradable de todas las Gran Turismo actuales y en todos los sentidos.
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Para empezar, el embrague hidráulico es sensacional, fino y preciso. De la caja de cambios con la que combina se puede decir un tanto de lo mismo.
Y seguimos por el motor. El propulsor de la Kawasaki GTR 1400 –cuatro cilindros, 1.400 cc y 155 CV declarados- no vibra en absoluto, ni siquiera a altas revoluciones, con lo que el confort de marcha es sensacional a cualquier ritmo y bajo cualquier circunstancia.
Lejos de lo que pudieras pensar, este 1.400 tiene nervio y, a elevados regímenes de giro (entre 7.500 rpm y el corte de encendido) empuja como el que más. A medios-altos regímenes (de 4.000 a 7.500 rpm), aporta la fuerza suficiente para solventar sin sobresaltos cualquier necesidad. No impresiona, pero es contundente. Y en el estadio inferior, del ralentí a esas primeras 4.000 vueltas, se comporta con algo de pereza al primer golpe de gas, un efecto claramente buscado por los ingenieros a través de la electrónica. Ya no hay ese golpe molesto y súbito que recibíamos al primer acelerón.
Esa forma de entregar la fuerza, y a sus 155 CV, 37 menos que la ZZR, te pueden llevar a pensar que esta Kawasaki GTR 1400 no corre. Ni mucho menos. En un tramo por autovía alemana (Alsacia, aunque francesa, colinda con Alemania), libres de límites de velocidad, el cuentakilómetros se colocó en 290 km/h; eso sí, en quinta. La sexta, de larguísimo desarrollo y destinada a cuestiones de consumo, no admite tales ritmos.
Cómoda, muy cómoda
El confort de marcha, tanto para conductor como para pasajero, ha sido especialmente cuidado como es normal en una moto de sus características. Lo cierto es que nada está fuera de sitio en la Kawasaki GTR 1400. Ni un pero. Y no hay nada mejor que rodar con una nueva moto y no apreciar rápidamente inconvenientes.
La posición de conducción es agradable, la protección aerodinámica muy buena, la visibilidad a través de la pantalla excelente (ésta es regulable eléctricamente y destaca por apenas generar el molesto rebufo tras el piloto que es tan típico en esta clase de monturas). Además, el pasajero tiene mucho espacio para moverse y el mullido de su asiento es tan bueno como el del conductor.
Por pedir algo -ya que tampoco es conveniente dar parabienes sin límite (podríamos levantar sospechas)-, pediríamos tener el asiento regulable en altura para favorecer a los conductores de talla más alta, que los espejos retrovisores mostraran menos las voluminosas maletas laterales y más la carretera y un mando con el que consultar la información digital del cuadro de instrumentos sin tener que soltar el manillar y acudir al botón del propio cuadro.
En suma, son mínimos detalles que no menoscaban en lo más mínimo a la Kawasaki GTR 1400 como una sobresaliente sport-turismo.
Cualidades dinámicas
La Kawasaki GTR 1400 ha sido diseñada para viajar, sin por ello renunciar a unas cualidades dinámicas dignas de motos con marcado espíritu deportivo. Después de todo es una Kawasaki de alta cilindrada, y ya sabemos que no la marca japonesa no puede evitar envolver a casi todos sus modelos con cierta impronta Racing. Ésta al menos ha sido la intención de los diseñadores de una moto que podríamos definir como Gran Turismo «Rápida», en la que se ha puesto especial énfasis en aspectos como la agilidad y la estabilidad.
Sin embargo, al tomar los mandos el tamaño que aparenta por fuera queda reiterado. No es la mejor moto para usar todos los días, pese a su suavidad de mandos, su tacto de conducción y su confort de marcha. Con 279 kg declarados en seco no es precisamente una “peso pluma”. Ahora bien, desde el momento en que comienzas a andar la cosa cambia y como por arte de magia se siente ligera y manejable. El tren delantero, que incorpora una rígida horquilla invertida de 43 mm regulable en precarga y extensión, no es en absoluto pesado, se mueve sin esfuerzo y la dirección se percibe ágil y rápida.
Además el manillar gira bastante, una buena ayuda a la hora de maniobrar. A estas buenas cualidades se suma un pisar firme de la rueda delantera, que es más precisa a la hora de entrar en los virajes de lo que te imaginas en motos de este porte, y que transmite bastante información al conductor (el buen comportamiento y adherencia de los Bridgestone BT021 que monta de origen también ayuda). No obstante, las generosas dimensiones de la Kawasaki GTR 1400 salen a relucir en acciones como las frenadas más contundentes, y es mejor anticiparlas y no improvisar en medio de la trazada. En estos casos la tendencia habitual a levantarse en el momento de presionar la maneta derecha se acentúa.
La estabilidad a alta velocidad es también de primera, y si circulas agachado sobre el depósito puedes ir tan rápido como quieras sin apreciar movimientos extraños, incluso con las maletas puestas (éstas siempre generan algunas turbulencias que terminan por provocar movimientos no muy deseables). Eso sí, si lo haces erguido, el tren delantero comienza a oscilar a partir de 250 km/h. Pese a ello la sensación de estabilidad se podría calificar de muy buena para la inmensa mayoría de las ocasiones.
En zonas viradas la agilidad es también notable para tratarse de una moto de estas características, y sorprende la manera de moverse de un lado a otro.