No hay excusas para asientos incómodos que producen molestias en nuestro trasero al poco tiempo de iniciar la conducción o asientos que dificultan nuestros movimientos, bien por sus formas, o por estar muy lejos del suelo, o también por estar muy cerca de los estribos y obligar a las piernas a llevar una posición muy flexionada.
Las marcas de automóviles ya se dieron cuenta hace años que había muchas tallas de humanos y en este aspecto el mundo de la moto va con retraso. De todos modos, ya existen algunos modelos que tienen varias posiciones predeterminadas de semimanillares, asiento y/o estriberas.
La escasa altura libre al suelo nos puede poner en apuros en algunas ocasiones, habitualmente por el roce de los estribos, pero también puede llegar a hacerlo el escape. Es mejor poder corregir e inclinar un poco más en una curva que tener que salirse recto y si la moto es deportiva, este ángulo se convierte en una cualidad fundamental
La moda de los aceleradores electrónicos está haciendo que algunas marcas comiencen a instalarlos en sus motos sin tenerlos totalmente comprobados. El «tacto del gas» es uno de los puntos que determinan la interacción entre moto y piloto, de ahí su importancia. Lo ideal es que no nos utilicen como animales de laboratorio. Las ayudas electrónicas, como el ABS, el control de tracción, los modos de motor y las suspensiones autorregulables, se han convertido en las últimas innovaciones y suponen un gran paso adelante en cuanto a seguridad y a eficacia.
A veces resulta muy incómodo comprobar la presión de los neumáticos, especialmente en las motos que montan grandes discos de freno en la rueda delantera. Las válvulas en ángulo recto (o instaladas en uno de los palos de la llanta) facilitan en gran medida esta operación.
Hay motos que transmiten mucho calor al piloto y/o al pasajero, especialmente en días calurosos. Incluso algunas pueden llegar a causar quemaduras. ¿Se venderían muchos coches si sus usuarios se «asasen» en su interior?
Existen motos cuyas bocinas de sonido débil se escuchan difícilmente y son muy poco disuasorias. Un buen aviso a tiempo puede evitar un accidente y es que las motos no son vehículos especialmente visibles.
Que haya que soltar una mano del manillar para navegar por la instrumentación es incomprensible. Tampoco está de más que las piñas cuenten con iluminación propia. Algunas tienen muchas funciones y de noche resulta difícil reconocerlas. Su uso a oscuras puede implicar distracciones.
En muchos casos el diseño prima sobre la funcionalidad y hay espejos que no nos permiten ver con facilidad lo que ocurre detrás de nosotros. Ya sabemos dónde están nuestros codos y hombros, y no necesitamos llevar el control sobre ellos.
Todavía hay motos que transmiten muchas vibraciones, bien a través de los puños, de los estribos o del asiento. La verdad es que son molestas al realizar trayectos más o menos largos. También hay motos con cajas de cambio de funcionamiento áspero y demasiado ruidoso, o embragues duros de accionar que cansan nuestro brazo izquierdo más de lo debido.