Aquel año de 1974 Jaroslav Falta sólo pudo llevarse el subcampeonato a casa, tras ser arrollado en la última manga de la temporada por el ruso Popenko, compañero de equipo de Moiseev en KTM, rival directo de Falta.
Además, luego Popenko fue descalificado de forma muy polémica por haberse saltado supuestamente la valla de salida, por lo que la historia le recuerda a Falta como el «Campeón sin Título». Así lo debieron pensar igualmente los responsables de CZ, quienes no dudaron en sacar al mercado en la temporada de 1975 la «Falta Réplica» cual moto campeona se tratase. Así se unía a la tendencia adoptada por las marcas punteras de lanzar motos lo más parecidas posible a las oficiales, aunque la política de marketing de las marcas del Este distaba mucho de la adoptada por las japonesas o europeas occidentales.
De esta forma, el conservadurismo de los ingenieros de CZ con sus motos de serie -con las oficiales ya habían demostrado estar a la altura de los mejores- hizo un cambio radical creando una moto no tan solo competitiva, sino también atractiva visualmente, pero sin dejar de lado los valores clásicos de la marca: prestaciones, solidez y máxima utilización de componentes propios. La parte ciclo de la CZ incorporaba unas suspensiones casi idénticas a las de las motos oficiales, completamente de producción propia, con una horquilla con las barras mecanizadas y sobre todo, los exclusivos amortiguadores neumáticos sin muelle y cuerpo de aluminio. Componentes considerados como unos de los mejores de la época pero que se convirtieron en un quebradero de cabeza para los pilotos privados por su complicadísima puesta a punto. Otros detalles de calidad los encontramos en los bujes de magnesio y las llantas de aluminio de perfil «anti barro», aunque la obsesión por la solidez llevó a la marca a mantener algunos elementos «pesados» en la moto, como por ejemplo los guardabarros y la caja de filtro en acero, que rápidamente eran sustituidos por otros de plástico provenientes de la industria auxiliar. En el motor encontramos una clara diferencia con la moto oficial, puesto que no se utilizaba el cilindro de salida central, sino el clásico con escape lateral de la marca, manteniéndose las cuatro aletas y la culata tipo «puerco espín». La transmisión era de cinco velocidades, con el clásico eje común para las palancas de cambio y arranque y, la alimentación estaba confiada a un carburador Jikov de 33 mm. Así, la versión de 250 cc -se ofrecía también en 380 cc- desarrollaba una potencia de 27 CV a 7000 rpm. Pese a no ser tan veloz como las motos más rápidas del momento -Yamaha, Bultaco o Maico-, la Falta destacaba por su enorme par motor y la solidez de sus componentes.