- Ficha técnica y precio del Honda PCXi
- Ficha técnica y precio del Honda Scoopy 125 ABS
Aunque por unas pocas unidades el modelo más vendido no será uno de ellos este año, Honda domina el mercado español en el segmento de mayores ventas: sus dos scooter 125 estrella, Scoopy y PCX, sumarán a final de 2014 nada menos que diez mil unidades matriculadas durante el año, repartidas casi al cincuenta por ciento, y los dos modelos están en el podio de la lista de superventas (cuyo peldaño más alto lo ocupa el KYMCO Super Dink). A estos dos Honda 125 les acompaña en la lista de superventas su hermano menor (más económico también) Vision 110 (que acabará entre los diez más vendidos con más de dos mil unidades en 2014) y el año próximo les acompañará sin duda el nuevo Forza 125, que llegará pronto para completar «por arriba» la gama.
Pero volvamos a nuestra pareja protagonista: Scoopy y PCX son scooter a la vez muy similares, pero también de muy distintos estilos. Se parecen en la calidad de sus acabados y por supuesto porque usan el mismo motor, el llamado eSP (por enhanced Smart Power), un modernísimo monocilíndrico refrigerado por agua y con alimentación por inyección. Este motor que lleva incorporado en su diseño un sistema de arranque super-rápido (combina inteligentemente alternador y motor de arranque) que le permite adoptar el cada vez más popular (sobre todo entre los coches) sistema idle stop de parada automática al ralentí, que ayuda a ahorrar gasolina además de reducir las emisiones urbanas.
Es el mismo motor, pero montado en plataformas bien diferentes, con estilos estéticos marcadamente distintos y, al final pero no menos importante, precios también muy dispares, puesto que les separan nada menos que 750 euros de tarifa (y hasta 900 euros según la oferta vigente cuando escribo esto). Por ello no estoy seguro de si habrá muchas personas que duden entre uno y otro modelo, quiero decir que posiblemente lo tengan claro «a priori», pero la mejor forma de analizar las diferencias entre ambos y reflexionar sobre ellas es, precisamente, probándolos juntos, lo que me propuso nuestro Jefe de Pruebas Víctor y a lo que voy.
Antes de nada, un dato a tener presente: el elegido por la mayoría es, curiosamente (porque el precio siempre pesa mucho en el mercado), el Scoopy, aunque la diferencia este año sea escasa (hasta noviembre se habían vendido 4.262 unidades frente a 4.145 del PCX).
Rueda alta
Ése es uno de los principales argumentos del Scoopy, no en vano fue el «inventor» de esta solución técnica que ha pasado a ser todo un estilo o moda. El año que viene cumplirá nada menos que 30 años, pues fue en 1985 cuando apareció su primera versión, entonces de 80 cc, y su historia está llena de éxitos, en particular en ciudades como Barcelona. Hay quien cree que esto responde a una «moda», y es verdad que algo de eso hay por la estética de las diversas versiones del Scoopy, pero quizás más motivado porque su plataforma plana y su facilidad de manejo han permitido que personas de toda edad y condición se apuntaran a las dos ruedas como medio favorito de transporte urbano.
Sin embargo la principal cualidad del Scoopy, de todos los Scoopy podríamos decir, es su comportamiento: las ruedas con llanta «alta» (de 16 pulgadas) acercan mucho la estabilidad del scooter a la de una moto, y su ligereza lo hace tan ágil como cualquier scooter de rueda más pequeña, pero sin los inconvenientes de éstas (más delicadas sobre baches y peor agarre al frenar o en asfalto resbaladizo). Hasta hace bien poco la contrapartida de esto era que no se había conseguido diseñar un scooter con buena capacidad bajo el asiento (la rueda ocupaba espacio) y que dicho asiento solía ser alto: lo primero se ha resuelto en la presente generación del Scoopy, que puede albergar un casco integral bajo el asiento, y lo segundo también ha mejorado aunque si todavía nos parece alto su asiento existe la versión Mode con rueda trasera algo más pequeña y asiento mucho más bajo.
Con sus ruedas de 16 pulgadas y neumáticos de sección generosa (100 delante y 120 detrás, ambas con perfil 80), el Scoopy es una moto muy estable y segura. A esa seguridad contribuye el sistema de frenos, siempre con un disco en cada rueda y con el sistema antibloqueo ABS en nuestra unidad (existe sin él, en cuyo caso dispone de frenada combinada, también muy segura). Esa estabilidad, junto con la agilidad que le dan sus cotas y peso, le convierte curiosamente en un scooter sobresaliente para los dos posibles usos -digamos antagónicos- posibles: para el usuario tranquilo a quien resuelve su problema de movilidad es el perfecto acompañante, seguro, suave, preciso, y con bajísimo consumo; en el otro extremo, para el piloto que quizás prefiere no usar su moto fuera del fin de semana, o que prefiere un scooter de diario que le ofrezca sensaciones de moto, el Scoopy permite llegar siempre antes y apurar hasta sus límites los neumáticos. ¿Dónde se nos queda su rival de hoy, el PCX?
Futurista
Si el diseño del Scoopy está claramente orientado a un estilo clásico, incluso retro (se me acaba de ocurrir lo bonito que quedaría con llantas de radios… ¿para cuándo una versión especial, Honda?), está claro que el PCX es un scooter del siglo XXI desde que llegó su primera versión. Con apenas cuatro años en el mercado (cuando llegó no tardó en convertirse en superventas, todo un hito) acaba de recibir una puesta al día estética y técnica.
Su estilo es bien diferente, no solo del Scoopy sino de la mayoría de scooter del mercado, puesto que sus ruedas en llanta de 14 pulgadas se quedan a medio camino de las «altas» (16 como el propio Scoopy) y las «bajas» (llantas de 12 pulgadas). Es la forma de buscar un equilibrio, de ganar a las primeras en agilidad o espacio disponible, y a las segundas en estabilidad y seguridad, y lo cierto es que lo consigue… de ahí su éxito, claro, entre otras cosas. Una de esas cosas, que nunca debemos olvidar, es el precio, por supuesto: aunque ya no se justifica en la fabricación oriental (ahora los PCX nos llegan desde Italia, como el Scoopy) el caso es que Honda consigue con este modelo ajustarse tanto que, como decíamos más arriba, pueden ofrecerlo a un precio claramente inferior al del Scoopy, con mecánica equivalente.
Cambia el precio, cambian las ruedas, y cambia también mucho la posición del piloto. El manillar está desnudo, como en una moto sin carenado, y de hecho la parte delantera del PCX es muy baja y su pantalla original también, tanto que no protege nada del viento o la lluvia (recomendamos montar una más alta). Además y al contrario que el Scoopy aquí no hay plataforma plana, puesto que ese espacio está ocupado por el depósito de gasolina, lo que no solo permite centralizar mejor los pesos sino sobre todo liberar espacio detrás, en el hueco bajo el asiento, que en el PCX es mucho más amplio: también cabe un casco integral, pero sobre todo hay más espacio si queremos llevar otros objetos.
En marcha el PCX se siente más ágil con sus ruedas más pequeñas y menor distancia entre ejes, pero no es una diferencia tan grande como la que sí se siente al pasar sobre baches, sobre todo si nos pillan en zonas rápidas (por ejemplo juntas deformadas en circunvalaciones), que el Scoopy supera mejor. A la hora de frenar también hay diferencia: el tambor trasero del PCX no tiene tan buen tacto como los dos discos de su hermano, y tampoco hay ABS ni en opción (sí tiene frenada combinada, muy eficaz). El motor, idéntico, no cambia su carácter como era de esperar y como comprobamos tras varias salidas de semáforos en paralelo con los dos Honda.
Conclusión
Si no fuera por el precio supongo que sería bastante fácil elegir entre estos dos modelos: el PCX si necesitas un mayor hueco o prefieres un asiento más bajo, o el Scoopy si prefieres la plataforma plana o la ligeramente mejor estabilidad de sus ruedas más grandes.
Pero el precio marca una diferencia muy grande (quizás demasiado) a favor del PCX... aunque curiosamente el mercado inclina la balanza ligeramente a favor del más caro Scoopy. A mí también es el que más me gusta, la verdad: su comportamiento enamora y me gusta la plataforma plana porque es más versátil a la hora de llevar bolsas o bultos.