Si hacemos una analogía entre el motociclismo y el atletismo, los pilotos de MotoGP serían los velocistas, los atletas que compiten en los 100 metros; mientras que los pilotos de raids serían los maratonianos. La preparación para la especialidad más dura de las dos ruedas requiere unas características propias ya que hay que trabajar la parte física y la psicológica; y en el caso de un piloto de alto nivel como Marc Coma, ésta está totalmente profesionalizada.
Como nos cuenta su preparador físico, Pau Bertoló, «el entrenamientos de un piloto de rallies está más marcado la periodización que en otras especialidades. Trabajamos según los objetivos que tenga en la temporada, pero priorizando uno por encima de todo, el Dakar. Ese sería el objetivo primordial y los secundarios cada prueba del Mundial de Rallies». Y es que quizás no haya otra categoría del motor en la que una prueba de dos semanas centra toda la atención de los pilotos.
Las rutinas de trabajo de Marc entre prueba y prueba se dividen en cuatro ciclos de trabajo, que se corresponden cada uno con una semana de trabajo. El primero sería de base, acumulando horas de trabajo para conseguir volumen físico. Normalmente son ejercicios de carrera continua o tandas largas en moto sin mucha actividad. En la segunda semana ya se realiza una labor más específica y con mayor intensidad en los ejercicios. El tercero sería un entrenamiento más explosivo, con series más cortas y repetidas. El cuarto y último se realiza con la moto de competición. «Todos son importantes pero los tres primeros ciclos están destinados a este cuarto, ya que tengo que estar preparado para coger la moto», nos comenta Marc.
Los ciclos de trabajo varían en función de la carrera que se prepare, con un estudio previo del terreno, la climatología o las características propias de cada raid. No es lo mismo afrontar un Dakar que el Rally de Cerdeña, por ejemplo, la más corta del Mundial de Rallies y que se disputa con moto de enduro. Como nos cuenta Pau Bertoló, «los ejercicios de Marc se adaptan a cada época del año y las necesidades de cada carrera. Serían más cortos y explosivos si nos enfrentamos en el caso de Cerdeña donde se requiere mucha fuerza, agilidad y velocidad de movimientos encima de la moto; y más largos y constantes en un Dakar en el que prima la resistencia del piloto».
En cualquier deporte el tema psicológico es importante pero en los rallies es fundamental, «una pata más en las que se apoya la silla», como define el propio Marc. Y es que el tres veces ganador del Dakar realiza ejercicios específicos en este sentido. «Ejercitamos las rutinas, la motivación y el autocontrol, que no es otra cosa que manejar la tensión y la ansiedad en caso de pérdida por ejemplo».
Marc trabaja una serie de rutinas establecidas que se dan o pueden dar en un rally. «Hay que tratar de automatizar al máximos rutinas como la del vivac, las salidas o los problemas que puedan surgir en caso de pérdida o avería mecánica. Las rutinas pueden ser de los más simples, como acordarse pulsar el botón de potencia en caso de cambio de terreno (de dunas a piedras, por ejemplo), que con la tensión de la carrera podemos olvidar. Aunque sea esencial, son puntos fundamentales que también trabajamos».
Una vez que está en un rally Marc se convierte casi en un robot. «Hay que ser muy metódico en carrera. Es muy importante ser ordenado y seguir una rutina antes y durante la carrera, porque lo que se te haya olvidado antes de salir nadie te lo podrá llevar. Esto no termina una vez que te bajas de la moto, ya que es importante cumplir con los ejercicios de recuperación e hidratación».
Como deportista de alto nivel, Marc Coma tiene asistencia del CAR (Centro de Alto Rendimiento) de Sant Cugat en tres apartados: médico, psicológico y nutricional. «Está todo muy controlado, me hacen un seguimiento anual, con dos pruebas de esfuerzo y dos o tres estudios de antropometría para averiguar los niveles de grasa y musculatura. A partir de los cuales me controlan el consumo calórico, en función de la intensidad de entrenamiento que esté desarrollando y los dietistas configuran mis menús. Pero no hace tanto controlo mi alimentación, empecé hace 4 o 5 años y desde entonces he perdido bastante peso y he mejorado a nivel de recuperación física y en cuanto a lesiones musculares».
Los rallies son pruebas de resistencia, por ello no existen prácticamente alimentos prohibidos: «en nuestro caso los dietistas no son muy estrictos (no me peso la comida, como pan…) y los domingos los tengo libres. Necesito un buen porcentaje de grasa para que en un cierto momento pueda tirar de estas reservas si lo necesito. Si no tuviera este depósito de grasa en carrera, malo. Los menús son semanales y dependen de la época del año. Lo normal es cambiarlo cada dos meses, pero manteniendo el mismo aporte calórico. La semana previa a la competición hacemos un menú específico y una vez en carrera tenemos las limitaciones lógicas, dependiendo del país en el que te encuentres. Aunque lo más normal es comer lo que puedas y cuando puedas».
«Prácticamente todo el trabajo cardiovascular lo hago encima de la bicicleta. Antes lo hacíamos de pie, pero es más saludable y divertido ahora. Normalmente trabajo con bici de carretera ya que la utilizamos para hacer tiradas largas, que pueden ser de 5 horas y unos 120 km, aunque a veces también me ejercito con la bici de montaña. Las series y ritmos cortos los hago en moto de enduro. En una semana normal (variaría en función del ciclo en el que nos encontremos) trabajamos en tres apartados: bici, moto y gimnasio, pero no los mezclo a diario. Trabajamos cada día con dos de ellos. Normalmente gimnasio o moto por la mañana para desarrollar el músculo y poder afrontar tandas largas de bici por la tarde».