Cuando son adolescentes, los pilotos de motociclismo se pueden dividir en dos grandes grupos. Por un lado, están los que sueñan con llegar al Campeonato del Mundo, que son la gran mayoría. Por el otro, están los que tienen como objetivo final ganar tantos títulos de MotoGP como les sea posible. El cántabro Brian Uriarte pertenece a este segundo grupo.
Para estar en este segundo grupo, hacen falta dos cosas: decirlo y demostrarlo. El joven Brian ya lo verbalizó cuando entró en la MotoGP Rookies Cup el pasado 2024, pero antes de eso ya lo venía demostrando. Cuando quieres volar sobre dos ruedas a 300 kilómetros por hora, las palabras se las lleva el viento igual de rápido y son los resultados los que hablan.
Los resultados de Uriarte hablan a voces desde hace ya muchos años. Procedente de un territorio poco dado a producir pilotos como es Santander, creció en una familia muy motera y con un padre semiprofesional de la competición; y a los siete años ya empezó su colección de campeonatos catalanes de dirt track. Con nueve ya ganó el título mundial de Supermoto 65.
Todo ello mientras competía en velocidad, donde su primer título fue el Campeonato de España de GP110. Era 2018 y apenas tenía diez añitos, pero el paso siguiente lógico era el ESBK y allí se plantó para ser, en su primer año, subcampeón español de Moto4 a 13 puntos de Ángel Piqueras, casi dos años mayor que él. Un año después, arrasó.
Dominado el nacional puso rumbo a la European Talent Cup, donde pasó tres años sumando victorias y podios, pero esta vez sin el título. Aun así, en 2024 entró a formar parte del nuevo proyecto de Emilio Alzamora, que tomó la decisión de esperar a que tuviese la edad legal para debutar en el JuniorGP, aunque eso implicase perderse más de media temporada.
Eso le permitió centrarse en la MotoGP Rookies Cup, donde no tardaría en dar sus primeros golpes sobre la mesa: podio en su primer fin de semana y victoria en el siguiente. Apenas dos puntos le impidieron ser campeón en su primer año, y todo ello mientras saldaba su primera ronda del JuniorGP con un segundo puesto y una victoria.
Con esos mimbres, para 2025 era prácticamente una obligación seguir los pasos de José Antonio Rueda, Ángel Piqueras y Álvaro Carpe y conseguir ambos títulos. Cuando eso pasa, la gestión de la presión pasa a ser lo más difícil, pero hay pilotos que parecen haber nacido para eso: como si nada, el santanderino comenzó ambos campeonatos con sendas victorias.
En el JuniorGP comenzó paseándose con tres consecutivas y amasando una renta que ya nadie pudo enjugar; mientras que, en la Rookies, combinó cal y arena hasta la hora de la verdad, cuando enlazó tres triunfos para ser campeón. Para muchos, este doblete sería un sueño. Para Brian Uriarte, es lo que tocaba. Como dejar un informe sobre la mesa y pasar a la siguiente tarea: el Mundial.
