Aquella inolvidable carrera del Gran Premio de La Bañeza de 1968
“¡Atención! ¡Motores parados! Faltan treinta segundos! La orden dada por el Director de Carrera inmoviliza pilotos y motores; el silencio en la línea de salida es absoluto, los nervios en tensión, pendientes del banderazo que marcará la salida…"
