Jonathan Rea, el aburrimiento y la bendición de la parrilla invertida

La superioridad del norirlandés deja sin emoción sábado, pero el domingo vuelve.

Nacho González

Jonathan Rea, Michael van der Mark y Marco Melandri (Foto: Gold & Goose)
Jonathan Rea, Michael van der Mark y Marco Melandri (Foto: Gold & Goose)

Desde una perspectiva pura y exclusivamente resultadista, el sábado y el domingo en la ronda de la ribera del Rimini en el Mundial de Superbike 2018 tuvieron idéntico saldo: 25 puntos para Jonathan Rea y un paso menos hacia el cuarto consecutivo. Huyendo de dicho resultadismo, la realidad es que las formas de cosechar esos 25 puntos no tuvieron absolutamente nada que ver.

Los primeros 25 fueron un auténtico paseo. Rea ha llegado a un punto de superioridad en el que perder la Superpole por un puñado de milésimas ante su compañero Tom Sykes no alcanza ni la categoría de anécdota. No es que Sykes ya tenga claro que partir primero no le coloca como favorito a la victoria, es que ya no le convierte en favorito ni para salir en cabeza de la primera curva.

En Misano lo volvió a hacer. Una gran salida le permitía tomar el mando en la primera curva, y adiós. Una superioridad insultante traducida en un aburrimiento supino en lo que se refiere a la emoción por saber el nombre del ganador. La novena sinfonía del año volvió a ser un solo; tan solo como el café que se precisaba para sostener las pestañas durante el visionado de la carrera.

Porque tampoco a su espalda se desarrolló ninguna fiesta. Mientras Sykes se diluía cual azucarillo en el mencionado café, Eugene Laverty aprovechaba la inercia de Laguna Seca para sumar un nuevo podio tras cometer un error que le costó un escalón, y que de rebote permitió a Chaz Davies perder sólo cinco puntos con Rea, que sigue sumando de 25 en 25.

Jonathan Rea, el aburrimiento y la bendición de la parrilla invertida

Jonathan Rea (Foto: Gold & Goose)

Si los primeros 25 fueron un paseo, para hacerse con los segundos 25 tuvo que picar piedra de lo lindo. Aquí hay que dar infinitas gracias a la parrilla invertida. Un invento que, si bien no cambia drásticamente la jerarquía del Mundial de Superbike, si desordena las piezas y otorgar una dosis extra de incertidumbre en la contemplación del recolocado de las mismas.

Hay que reconocerlo. En el Mundial de Superbike hay dos tipos de rondas: las que Rea tiraniza sin piedad y las que no. Y, en el caso de las primeras, lo único que pone un punto de pimienta en el guiso dominical respecto al soso estofado sabatino es la implementación de la parrilla invertida: un golpe en la mesa que descoloca los ingredientes y obliga a Rea a reinventar la recta para sacar adelante el menú.

Que al final logra un emplatado perfecto, cierto. Pero el proceso es mucho más divertido. La lucha con Marco Melandri tuvo su aquel, y la incertidumbre en los últimos giros con Michael van der Mark tampoco estuvo del todo mal. Viniendo de un espectáculo como el de MotoGP en Assen todo sabe a poco, pero comparado con lo vivido 24 horas antes parecía la fiesta del adelantamiento.

Para colmo, la parrilla invertida le da más réditos. Porque en la primera sólo le metió cinco puntos a Davies, pero en la segunda fueron doce. 17 más que le ponen con 92 de ventaja antes de las vacaciones, con 200 todavía en juego. Según lo que haga en Portimao, podrá ser campeón en Francia o Argentina.

Jonathan Rea, el aburrimiento y la bendición de la parrilla invertida

Clasificaciones generales después de Misano

Los datos son demoledores: es la cuarta vez en su vida que enlaza cuatro triunfos; ya es el tercer piloto de la historia que gana al menos diez carreras en tres temporadas distintas; el segundo que gana al menos seis veces en cuatro circuitos distintos (Assen, Imola, Chang y Misano); y con Misano ya son seis los circuitos en los que ha repetido doblete. De propina, coloca a Kawasaki en el segundo lugar histórico de victorias con 120, superando las 119 de Honda y quedándose sólo detrás de las 341 de Ducati.

La inversión de la parrilla ha sido una inversión en espectáculo, lo que se ve con los pilotos que acompañaron a Rea en el podio: Chaz Davies y Eugene Laverty el sábado, Michael van der Mark y Marco Melandri el domingo. Cuatro huecos ocupados por cuatro pilotos de tres marcas distintas.

Para los españoles no ha sido, ni de lejos, el mejor fin de semana. El sexto puesto de Xavi Forés el sábado resultaba ilusionante, pero el domingo su Ducati dijo basta cuando había comenzado la carrera al mando. Al final, apenas diez puntos a la saca. Román Ramos saldría con cuatro (13º el sábado y 15º el domingo), mientras que Jordi Torres se iría de vacío tras una caída el sábado y verse obligado a abandonar el domingo, cuando tuvo que ver una bandera negra con círculo naranja que le indicaba que su MV Agusta tenía algún problema y que tenía que abandonar la pista de inmediato.

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Federico Caricasulo (Foto: Gold & Goose)

WSS: DOBLETE CASERO

Mientras todos los ojos se posaban en los dos candidatos al título –Sandro Cortese y Jules Cluzel-, los pilotos de casa encontraban en el calor del público de Misano las décimas que les permitían eclipsarles por un día para brindar a los suyos un bonito doblete, encabezado por un Federico Caricasulo que no tuvo rival y que demostró, una vez más, que posee una velocidad envidiable digna de un potencial campeón del mundo. Ay si la sacara más a menudo.

Junto a él estuvo el díscolo Raffaele De Rosa, abonado al tercer puesto en las últimas carreras y que frente a su parroquia se creció lo suficiente como para escalar una posición con su MV Agusta, la única moto capaz de inmiscuirse realmente entre las Yamaha. Tercero sería Sandro Cortese, más líder al finalizar delante de Jules Cluzel, cuarto al venirse abajo tras un inicio efervescente. Brilló también el invitado Stefano Valtulini, que acabaría por el suelo, igual que el español Nacho Calero, que continúa sin puntuar en este 2018.

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Manuel Bastianelli escoltado por Mika Pérez y Manu González (Foto: Gold & Goose)

SSP300: INVITADO EXCEPCIONAL

No iba a ser la de Caricasulo la última alegría del día para el público italiano, ya que el invitado Manuel Bastianelli se hacía con la victoria de forma excepcional en una carrera de Supersport 300 que por fin volvió a sus orígenes, con un grupo inmenso hasta la última vuelta y la carrera decidiéndose por milésimas. Concretamente 33, las que separaron de la victoria a un Mika Pérez que –aunque tarde- por fin parece haber reencontrado sus sensaciones.

Completó el cajón un Manu González que se estrena en el mismo, y que se consolida como el gran talento de futuro de una categoría en la que volvieron a estar en el grupo inicial tanto María Herrera, que acabó sexta y que poco a poco se va consolidando en el top ten; y Ana Carrasco, que con una discreta décima posición escapó de una criba de ceros que afectó a casi todos sus perseguidores. Se salvó el alemán Luca Gruenwald, que se pone segundo en la general a 16 puntos con dos carreras por delante. Entre los españoles no acabaron ni Borja Sánchez ni Dani Valle.

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Markus Reiterberger (Foto: Gold & Goose)

STK1000: REITI LES DEJA SECOS

Vuelve la pista seca, vuelve Markus Reiterberger a la victoria. El alemán lleva cuatro en seis carreras y, de no ser porque en las otras dos se quedó fuera del podio, tendría el título ya a punto de caramelo. Si no lo tiene es porque el chileno Maxi Scheib está haciendo gala de una regularidad increíble y, con su segundo puesto en Misano, ya lleva cinco podios consecutivos y sigue acechando: está a sólo 14 puntos en la general.

Tercero entraba un renacido Riccardo Russo, cuyo resurgir llega tarde pero llega. El cuarto era Roberto Tamburini, que se pone a 27 puntos de ‘Reiti’ y que ya es el tercero y último en conservar opciones matemáticas de título.