Dicen que ‘el segundo es el primero de los perdedores’, pero en ocasiones cuesta ver así al subcampeón. En algunas, se antoja directamente imposible. Sucede así en el caso del turco Kenan Sofuoglu en este 2017, donde ha finalizado segundo en el Mundial de Supersport, por detrás del nuevo campeón, el francés Lucas Mahias.
Sofuoglu ha terminado la temporada con 161 puntos, por los 190 de Mahias. El galo ha cincelado un merecido título en la piedra de la regularidad, terminando diez de las doce carreras y acabando esas diez siempre en el top 5, contando ocho podios y dos victorias.
Por su parte, Sofuoglu ha logrado ‘sólo’ siete podios. El matiz es que los ha conseguido en ocho carreras, ya que se ha perdido cuatro por lesión. Es decir, se ha perdido una tercera parte del campeonato, y aun así ha sido subcampeón.
Es más, la única carrera que no acabó fue en Aragón, donde se fue al suelo por culpa de Federico Caricasulo, al que no pudo esquivar en su caída. Fue su primera carrera del año tras haberse perdido Australia y Tailandia, y se saldó con un cero. Mientras, Lucas Mahias ganaba y se situaba como líder, erigiéndose desde entonces como el rival a batir.
A partir de ahí, Sofuoglu comenzó a encadenar una exhibición detrás de otra, dejando claro que es el amo y señor de Supersport y que estaba dispuesto a hacerse con su sexto título pese a las adversidades de inicio de temporada.
Así, enlazó cuatro triunfos consecutivos: Assen, Imola, Donington y Misano. Pero fue la del trazado adriático la que valió por cinco. Porque, por más que el turco se reiterase en sus declaraciones en el ‘cholismo’ del carrera a carrera, nunca dejó de pensar en ser campeón. Y, en ese sentido, sus tres primeras victorias tuvieron como réplica el segundo puesto de Mahias.
Recortando de cinco en cinco, la tarea iba a ser muy ardua. De ahí que, en Misano, recortar 25 puntos de golpe por el error de su rival le acercase considerablemente al mismo. Vería su racha cortada en Lausitzring, donde una bandera roja le privó de una victoria que parecía tener controlada. Aun así, fue segundo por delante de Mahias.
Se situaba así a un punto del liderato, al que se auparía en Portimao, donde volvió a ganar al propio Mahias, que una vez más finalizaba segundo. El galo llevaba una victoria, cinco segundos, un tercero y dos ceros. Siempre que acababa lo hacía en el podio.
Por eso, cuando se fracturó la cadera en Magny-Cours, todo parecía estar perdido. Un podio de Mahias en casa le pondría en bandeja sentenciar en Jerez. Sin embargo, el espíritu del ausente Kenan atenazó al francés, que sólo pudo ser cuarto en su casa y quinto en el trazado andaluz.
No habría título hasta Qatar, y allí estaría Sofuoglu. Contra todas las indicaciones, acortó hasta lo indecible el periodo de convalecencia y se subió a su Kawasaki ZX-6R. En Losail, presionó lo que pudo, haciendo una carrera de menos a más hasta llegar al terceto de cabeza y superar a Caricasulo para colarse en el podio. Por delante, Mahias se hacía con su segundo triunfo del año por milésimas ante Jules Cluzel.
No pudo lograr su sexto título, pero absolutamente nadie piensa que la temporada 2017 de Kenan Sofuoglu haya sido la del primero de los perdedores. Ha demostrado ser el más rápido, y sólo dos lesiones han podido con él.
Sin quitar ningún mérito a Mahias, campeón tan digno como justo, Sofuoglu sigue siendo el dueño de ese cortijo llamado Supersport; con máquinas que un día fueron las reinas de las carreteras y que hoy en día están empleadas de forma casi exclusiva en competición.
Nadie tiene la sensación de que Sofuoglu haya perdido el trono. Más bien parece que ha ido a darse una vuelta, que ha dejado sentarse en él al voluntarioso Mahias para recobrar fuerzas y volver a recuperarlo dentro de un año. Seguro que las apuestas no estarán en su contra.
Dicen que la historia nunca recuerda a los subcampeones, pero no es verdad. Cualquiera que haya visto el 2017 de Sofuoglu, remontando a base de victorias y volviendo para obligar a Mahias a no ceder hasta la última recta de meta de la temporada, lo llevará grabado en la memoria para siempre.
En 2018 ya no llevará el número 1, y quizás no adorne el verde y negro con los tonos dorados a los que ya nos ha acostumbrado. Pero Kenan Sofuoglu es un subcampeón de oro puro.