El amanecer ha despertado fresco y luminoso dando muchas ganas de montar en nuestras motos para dar comienzo al tercer día de recorrido dejando a tras Oviedo por la N-634, pasando por Grado, Salas y Tineo, listos para empezar un día enfocado en carreteras de montaña, con estilo de conducción deportivo y requiriendo mucho agarre en nuestros neumáticos.
Desde el principio, los Pirelli Angel ST demostraron un rápido calentamiento también a primera hora de la mañana y encontrando las primeras curvas de la carretera, el neumático ya había llegado a su nivel óptimo de prestaciones.
Pola de Allande ha sido la puerta en dirección de centenares y centenares de curvas, subidas y bajadas de puertos de montaña cómo Puerto del Palo, en medio de un paisaje lunar con nubes blancas que cubrían parte de la valle, caballos salvajes andando a sus anchas por los declives del terreno, cuyo verde sólo se encuentran en estas zonas del norte. Las carreteras pedían mucho a nuestras motos, a nuestros neumáticos, a nosotros mismos pero tumbar, subir y volver a tumbar parecía ser el movimiento más natural y divertido nunca visto.
Seguimos con este ritmo hasta Lugo dónde la hospitalidad gallega nos acogió con una comida reconfortable y la amabilidad de su gente. La tarde del viaje se hizo más corta hasta Santiago de Compostela y allí en el medio de la ciudad se mostró majestuoso y orgulloso delante de nuestras motos el Ángel de nuestro destino, la catedral de Santiago.
Jesús Medina fue el usuario de Motociclismo.se que realizó la ruta, esto es lo que nos comentó al término de ésta.
El día empezó frío y muy húmedo en Oviedo. Según salimos de la capital del Principado empezamos adentrarnos en las reviradas y bien asfaltadas carreteras que discurren paralelas al Cantábrico en dirección a Galicia. Ese trazado con esa climatología nos permitió probar las ruedas en unas circunstancias muy habituales, con poca temperatura y humedad intermitente, pasando el test con muy buena nota. Pese a las bajas temperaturas, el neumático daba la confianza suficiente. En la Kawasaki Z1000 podía abrir gas con la moto tumbada a la salida de una curva con mucha confianza. Cuando perdía tracción, lo hacía de forma muy progresiva al igual que la recuperación, característica esta muy útil en una goma Sport Turismo.
El día se fue aclarando y aumentó la temperatura, lo que nos permitió llegar a Lugo a un ritmo muy elevado continuando por carreteras de montaña que eran ya de curvas claramente más rápidas. Mi persecución de la Triumph del guía de Pirelli con la Kawa fue muy placentera, gracias al buen tacto del motor de la Kawa y a unas gomas siempre previsibles. El perfil muy redondeado de los neumáticos hacía que las motos tuviesen una entrada en curva muy intuitiva y neutra. La única pega, pero achacable a la Kawa era su extraño comportamiento cuando dentro de una curva había que hacer alguna corrección, ya que al tocar el freno delantero la moto tendía a levantarse de una forma muy acusada.
Los últimos kilómetros por autovía con las típicas grandes curvas de Galicia nos permitieron comprobar lo homogéneos que son estos neumáticos. Al llegar a Santiago de Compostela con más de 25 grados y un sol de justicia, pudimos comprobar cómo el neumático estaba realmente blando en su carcasa.