La escuela de mecánicos de competición Monlau Motul Technical School lleva formando a los futuros mecánicos de MotoGP desde 1997. Por sus instalaciones pasan más de 300 alumnos al año inscritos en sus cursos de mecánica de competición, tanto de motociclismo como de automovilismo, donde se forman durante dos años obteniendo conocimientos teóricos y prácticos que les permiten abrir las puertas al mundo de la alta competición. Dentro de su oferta académica también disponen de un Máster de Ingeniería en Motorsport, enfocado a ingenieros titulados que buscan especializarse en automóviles y motocicletas de alta competición, por el que también optan muchos alumnos cada año.
Todos estos futuros mecánicos de competición rematan sus conocimientos realizando un examen final en forma de carrera de 4 horas de resistencia en el circuito de Calafat, en la que los alumnos del último año ponen a prueba todo lo aprendido durante su formación, además de su templanza y su capacidad de gestión del estrés, aspectos clave en el mundo de la competición. El formato de este evento hace que los alumnos tengan que resolver situaciones de carrera reales en un entorno de pruebas que no podría ser más fiel a lo que luego van a encontrarse en el mundo real. Este escenario permite además a los profesores validar los conocimientos adquiridos por los alumnos y ver las capacidades resolutivas y de trabajo en equipo de todos ellos. Y es que, en el mundo de las carreras, no solo es necesario tener los conocimientos precisos sobre determinados funcionamientos o procesos, sino que también se necesita capacidad de improvisación, gestión de estrés y, sobre todo, mucha comunicación y trabajo en equipo.
La prueba definitiva para ser mecánico de MotoGP
El formato de carrera elegido para exprimir los conocimientos de los alumnos son 8 equipos formados por dos pilotos que durante 4 horas tienen que realizar 6 paradas obligatorias o “mandatory pit stop” en boxes, en las que se requieren una serie de procesos de montajes y desmontajes obligatorios, unido además a un máximo de 4 litros de gasolina por repostaje. Con estas premisas la velocidad de los mecánicos en cada parada y la estrategia de carrera son las claves para conseguir una buena posición final, siendo los dos pilotos meramente accesorios. Es decir, un equipo con dos pilotos 5 segundos más lentos por vuelta que el resto, si sus mecánicos son los más rápidos y su estrategia de carrera es la correcta, ganarán sin demasiadas dificultades. El tiempo más rápido conseguido por un equipo en realizar todos los procesos de obligado cumplimiento en el “mandatory pit stop” fue de 3 minutos y 37 segundos, mientras que la media de tiempos del resto de los equipos estaba en torno a 4 minutos 30 segundos. Esto quiere decir que eran un minuto más rápidos por cada parada, tiempo que luego es imposible de recuperar en pista de mano de vueltas rápidas de los pilotos, y esto es precisamente la belleza de este evento, que pone la victoria en manos de los alumnos.
Para esto, los equipos se forman con un piloto o expiloto y un periodista, y se les asigna un equipo compuesto por entre 6 y 8 alumnos con un jefe de equipo y dos o tres alumnos del máster, siendo estos los encargados de la estrategia, estructura que se repite en los 8 equipos. Previamente los meses antes de la carrera, cada equipo ha ido preparando su moto para llegar a la carrera con la moto lo más a punto posible. La moto en cuestión se trata de una Honda CBR600RR MFV5, que resulta increíble las prestaciones y el funcionamiento que es capaz de transmitir, gracias en parte también a los accesorios de competición que monta, como el embrague antirrebote EVR, escape SC Project, bomba de freno Accossato, con pastillas, latiguillos metálicos y discos Galfer de 310 mm, horquilla delantera telescópica invertida Showa con cartucho HMAS, amortiguador Öhlins, centralita Rapid Bike Racing, quickshifter, tecnología de adquisición de datos 2D…
Todos esos añadidos, además de mejorar las prestaciones puras de la moto, hacen que se pueda modificar mucho más su comportamiento, ajustando de manera mucho más precisa cada sistema al gusto del piloto. Nuestros ajustes consistieron primero en colocar semimanillares, asiento y estriberas a nuestro tamaño y en hacer que la moto entrara un poco mejor en curva, haciéndola más ágil trabajando en horquilla y amortiguador. El rendimiento de la Honda fue impecable durante todo el evento, sintiéndose como una moto mucho más actual en todos los aspectos. Motor, suspensiones, sensaciones de aplomo y manejabilidad… todo de una calidad de sensaciones extraordinaria. Tanto que abrió la puerta a la posibilidad de comprarme igual para tenerla para ir solo a hacer tandas en circuito, pero eso es otra historia.
Monlau Endurance Race, la carrera
El formato de carrera con entrenamientos libres y cronometrados el primer día y carrera el día siguiente, sigue el formato de competición tradicional, haciendo el evento lo más real posible en todos los sentidos. El primer día de entrenamientos se aprovecha para realizar la puesta a punto a la moto cambiando los reglajes y haciendo las modificaciones necesarias por parte de los pilotos. Aquí los alumnos comienzan también a entablar esas relaciones mecánico-piloto que luego marcaran el resto de sus carreras profesionales. Una vez realizada la puesta a punto y con la moto lista para la competición, solo queda establecer las paradas que se realizarán y los procesos a realizar en cada una de ellas y, si todo va bien, terminar las 4 horas sin incidentes realizando solo las paradas obligatorias y alguna más para repostaje.
Pero en el mundo de la competición de resistencia siempre ocurren cosas, con el añadido además que este año la lluvia hizo acto de presencia cayendo copiosamente durante el día de entrenamientos, donde tuvimos que rodar con neumáticos de lluvia. En mi caso lo hacía por primera vez y he de decir que el agarre es más del que habría podido imaginar, teniendo mucho más marcado el límite psicológico que el real por deslizamiento de las ruedas. Es decir, podría haber inclinado mucho más de lo que lo hice sin sentir pérdida de adherencia, pero con el asfalto con una capa de agua, mi cerebro habría necesitado unas cuentas horas hasta que se hubiera convencido de que los límites de inclinación eran otros.
Una vez superado el día de entrenos el buen tiempo acompañó en la carrera, que se desarrolló con el asfalto seco, lo que permitió disfrutar de la experiencia de forma completa y los chavales pusieron poner a prueba todas sus habilidades y sabiduría en un entorno idílico. Para ellos, además de un examen y una experiencia inolvidable, es ver de primera mano el futuro que pueden conseguir si desarrollan su actividad profesional en el mundo de la competición.
En el caso de nuestro equipo, diversos problemas mecánicos con la electrónica hicieron que tuviéremos que realizar más paradas de las necesarias para resolverlos, por lo que el resultado no fue del todo bueno. Pero el hecho de tener que solucionar todo lo que iba ocurriendo, sacar conclusiones primero y reparar y ajustar después, gestionar el estrés de las paradas extras y resolver todo lo que acontecía, seguro hizo que su aprendizaje y el nivel de intensidad de la experiencia fuera mayor, aprendiendo todavía más a trabajar en equipo y a valorar más la organización y la comunicación entre ellos.
Saber entender la filosofía del mundo de la competición también es clave para ser un buen mecánico. El equipo ganador realizó un total de 128 vueltas al trazado de Calafat, seguidos del segundo y tercer equipo con una y dos vueltas menos respectivamente. Pero en este evento el resultado es lo de menos, en la Monlau Endurance Race se viven todos los sueños posibles dentro del mundo del motociclismo, tanto el de ser piloto por un día como el caso de los periodistas que asistimos, como el de ser mecánico del más alto nivel para los alumnos de la escuela, que salen preparados para el mundo de las carreras de la mejor forma posible.
La Monlau Endurance Race es un evento único en el que el foco principal es que los alumnos de último año del curso de mecánica de competición de motos vivan de manera real lo que es formar parte de un equipo de carreras. Ellos son los protagonistas de una carrera que les sumerge en el mundo real de la competición donde, además de tener que dominar todo lo aprendido sobre mecánica y puesta a punto durante el curso, tienen que tratar con los pilotos, coordinarse entre ellos, gestionar el estrés, trabajar en equipo y, sobre todo, trabajar con el cronómetro en la mano.
Estos dos últimos puntos son los más relevantes en este evento, ya que los conocimientos una vez aprendidos son para todos igual, pero las situaciones de carrera pueden ser muy caprichosas y dominar tanto uno como otro es clave para ser un mecánico apto para MotoGP o Superbikes por ejemplo. No es lo mismo apretar un tornillo tranquilo en la escuela o en el garaje de tu casa, a tener que hacerlo en carrera cuando el piloto está esperando a salir a pista para no perder una posición buscando los límites de la moto. Por otro lado, el valor del trabajo en equipo lo ven en los primeros compases de carrera.
Ponerse de acuerdo todos y que cada miembro trabaje de forma independiente pero perfectamente engranado y conectado con el resto es de vital importancia para que todo funcione. Si aparecen dudas o preguntas durante cualquiera de los procesos que se realizan en el box hay una alta probabilidad de que algo salga mal. Cuando un equipo trabaja en armonía con todos los mecánicos coordinados y conectados, todo marcha a la perfección, pero si un eslabón falla, todo se cae. Era muy curioso ver los diferentes ambientes en los equipos, allí donde había eficiencia paz y armonía se rodaba delante, si había dudas o fallos reinaba el caos por momentos hasta recuperar otra vez la senda del trabajo bien hecho.
El mundo de la competición es imprevisible y siempre pone a prueba los nervios y la templanza de los más estoicos. Si todo sale bien y la carrera transcurre sin incidentes es fácil mantener todo en funcionamiento y en calma, pero cuando aparecen imprevistos o problemas mecánicos no es fácil mantener la compostura y ser eficiente solucionando cosas bajo presión, y esto es precisamente lo que más se trabaja en este evento. Con todas estas sensaciones probadas y vividas de primera mano los alumnos salen listos para enfrentarse el mundo real de las carreras de motos del más alto nivel.
