Ago TT, la mejor preparación sobre la MV Agusta Brutale que verás hoy

Ago TT es un encargo de MV Agusta a los californianos de Deus Ex Machina

Carlos Domínguez | Foto: Deus ex Machina

Ago TT, la mejor preparación sobre la MV Agusta Brutale que verás hoy
Ago TT, la mejor preparación sobre la MV Agusta Brutale que verás hoy

La Ago TT es la última obra presentada por los preparadores de Deus Ex Machina de California. Ha sido armada por Michael Woolaway después de que MV Agusta pusiera a su disposición una MV Agusta Brutale 800RR para hacer, en esencia, lo que le diera la real gana.

Después de la presentación de la MV Agusta de Zagato y la pila de críticas que ha recibido, la Ago TT viene a calmar a aquellos que pensaron que en Varese habían perdido el rumbo. Y es que a pesar de que sobre gustos no hay nada escrito, las reacciones de los lectores han sido mayoritariamente negativas.

La Ago TT recupera el estilo de los años 70 de las motos de competición (con un toque a SBK al ir desnuda) rindiendo homenaje a Giacomo Agostini y sus 10 victorias logradas en el trazado de la Isla de Man entre 1966 y 1873 1973. En un primer vistazo destaca por encima de todo un depósito inusual, estirado y de formas negativas; con enormes surcos creados a mano para hacer sitio a las rodillas del piloto.

”El arma secreta de MV era Primo Selotti, que venía de la industria aérea con unos depósitos revolucionarios que no sólo eran preciosos, sino que eran súper aerodinámicos con una ergonomía pensada para encajar con el piloto. Estaban pensados para ir rápido”.

Decía el propio Michael que ha sido el depósito más complicado que ha construido jamás al estar formado por siete piezas distintas de aluminio. De hecho, tuvo que tirar a la basura la primera versión.

Y es que a pesar de su apariencia recta y lineal, la Ago TT luce sublime gracias a las curvas que recorren el conjunto hasta llegar al sistema de escape, un silencioso 3-2 también artesanal montado a partir de 30 pequeños cortes para dar con la curva perfecta.

La atención al detalle es insultante como podemos ver en las juntas del tacómetro Scitsu, donde aparecen pequeñas piezas de cuero. El sistema de frenos lo firma Beringer sin perforaciones en el disco para dar un semblante más retro, vesmo también un muelle trasero Öhlins y unos slicks de Pirelli, puesto que esta moto carece de iluminación alguna y no puede ser matriculada. Pero llegados a este punto, ¿merece la pena tener semejante belleza sólo para rodar en circuito?