Así es, entre Valladolid, Aranda de Duero, Somosierra y Segovia, hoy en día delimitadas por sendas carreteras nacionales que evitaremos en nuestra ruta, se despliega un amplio cartel de fortalezas, que sirvieron para la conquista y reconquista de esta tierra, entre musulmanes y cristianos. Y luego, como ya sabemos y por no faltar a la tradición de “aquí mando yo", nos metimos en una serie de guerras del medievo peninsular. Fortalezas y castillos situados estratégicamente se levantaron y destruyeron sucesiva e interminablemente, dejando una increíble superposición de estilos arquitectónicos en diferentes épocas. Resulta complicado elaborar una ruta de fin de semana, donde podamos recorrer toda esa variedad de paisajes urbanos y rurales, y además buscar un entretenido recorrido para disfrutar con nuestras modernas y motorizadas cabalgaduras.

Decidimos iniciar el día tomando un café justo al lado de Santa María la Real de Nieva, y ser los primeros en visitar el asombroso claustro a primera hora de la mañana, en paz y soledad. Un paseíto por el pueblo, sin dejar de visitar la plaza de toros más antigua de España, fue un feliz inicio de viaje. Ya con cuerpo entonado nos dirigimos al Castillo de Coca, con su inconfundible y rojiza estampa que se destacaba desde lejos. La Villa de Coca, con inveterado y prolífico pasado, ya desde la Edad de Hierro, fue cuna, entre otros, del emperador romano Teodosio I el Grande. No dejad de ver la Torre de San Nicolás y la blasonada puerta de entrada a la villa.

Al salir de aquí, unas curvitas chulas en la captura del río Voltoya por el Eresma. Los alrededores de Fuente del Olmo conforman uno de los mejores y más bonitos ejemplos de laTierra de Pinares. Nos dirigimos hacia el Castillo de Cuéllar por la SG-342 para disfrutar de una excelente ciudadela fortaleza, toda una villa medieval, que resurgió tras ser arrasada por Almanzor, y está declarada como Conjunto Histórico. El majestuoso castillo de los duques de Alburquerque, se alza como infranqueable fortaleza al Este de la villa y al Suroeste como elegante palacio gótico renacentista. Llena de edificios históricos y simbólicos, así como puertas en su gran muralla, no dejaremos de visitar el núcleo conocido como “la isla mudéjar": construcciones civiles y religiosas construidas por los alarifes musulmanes que permanecieron en tierras cristianas tras la reconquista.

Nuestro siguiente destino es el vallisoletano castillo de Peñafiel, pero en vez de ir por la directa, tomaremos la SG-P-2041, carretera mucho más entretenida que nos hará pasar por el bucólico entorno de Ntra. Sra. del Henar. El tramo curveado de Aldealbar nos encantará aunque nos sabrá a poco, y enseguida nos permitirá acceder a la brutal presencia de éste castillo, que preside desde muy lejos los extensos campos de la cuenca del Duero azotados incesantemente por el viento.

Buscamos algo de naturaleza pura y nos dirigimos hacia las hoces del rio Duratón un poco más al sudeste. Sorteamos la carretera más evidente que circula por el valle del mismo río y tomamos dirección Castrillo de Duero, un trazado más entretenido que nos dejará directos en Fuentidueña, otra parada obligada del recorrido con señorial puente que cruza elegante y altivo el Duratón. En San Miguel de Bernuy, tomamos la SG-V2411 que nos mete de lleno en un mar de curvas de toda índole que irán recorriendo el Parque Natural a completo. En Villaseca se encuentra el desvío de tierra de unos 5 kms hacia la Ermita de San Frutos, situada en inmemorial paraje natural.

En el Duratón puedes sentirte señor en la carretera, pero allá donde mires, sabes que el rey es el inmenso buitre leonado.

Seguiremos camino hacia la medieval Sepúlveda, llena de elevadas torres de iglesias que desafían por un lado al cielo y por otro los vastos cortados. Buscando un bonito hotel en www.ruralkaonroad.com, nos encontramos con la grata sorpresa de colocar un broche de oro a nuestra ruta, por un camino más que acertado para el viaje de un motero con actitud. La Serrezuela (SG-V-2331), un puerto escondido de la mano de Dios, que recorre el tramo en dirección Aranda de Duero o las Hoces del Riaza. Una carretera más que rebelde para nuestra pequeña Benelli, un puerto de interés donde la fauna de cérvidos y jabalíes se deja ver en cualquier instante, tramo solitario con poco tráfico y buen firme, nos dejan su centro neurálgico Aldeanueva de la Serrezuela. De aquí por serrano tramo de nuevo, nos dejaremos caer en Carabias, ya en la N-I seguimos camino donde el viento nos lleve. Nos encontramos con la grata sorpresa de colocar un broche de oro a nuestra ruta, por un camino más que acertado para el viaje de un motero con actitud: La Serrezuela (SG-V-2331), un puerto escondido de la mano de Dios, que recorre el tramo en dirección Aranda de Duero o las Hoces del Riaza.

Ficha de la ruta

• Denominación: Tierra de Pinares y Valle del Duero
• Origen: Santa María la Real de Nieva
• Destino: Carabias
• Recorrido: 216 km

No te pierdas

Santa María La Real de Nieva

Se construyó a finales del s. XIV y ha dejado para la posteridad uno de los mejores claustros del románico tardío de toda la geografía peninsular. Sus capiteles, retratan con vívida perfección la sociedad medieval reflejando una amplia variedad de diversas escenas en la vida cotidiana de los estamentos sociales: nobles cazando, clérigos sermoneando, artesanos trasteando, constructores o agricultores. Repasan todos los oficios y no dejan sin visualizar pecados, vicios y tentaciones. Toda una enciclopedia al uso para el pueblo llano, que con detalle exquisito, gran calidad y máximo dinamismo dejan huella de manera imperecedera en la piedra tallada. Bajo sus muros acoge los restos de Blanca I de Navarra, que andaba por allí en misiones de pacificación. Y como singularidad cabe destacar que allí se declaró la Ley de Sta. María, una de las primeras disposiciones legales en defensa de los derechos de la mujer.

Castillo de Coca

Ya desde lejos nos sorprende, peculiar y curiosa, ésta estructura militar que levanta sus almenas de ladrillo contra el cielo. Su construcción gótico-mudéjar de rápida reparación en caso de asalto y, su ubicación sobre un diminuto cerro aportan toda su singularidad. Para su defensa, aprovecha un meandro del rio Eresma por una lado y un profundo foso digno de la imaginación del mas peliculero. Un estrecho y esbelto puente salva la gran altura del acceso a la puerta principal, dándole carácter y señal de inexpugnabilidad. Se construyó en el s. XV por orden Arzobispo de Sevilla y el permiso de la corona de Castilla. En 1928 fue declarado Monumento Histórico Nacional. Y se restauró sobre los años 50, quedando considerado como una de las joyas de España es este estilo.

Castillo de Peñafiel

Peñafiel vigila imperturbable los valles del Duratón y Botijas en confluencia con el río Duero. Convirtiéndose en punto fundamental de la línea defensiva del río frente a los musulmanes. Se sitúa sobre una gigantesca colina que domina con su alargada muralla de 210 m. dotada de grandes torres que la van coronando. Comenzó a levantarse como pequeña atalaya en el s. X, pero no fue hasta el s. XIV cuando se le dio carácter de fortaleza importante, que en distintas guerras castellanas fue demolido y reconstruido. Su arquitectura actual data del s. XV por orden de Enrique IV, y sus últimas obras importantes se realizaran ya en pleno s. XVIII, y nos dejan sus definitivas 30 torres circulares en las murallas y reconstruye los 30 metros de altura de la torre del homenaje.

Hoces del Duratón

Mas que interesante el tajo que le da el rio Duratón a la meseta y nos deja el regalo de unas imponentes formaciones rocosas talladas a golpe de erosión. Un enclave natural que, al margen de la belleza de su geología, es uno de los refugios de fauna rupícola mas importantes del centro peninsular. Varias de las grandes rapaces ibéricas nidifican en sus infranqueables paredes y señorean el cielo durante todo el año. Sepúlveda con su inusitada cantidad de iglesias románicas en tan poco espacio, nos permitirá el placer de un pequeño recorrido y las primeras o últimas vistas de las hoces. La iglesia de San Frutos, situada en medio de un gigantesco meandro, sólo es superada por la espectacular y agresiva ubicación del Monasterio de la Virgen de la Hoz, al que se accede desde Sebúlcor.