Rieju Marathon 125 Competizione

Prueba rápida de la Rieju Marathon 125 Competizione. Hubo un tiempo en el que tener una Rieju Marathon era sinónimo de entrar de lleno en el excitante mundo de las carreras. Con la nueva Competizione, la firma española vuelve dispuesta a dar el golpe en los campeonatos nacionales para motos de 125 4T.

Texto y acción: Marcos Gil Fotos: Jaime de Diego

Rieju Marathon 125 Competizione
Rieju Marathon 125 Competizione

Los más jovencitos no lo recordareis, pero desde mis 32 años te diré que en su día soñaba con tener una Rieju MR 80 en el garaje de casa, y como yo, seguro que muchos de mis contemporáneos.

Eran motos de enduro pulidas a base de experiencia en competición sobre mecánicas Minarelli, como es el caso de la nueva y exclusiva Marathon 125 Competizione. Se trata de una preparación hecha por la propia marca catalana para dar guerra en los campeonatos reservados a este tipo de mecánicas que en cierto modo son el relevo de las maravillosas 80 cc de 2T.

Una forma de revivir una etapa gloriosa de la marca, plagada de victorias en nuestro campeonato de enduro nacional... e incluso fuera de nuestras fronteras.

Receta conocida

Para ello, la marca ha hecho lo que mejor sabe hacer y lo que en su día ya hizo con motos como la mecionada MR o la propia Marathon de principios de los ’80: desplegar alrededor de un motor ajeno una buena parte ciclo, en este caso la mejor que se haya montado sobre las actuales 125 4T.

En realidad, los técnicos de Rieju también le han metido mano al motor Minarelli de agua que equipa. Sin leyes de limitación de potencia a las que ceñirse, han introducido algunos cambios en el propulsor para adecuarlo a su uso exclusivo en competición.

Así, equipa un pistón de alta compresión, un nuevo CDI que te permite elegir entre dos curvas de potencia mediante un interruptor similar al de las Gas-Gas y un silenciador LeoVince de aluminio (con dB killer desmontable y abrazaderas de fibra de carbono).

Además, yo diría, por el tacto de la maneta, que el embrague ha sido reforzado, y para compensar el aumento de rendimiento, le han montado un segundo radiador. Eso en cuanto al motor, pero sin duda es la parte ciclo la que más y mejor ha cambiado respecto a la Marathon Pro 125.

Sin necesidad de modifi car chasis y basculante, este último de aluminio, le han montado una horquilla Marzocchi con barras de 40 mm y regulación de compresión en la botella izquierda y de extensión en la derecha. El amortiguador es un Ollé totalmente regulable sin necesidad de destornillador para la compresión de baja y la extensión, ya que dispone de ruletas dentadas.

Los frenos han mejorado en tacto gracias a la nueva pinza delantera flotante y a los discos firmados por Galfer, de menor diámetro en ambos casos. La tija superior y sus torretas son de aluminio mecanizado y te permiten colocar el manillar, también de aluminio, en una de las cuatro posiciones disponibles.

Los estribos son dignos de toda una enduro de El broche de oro lo ponen una decoración de primera gracias a los adhesivos fi rmados por Uni con el mítico verde como fondo, el cubrecárter de aluminio y un desarrollo más corto (14/62) buscando aceleración en detrimento de la velocidad punta, que aún así supera los 100 km/h según su velocímetro digital.

¡Vaya cambio!

El resultado es una auténtica moto de carreras, modesta en cuanto a prestaciones, pero que ha sorprendido gratamente a todos los que hemos probado por lo bien acabada que está y por el tacto de sus componentes. Con los retoques de motor, que mantiene el arranque eléctrico como único mecanismo de puesta en marcha, éste acaricia los 16 CV en la mejor de las curvas que ha dibujado en nuestro banco.

Según nuestras pruebas estáticas, la mejor combinación encendido/escape ha sido con el db killer puesto e interruptor en la posición «ON» (icono de bombilla encendida), aunque yo diría que en acción la que mejor se adecuaba al enduro era la combinación «ON» pero sin tapón restrictor en el silenciador.

Con esta configuración tienes una mejor curva de par abajo, sin perder la estirada extra del encendido en su posición menos restrictiva, ya que dicha posición «ON» retrasa el corte de encendido 1.000 vueltas.

Ergonómicamente, la Rieju resulta del todo natural, con una estrechez destacable en la zona del depósito (6,1 litros le hemos calculado) y todo en su sitio. Puestos a pedir, yo le cambiaría la puntera del pedal de freno trasero por una de mayor agarre y trataría de esconder un poco más la pata de cabra, muy estable, pero sin seguro y algo saliente cuando va plegada.

Por lo demás, es una enduro muy decente, que ahora prefi ere ir sobre piedras (afloja un poco las suspensiones y pasarás por ellas sin siquiera voltearlas) que por pista o carretera como la Marathon Pro de la que pro... viene.

Los neumáticos Michelin y sus medidas son del todo acertadas y te permiten apoyar el tren delantero con una seguridad con la que cualquier otra 125 4T sólo es capaz de soñar y una mínima tendencia a derrapar incluso sobre pista con arenilla suelta.

Es quizá lo más «frustrante» o menos grato de su conducción, pero ¡estamos hablando de 15 CV! Incluso se atreve con saltos, sin darte por ello la sensación de que se vaya a desmontar al caer. Trialeando con la corta primera velocidad engranada, sigue la línea que le insinúas y tira de sus 112 kg con el depósito lleno sin prisa, aplicando toda su potencia sin levantar ni polvo.

Vas despacio, pero sorprendido de lo que es capaz de subir sin estresarte. En resumen, te confesaré que si antes de verla en vivo no me despertaba nada más que algo de curiosidad, una vez probada te aseguro que no me importaría correr con ella una carrera de su categoría, eso sí, siempre que encontrase un patrocinador, pues vale casi 5.000 €.