Esto ha sido todo, amigos, y no ha sido poco. Salt Lake City ha acogido la ronda definitiva de una campaña de supercross completamente atípica. En circunstancias normales, las series indoor americanas deberían haber terminado ya hace un mes, pero la dichosa pandemia ha alterado todos los planes. La organización encabezada por Feld Motorsport ha tirado de inventiva para sacar adelante el campeonato, disputando las siete pruebas que restaban en un único emplazamiento, el Eccles Stadium de Utah, en apenas veinte días, a ritmo de dos carreras por semana.
Pese a la naturaleza seca y de poco agarre del terreno, el trabajo ha sido encomiable para presentar un circuito nuevo en cada una de las siete jornadas. Condiciones más que válidas para generar carreras verdaderamente emocionantes en las que solamente se han echado de menos las ovaciones del público después de las maniobras más espectaculares.
El AMA Supercross ha sentado un precedente para otros certámenes que han de reanudarse ahora en la época «post-covid», tanto por la organización del calendario como para las medidas sanitarias puestas en marcha (ausencia de público, tests, mediciones de temperatura, limitación de personal, interacción con los medios de forma digital...).
Incluso, también, para mucho después, pues en Salt Lake han sido varios los pilotos que han expresado lo positivo de concentrar tantas carreras en un breve periodo, por el hecho de poder terminar el campeonato en poco tiempo y dedicar el resto del año a descansar o incluso a competir en otros certámenes. Hay que tener en cuenta que, habitualmente, los pilotos de cross americanos compiten desde enero hasta septiembre de forma prácticamente ininterrumpida, primero en supercross y luego en motocross, con apenas cuatro fines de semana libres, llegando a completar más de 30 carreras.
La organización no ha escatimado esfuerzos ni si quiera en la última prueba, en la que se ha presentado un circuito completamente modificado. Ha sido la pista más técnica de las siete vistas en Salt Lake, más revirada y con mayor número de obstáculos, lo que se tradujo en tiempos por vuelta más lentos y un mayor número de errores por parte de los pilotos.
Supercross 450. Salt Lake City 7
Eli Tomac llegaba a la última cita con altas posibilidades de coronarse campeón de la clase reina del AMA Supercross. La renta de 22 puntos con la que llegaba el de Kawasaki significaba que con terminar decimonoveno se aseguraba matemáticamente el campeonato.
La final arrancaba con los pilotos del equipo Husqvarna al frente, y terminaba de la misma manera… Dean Wilson lideraba las primeras vueltas hasta que le superaba su compañero de equipo Jason Anderson, seguido del tercer miembro Zach Osborne. Estos dos últimos iniciaban un pulso de vueltas rápidas hasta que finalmente Anderson conseguía una buena ventaja que le hacía soñar con volver a lo más alto del cajón dos años después de la última ocasión -en 2018, cuando ganó el título de 450-. No obstante, el asiento de su Husqvarna tenía otros planes, que consistían en cambiar de comunidad antes de tiempo y salir despedido de la FC 450 oficial a cuatro vueltas del final.
No es la primera vez que ocurre algo parecido en la última generación de las Husqvarna FC, ya que el asiento se fija al subchasis solo mediante un soporte plástico. Esta solución supone una gran rapidez para tareas de mantenimiento pero resta solidez a la fijación ante ciertas maniobras como el «seat bounce» que tanto se usa en supercross.
El "seat bounce" es una maniobra inversa al "scrub", pues aquí se trata de volar lo más alto posible. Consiste en cual se afrontan la rampa del salto sentado bien atrás en el asiento y cargando mucho peso para comprimir al máximo el amortiguador -y que así rebote con más energía para saltar más alto-. Un gesto técnico y de alto nivel en motocross, pues se suele saltar en pie, de forma que las piernas y las propias suspensiones absorben parte de la rampa. También es una maniobra beneficiosa para mejorar la tracción en saltos de tierra con poco agarre, y Jason Anderson es uno de los más agresivos al emplearla.
Zach Osborne aprovechaba la situación para situarse primero y llevarse su primer triunfo en la clase de 450, mientras que Anderson salvaba una segunda posición un tanto agridulce y seguramente dolorosa para sus posaderas. Dean Wilson se hacía con la tercera posición, con lo que por primera vez en su historia la marca Husqvarna y el equipo Rockstar ha copado el pódium de una prueba de supercross.
Por detrás, las escasas posibilidades de Cooper Webb y nulas de Ken Roczen quedó reflejado en unas actuaciones más mediocres de lo que ambos nos tienen acostumbrados. Bien es cierto que salir en medio del pelotón no les puso fácil la tarea, pero el hecho de que Roczen se conformara con la 7ª plaza, y Webb con la 8ª, refleja que ambos afrontaron la carrera como un simple trámite.
Eli Tomac rodaba un poco más adelantado que ellos, pese a arrancar también desde posiciones retrasadas, pero el de Kawasaki lograba ascender hasta la quinta posición sin arriesgarse demasiado. Una actuación que permitía a Tomac, por fin, coronarse campeón de la clase reina del AMA Supercross, después de varios años debiendo conformarse con el subcampeonato pese a ser casi siempre el que más carreras ganaba. Era el único título que faltaba en su brillante palmarés, que incluye tres títulos AMA Motocross 450 (2017, 2018 y 2019), un AMA Motocross 250 (2013) y un AMA Supercross 250 Oeste (2012), además de 72 victorias en carrera -34 indoor, y 38 outdoor-.
Cooper Webb se ha hecho finalmente con el subcampeonato, por cinco puntos de diferencia frente a Roczen. Anderson lograba ascender a la cuarta posición final, en detrimento de Justin Barcia que ha estado completamente desdibujado en Salt Lake City (8º, 8º, 9º, 9º, 19º, 9º y 18º han sido sus resultados-. Igualmente, Zach Osborne desbancaba a Malcolm Stewart de la quinta plaza final. Deal Wilson, Justin Brayton y Justin Hill han completado el top ten final en el campeonato.
Mención especial para Chad Reed, que obtenía la décima plaza en la final, su mejor resultado en esta campaña de 2020, precisamente en la que a priori ha sido su última temporada en activo –aunque el australiano ha dejado la puerta abierta a alguna participación como wild card en 2021-. De cualquier manera, con sus dos títulos y 44 victorias -4º en la clasificación histórica-, y su habilidad para seguir en la élite a sus 38 años, Chad Reed es una auténtica leyenda del motociclismo en general y del supercross en particular.
Supercross 250 Oeste/Este. Salt Lake City 7
Las dos divisiones de la clase de 250 han deparado enormes dosis de emoción en la última prueba, en la que ambas costas competían de forma conjunta en la final. En la Costa Oeste, Dylan Ferrandis llegaba con siete puntos de diferencia sobre Austin Forkner, mientras que en la Este, Chase Sexton aventajaba en seis a Shane McElrath.
En las mangas clasificatorias ya se iba caldeando el ambiente, con un encontronazo entre Chase Sexton y Colt Nichols en la última vuelta, que terminó con ambos en el suelo. Un lance en el que ambos han tenido parte de culpa, Nichols por cerrar la trayectoria pese a saber que su rival venía por el aire y no tenía ninguna manera de frenar, y de Sexton por intentar un adelantamiento tan arriesgado en una manga clasificatoria en la que no hay puntos en juego.
Más drama, en la manga clasificatoria de la Costa Oeste, no solo por la insistencia de Austin Forkner de enzarzarse «hachazos» con pilotos que no le afectan en la lucha por el campeonato -esta vez con Christian Craig y con Michael Mosiman-, sino por la caída en las primeras vueltas de Dylan Ferrandis que le impidieron lograr el pase a la final y le obligaron a buscarlo en la repesca. El francés se imponía en ella, aunque el daño ya estaba hecho en forma de una pésima posición para la parrilla de salida de la gran final.
El arranque de la final situaba a los aspirantes en una posición ideal, con Shane McElrath primero y Austin Forkner segundo, mientras que Dylan Ferrandis y Chase Sexton rodaban apenas dentro del top ten. Provisionalmente, el título estaba en manos de sus rivales.
Las tornas cambiaron completamente en la tercera vuelta, en la que Forkner sufría una fuerte caída en la que quedaba tendido en mitad de la pista, lo que obligó a la organización a sacar la bandera roja.
La reanudación se iniciaba con Forkner fuera de juego, para ventaja de Dylan Ferrandis que era virtualmente campeón pasara lo que pasara en la carrera. El francés completó una carrera sin arriesgar, incluso pese a tener cerca la posibilidad de terminar en el pódium, pero finalmente prefirió terminar cuarto para asegurarse su segundo título en SX 250 Costa Oeste, igualando así a sus compatriotas Mickaël Pichon y Christophe Pourcel.
Sexton también sacaba beneficio de la nueva salida, al situarse tercero desde el inicio, justo a espaldas de McElrath, quien recurrió entonces a las tácticas de "guerrilla" como última baza para luchar por el título. Una estrategia que quizá no sea la más elegante, pero cuando hay un título y premios millonarios en juego, y en una disciplina tan intensa como el supercross, practicamente todo vale.
El de Yamaha dejó pasar al de Honda para seguirle de cerca, pero Sexton no quería ejercer de diana para un blockpass por parte de su rival, así que le cedió el liderato de la carrera. Shane optó entonces por ralentizar el ritmo para que llegara el grupo perseguidor y congregar un caótico pelotón en el que pudiera pasar de todo. La reacción de Sexton ha consistido en apostar por el distanciamiento social, poniéndose de nuevo al frente y marcando un cambio de ritmo ante el que nada pudo hacer su rival.
McElrath quería jugar al juego de la silla, pero a Sexton se le da mejor el «pilla pilla», que a la postre le ha servido para revalidar el título en la clase de 250 Costa Este. Tanto Sexton como Ferrandis darán el salto a 450 la temporada próxima, un movimiento que también entra en los planes de McElrath –obligado por el reglamento-, aunque ya puede empezar a rezar si quiere encontrar una 450 competitiva en 2021.