Con cierta sensación de vacío y un extraño desasosiego. Así es como estábamos afrontando la segunda mitad del mes de mayo, con el desconcertante sentir de echar en falta algo, sin saber exactamente el qué. La respuesta acudió a nosotros con una simple llamada, cuando al descolgar el teléfono escuchamos la voz de Eloy Martínez, e inmediatamente comprendimos que en esta primavera todavía ¡no habíamos probado la moto de Mastercross! Poco tuvo que convencernos el bueno de Eloy para acudir a conocer la última de sus espectaculares creaciones, sobre todo, cuando nos daba un pequeño avance de las múltiples piezas que había instalado en su nueva KXF 450 ’16.
VERDE ESMERALDA
Cuando por fin nos reunimos en el circuito madrileño de San Agustín de Guadalix, y vemos a la nueva montura de Eloy, comprendemos que esta vez la realidad ha superado a la imaginación: la KXF 450 Mastercross posee una imagen sencillamente espectacular. Tampoco somos nosotros de los que juzgamos las motos sólo por su apariencia, pero en este caso es difícil no quedarse prendados de la lograda estética de nuestra invitada, merced al cambio aportado por los adhesivos y muchas otras piezas que aportan colorido pero sin recargar demasiado, logrando enfatizar la estilizada figura de la KXF 450 ’16 -cuya sobria decoración original no hace justicia al buen diseño del conjunto-. Está claro que Martínez tiene buen gusto para esto de las motos, y tanto es así que en su negocio más de un cliente acude para renovar el «look» de sus motos bajo el criterio de Mastercross.
Pero nuestra protagonista no destaca solo por su cara bonita, sino por las múltiples piezas que buscan mejorar la eficacia y funcionalidad de cada apartado, y en este sentido, igual que el propio modelo original, en la KXF Mastercross encontramos interesantes novedades de reciente aparición en el mercado. Nos referimos por ejemplo a las nuevas tijas Kite, en las que destacada el mecanizado con importante rebaja de material en los laterales, con lo que se consigue aligerar muchos gramos, sin perder rigidez. También son novedad el equipo de frenos Galfer -discos, pastillas y latiguillos- y las estriberas Scar, que suponen el primer modelo de la casa italiana fabricado en titanio. Otro elemento de estreno, el sistema de escape, con lo último de FMF y su conjunto Factory 4.1 RCT. «Nunca había llevado un escape FMF en mis motos, así que esta vez tenía interés en probarlo» nos confiesa Eloy, quien también nos habla, según su experiencia, de los novedosos filtros Funnel Web: «cuando el filtro por fuera ya está muy sucio y tupido, al revisar el interior se nota que no ha pasado ni una mota de polvo, pues la espuma se ve como nueva, cosa que no siempre sucede con los filtros convencionales».
En la máquina de Mastercross hay otros componentes que, tras convencer a su dueño en anteriores campañas, vuelven a repetir presencia, como el manillar Pro Taper Fuzion, las manetas articuladas Pro Taper, las ruedas completas Prostuf, y la puesta a punto de motor y suspensiones a cargo de Álvaro Elizalde de ER-4. En el motor, se ha trabajado en afinar los conductos de la culata, optimizar el flujo de aire en la admisión –recortando el portanúmeros derecho- y modificar el mapa de la centralita para dar con la respuesta deseada por Eloy -entrega más progresiva en bajos y más elástica en altos. Por su parte, en las suspensiones, ER-4 ha realizado su ritual de intervenciones técnicas: sustitución de aceite –Showa-, retenes y casquillos de fricción, seguida de la modificación del «setting» hidráulico y el neumático.
MEZCLA EFECTIVA
Sugestionados o no por la apariencia de nuestra verde invitada, lo cierto es que esta supone la moto de Mastercross que mejor sabor de boca nos ha dejado en los últimos años. Tal opinión está basada en que, esta vez, nos ha resultado muy fácil y más rápido conectar con ella en la pista, sintiéndola no solo como un compendio de muchas piezas instaladas en una moto, sino como un conjunto bien lógico, equilibrado, cohesionado y que supera globalmente al modelo de las tiendas. Al subirnos a ella, pronto nos acomodamos a un puesto de mandos en el que el manillar queda bastante elevado, pero cuyo diseño de las punteras permite una notable facilidad de manejo en curva. El asiento aporta mullido cómodo y buen agarre, y los mandos plantean un accionamiento fantástico, especialmente el embrague, en el que ha desaparecido el tacto duro del modelo de serie, y Eloy nos explica por qué: «el embrague está de serie, salvo la tapa Hinson, pero que solo añade más resistencia. En realidad, la mejora del tacto se logra simplemente con la maneta Pro Taper». También nos llama la atención la buena sensación de ligereza que aporta la «44», tanto en parado como sobre todo en la pista. Más tarde, en la báscula de nuestro Centro Técnico, verificamos los 105,9 kilos en vació de esta KXF, que son dos más que la de serie, pero pocos si tenemos en cuenta el medio centenar de piezas extra.
Una vez en marcha, las suspensiones y los frenos se revelan como los dos apartados más mejorados frente a la Kawa estándar. En ésta, el freno delantero resulta un tanto impreciso en ocasiones, mientras que en la KXF 450 Mastercross disfrutamos de un freno más potente pero que, a la vez, también resulta más dosificable y progresivo, al estilo de las motos «factory». En la horquilla delantera también disfrutamos de un salto cualitativo muy importante. Sobre todo, porque hemos conocido de primera mano que en la Showa TAC es posible mantener su natural resistencia a los topes de recorrido, pero que, ¡por fin!, también se puede acompañar de una gran sensibilidad inicial ante el bache pequeño y mediano. En ER-4 han logrado tal equilibrio en la KXF «E44», que hace gala de una horquilla de jugosa absorción ante cualquier tipo de obstáculo, siempre con un tacto progresivo y muy suave. Detrás, la mejora se aprecia en que la zaga de la moto no trabaja tan hundida, y se disfruta de un tren trasero más vivo, rápido y eficaz, pero sin restar equilibrio al chasis -óptima estabilidad, gran manejabilidad-.
La respuesta del motor nos indica que difícilmente se podría haber aproximado más al comportamiento que se pretendía inicialmente. De la moto de Martínez nos ha gustado sobre todo su eficacia en bajos, en la que al principio se detecta un talante más dulce y progresivo a muy pocas vueltas, que aporta mucha confianza para redondear las curvas siempre con un poco de gas. Pero a medida que pasan las vueltas comprobamos que esa dulzura aparece solo cuando la necesitamos, pues si optamos por una conducción más agresiva y alegre con el gas, pronto reconocemos el genial empuje que ofrece la 450 de Akashi en bajos y medios. Desde luego, esta puesta a punto añade una gran versatilidad, pudiendo encontrar contundencia si queremos «guerra» ante un terreno con buen agarre; o disfrutar de una eficacia más pausada, casi como con «control de tracción», ante superficies más deslizantes. El último visto, en la lista de objetivos a cumplir, lo encontramos en la respuesta en altos de la KXF 450 Mastercross, cuyo motor ofrece una estirada más prolongada, con cese de potencia más tardío que en el modelo de las tiendas. Y no es simple percepción nuestra, en el Banco de Potencia nuestra invitada ha rendido una potencia máxima de 53,7 caballos a 9.140 rpm., medio caballo más que el modelo de serie.